Los educadores en Venezuela se convirtieron en los últimos años en uno de los sectores peor pagados en el país, lo que ocasionó la ‘fuga’ de cientos de profesores.
Por Fátima de Oliveira – Te lo Cuento News
“Volver a Venezuela es lo que uno más anhela, pero también hay que ser agradecidos con Colombia que nos abrió las puertas”. Con esas palabras Johan Emidio García Graterol habla sobre la idea de regresar a su país. Pero sabe que su futuro está en Colombia. Al menos por ahora.
Es por eso que también quiere dejar su granito de arena en el lugar que lo acogió. Su objetivo es ser un trabajador, responsable y determinado. Ejerció durante 13 años como profesor en Venezuela, una profesión poco valorada (y mal remunerada).
“Decido emigrar por la situación país; era el momento de hacerlo. Ya era muy duro trasladarme a mi sitio de trabajo, la inseguridad por los robos era tremenda. Mis hermanas ya habían migrado, entonces quedarme sin compañía, sin el calor de ellas, fue muy duro”.
El viaje a Colombia no fue fácil; despegarse de lo que le apasionaba no fue fácil, sin embargo, se llenó de valentía y lo hizo. “Lo que importa es que llegué bien a Colombia”.
Nació en Maracay, estado Aragua, estudió en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) para ser profesor en la especialidad Educación Comercial. También sacó un magíster en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNERS).
Aunque de pequeño quería ser abogado, la posibilidad de enseñar a otros se convirtió en su sueño definitivo. Pero Johan, de 35 años, no solo es educador, también estudió administración y contabilidad, para abrirse paso económicamente y poder estudiar lo que quería.
Pese a sus planes, el destino lo llevó a fronteras nunca antes pensadas. Ahora está en el departamento Quindío, en el centro-oeste de Colombia, trabajando como administrador en la Finca Hotel Las Pirámides, donde realiza toda clase de funciones: control de manejo de la recepción, trámites de reservas, cuentas, contabilidad y organización de eventos.
La docencia: Una hermosa vocación
Su cualidad de migrante lo obligó a reinventarse para subsistir. Aunque ahora se dedica a algo completamente diferente, no pierde la esperanza de regresar a las aulas de clase y encontrarse con esos rostros siempre ávidos de conocimiento.
“Mi trayectoria como profesor me hizo más humano en todos los sentidos. Estar al día con los jóvenes y los colegas, eso es realmente enriquecedor”.
Tras seis años viviendo en Colombia, ha experimentado muchos obstáculos. Entre los problemas para homologar sus estudios y la desmotivación que genera la apatía de algunas personas, lo más difícil para Johan es la espera. El no saber cuándo volverá a ejercer como educador.
Mientras tanto, trabaja incesantemente para abrirse camino en Colombia. Aunque quisiera volver a dar clases, lo que más le apasiona es superar retos. A su juicio, emigrar y adaptarse a otro país es la parte más difícil, pero lo que aligera la carga es creer en uno mismo y confiar en que todo saldrá bien al final.
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