Desde hace cinco años, Antonio Parialli llegó a Colombia junto a su familia con la esperanza de construir una nueva vida en medio de la difícil situación económica que atravesaba Venezuela. Sin embargo, su trayectoria en el país no ha estado exenta de desafíos y obstáculos que han puesto a prueba su determinación y resiliencia.
Al llegar, Parialli se encontró con la dura realidad de las exigencias laborales que le imponían como prioridad contar con un documento de ciudadanía.
Ante esta situación, él y su esposa tomaron una decisión audaz: buscar alternativas para generar ingresos de manera independiente. Fue así como unieron unas tablas de madera para construir un modesto carrito y, con la compra de naranjas y un exprimidor que les prestaron al principio y luego lograron adquirir, comenzaron a vender jugos en las calles.
“Antes de la pandemia, nos iba muy bien. Pasamos de vender una cesta a vender un saco y medio, y así sucesivamente”, relata Parialli con una sonrisa nostálgica en su rostro.
Pero con la llegada de la pandemia y las restricciones impuestas en todo el mundo, la venta de jugos se vio afectada. Antonio tuvo que sobrellevar la situación con la ayuda de personas ligadas al deporte, ya que él es beisbolista y entrenador. “Luego de que las medidas se empezaron a flexibilizar empezaron los entrenamientos hasta que iniciaron todas las actividades deportivas y ahí me cambió la vida”, comenta Antonio.
Sin embargo, durante un evento deportivo, Antonio sufrió un accidente que le cambió la vida por completo. “Quedé cuadrapléjico, se me desplazaron dos discos de la columna vertebral y me tuvieron que operar para colocarme dos discos nuevos y un implante y separarme la quinta y la séptima vertebra”, relata Antonio. Este accidente ocurrió en Bogotá, mientras jugaba béisbol. “Yo en ese momento entrenaba a dos equipos y al mismo tiempo jugaba como pelotero”, agrega.
El diagnóstico de los médicos fue desalentador, le dijeron que no volvería a caminar, que llevaría una vida en cama. Pero gracias a Dios, a su esposa y al sistema de salud de Colombia, Antonio logró recuperarse. Sin embargo, estando en casa, recordó que tenía conocimientos en informática, que también era su profesión en Venezuela. “Me dije a mí mismo, bueno, tengo que hacer algo porque tengo que salir a trabajar de alguna otra manera, bien sea virtual o presencial de acuerdo a mis capacidades”, comenta.
Fue así como Antonio se enteró del programa ‘Saber Hacer Vale’, una iniciativa del Gobierno Nacional que busca certificar las competencias de las personas que no cuentan con un título academico pero que sí cuentan con la experiencia. Antonio se inscribió, calificando para el programa siguiendo los requerimientos en línea. Tras la evaluación y el conteo de puntos, Antonio logró obtener un certificado en herramientas informáticas a nivel intermedio.
Para Antonio, la tecnología es una rama que día a día va en crecimiento, y él está dispuesto a seguir aprendiendo y adaptándose a los cambios. A pesar de los obstáculos que ha enfrentado, Antonio ha demostrado ser una persona resiliente y dispuesta a salir adelante. Su historia es un ejemplo de lucha y superación en tiempos difíciles.
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