La actriz venezolana es parte de la campaña “Somos panas Colombia”, por medio de la cual ACNUR busca combatir la xenofobia
Por Martha Cotoret – periodista Te Lo Cuento News
Coraima Torres conquistó desde la pantalla chica de Venezuela el corazón de millones de latinoamericanos. Debutó en Alondra en 1989 y desde entonces se convirtió en una de las actrices favoritas.
Pero fue con Kassandra (1992-1993), la historia de una valiente y carismática gitana que catapultó su carrera. Después, la actriz se sumó a los 7.7 millones de venezolanos que adoptaron una tierra ajena para vivir.
“Yo no emigré de mi país, con la sensación de que lo estaba haciendo. Yo me fui a España y a Puerto Rico por trabajo, y siempre sentía que iba a hacer mi trabajo y regresaba. Cuando llegué aquí (a Colombia) también tuve esa sensación, pero llegué a este país y me hicieron otra oferta para seguir trabajando, después del proyecto que tenía. Me enamoré, me casé, tuve a mi hijo y, aún, así, yo seguía viajando a Venezuela. Yo tenía dos direcciones en mi vida”, relató a MigraVenezuela.
Aseguró que, de un tiempo para acá, es que realmente se reconoce como migrante y que se enfrentó a la realidad de no volver a Venezuela. “Es una situación realmente desoladora. Sin embargo, mis motivos fueron laborales y después sentimentales, no lo hice con la intención de huir de mi país o por la necesidad de irme”, recalca.
Coraima explicó que no ha tenido problemas para desarrollarse en el área profesional fuera de las fronteras venezolanas. “A veces era yo la única extranjera, pero en otras oportunidades éramos varios extranjeros. Siempre tuve la intención de aprender de cada uno de los lugares a los que iba. A donde fueres, haz lo que vieres. Eso siempre me lo enseñó mi mamá y, en mi caso, eso me generaba mucha más tranquilidad y afecto por el trabajo”, dijo.
Cada vez que Coraima salía de Venezuela a trabajar tenía algo en mente: dejar el nombre de su bandera en tricolor en alto. Y, aunque es un precepto que no ha olvidado y que honra cada día y extraña a sus amigos y los recuerdos de la infancia en Valencia, afirma que ahora un pedacito de ella también está en Colombia, gracias al amor que siente por su esposo y su hijo.
En Colombia, aprendió a enamorarse de su gente. “El colombiano es valiente, el colombiano es luchador, la colombiana es alegre, siempre tiene la disposición de hacer las cosas”, manifiesta con emoción. No obstante, no fue lo único que se robó su corazón. También se dice fan de la comida, del clima de Bogotá y las montañas que rodean la capital colombiana.
Actualmente, la actriz presta su imagen para algo más que las telenovelas y los comerciales. Coraima Torres es parte del proyecto “Somos panas Colombia”, una campaña de ACNUR que busca enfrentar la xenofobia, incentivar la solidaridad hacia la población venezolana, promover la integración entre colombianos y refugiadas y migrantes provenientes de Venezuela, y brindar información útil a las personas que llegaron desde Venezuela en busca de protección y un mejor futuro para sus familias.
“Es un honor que a través de mí se pueda visibilizar el esfuerzo de estas personas que han salido de su país a buscar un presente, no un futuro. Siempre he dicho que el hecho de visibilizar el triunfo de los venezolanos es la forma de visibilizar la solidaridad y el apoyo del colombiano”, afirma.