John Toro Caballero, cuenta en su portafolio de actor, con 19 obras de teatro, 15 cortometrajes y 4 largometrajes. Comenzó ‘actuando’ a ser músico, pero descubrió que lo suyo era la actuación.
Por Diliver Uzcátegui – Periodista Te lo Cuento News
En 1977, un niño de dos años llegó a Venezuela con su madre huyendo de Bucaramanga. Los dos eran víctimas del desplazamiento forzado.
Ese pequeño inquieto, que gritaba cuando debía callar y que lloraba a Gaitán sin comprender nada de aquella trágica historia, era John Freddy Toro Caballero. “En Venezuela crecí, estudié, me enamoré, soñé y tropecé. Todo lo significativo de mi vida gira en torno a este terruño como escenario y como musa”.
John fue parte de esos millones de colombianos que Venezuela acogió entre los 50, 60 y 70, haciéndolos tan suyos que dejar el país les parecía impensable fueran cuales fueran las circunstancias.
Su historia en Venezuela
Intentó ser cantante a los 14 años, pero el director de la coral, después de varios ensayos, le sugirió probar desarrollar sus aptitudes artísticas lejos del canto. Aun así, le dijo que siguiera explorando “porque artista sí era”, relata.
Aquel sacudón temprano lo llevó a probar con la guitarra, y con ella a cuestas se paseaba la escuela y la ciudad, con el pequeño detalle de que no sabía cómo sacar una nota de esta, pero eso no era un problema, ya que todos se creyeron su personificación. Sin proponérselo, ya era actor.
A los 17 años, pisó por primera vez las tablas de un teatro, siendo alumno del Liceo Simón Bolívar en San Cristóbal. Los aplausos de aquella juvenil audiencia fueron lo suficientemente conmovedores para engancharlo en el mundo de la actuación.
Descubrió su vocación
Del teatro estudiantil, el joven artista pasó a las manos del profesor Ramón Ali Cacique y los festivales, consiguiendo destacarse tanto que captó la atención de un productor del Sistema Nacional de Teatro Juvenil de Venezuela. Fue becado por 4 años que duró su formación actoral, al lado de grandes maestros latinoamericanos, de los cuales resalta a Freddy Pereira como su mentor por 20 años.
Toro Caballero aprendió a ser precavido y, por si la actuación no le daba para comer, probó estudiar Comunicación social en la Universidad de Los Andes (ULA) y se enamoró de los audiovisuales, participó durante su vida de estudiante en varios cortos en los que pronto descubrió que “no es lo mismo actuar para una audiencia en vivo que para una cámara”.
El dossier del actor cuenta con algo más de 19 obras de teatro, cree que ha participado en 15 cortometrajes (pueden ser más), y ha actuado en 4 largometrajes de los que subraya con especial cariño: El Desertor e Infección.
En el presente
En la actualidad, rueda en Táchira un film de tipo histórico – religioso, de nombre Consolatur, pero su espíritu soliviantado lo tiene activo en la preproducción de una serie para redes sociales, sobre las historias que conviven en los 2. 219 Km² de frontera colombo – venezolana.
“Quiero narrar historias de la migración y sus riesgos, pero también quiero plasmar esas otras historias de logros y oportunidades que se han dado entre los colombianos y venezolanos, porque si algo sé por experiencia propia es que tenemos más similitudes que diferencias, que hay más puntos de convergencia que fronteras que nos separan. Quiero apostar a una auténtica integración”.