Vendió productos en la calle en Lima para sobrevivir, ahora tiene un trabajo estable en Portugal

Yormaibeth Esparragoza
Yormaibeth Esparragoza

A Yormaibeth Esparragoza se le quiebra la voz al recordar que su travesía hacia Perú fue realmente desafiante, llena de obstáculos y momentos duros.

Angélica Antía AzuajePeriodista de TelocuentoNews

Una protesta por la falta de agua y el pinchazo de un neumático en el vehículo que la llevaba hasta el terminal de pasajeros donde iniciaría su salida de Venezuela, no fue impedimento para que Yormaibeth Esparragoza Parra siguiera con su plan de migración.

Se le quiebra la voz al recordar que su travesía hacia Perú fue realmente desafiante, llena de obstáculos y momentos duros.

“Ante la difícil situación económica y a dos incidentes de secuestro, decidí que era hora de salir. Me fui con $210  que logré reunir, viajé durante 10 días en autobús, con la mitad de mi ropa sucia porque en Venezuela no tuve agua por 15 días antes de irme y además no pude despedirme formalmente de mi familia y amigos”, lamenta.

Al llegar a la frontera con Colombia, Yormaibeth, quien había viajado con unos amigos, se separó de ellos y continuó su viaje en autobús hacia Ecuador. En la frontera de ese país, tras ver las largas filas para sellar el pasaporte, optó por tomar otro camino más rápido pagando una pequeña suma. Su determinación y conocimiento de las rutas la ayudaron a avanzar sin problemas.

La promesa incumplida

Finalmente, llegó a Lima, Perú, donde esperaba encontrarse con un amigo recomendado, quien lamentablemente no cumplió con la promesa y la dejó en una situación difícil. Debió alojarse en la casa de una amiga del amigo. 

Yormaibeth se vio obligada a vender productos en la calle para sobrevivir. Durante los primeros meses, vivió situaciones extremadamente difíciles, con escasos recursos y enfrentando la xenofobia que se intensificaba en ese momento. 

“Vendía alfajores, chocolate, café, palmeritas y helados ‘chupis’ en la calle. En eso estuve como por 8 meses, de los cuales 6 fueron los más fuertes, ya al octavo tenía mi cama, mi nevera y todo para seguir adelante en una habitación que alquilé luego de haber vivido con la chica que me recibió”, cuenta. 

Prosigue: “La anécdota de este lugar es que llegué con 8 soles, sin comer bien y en una época de invierno donde lo único que tenía era un suéter sin lavar. Fue una época muy dura, pero me dije: ‘Si llegaste hasta aquí, puedes llegar a más’. Mi rutina fue salir a las 7:00 a.m. para vender en una esquina hasta las 10:00 a.m., de ahí me regresaba a la habitación, para a la 1:00 p.m. llegar al Callcenter y trabajar hasta las 10:00 de la noche, y de ahí salía a una calle frente a un centro comercial para vender mis pies de manzana, que fue lo que más vendí estando en Perú”.

Gracias a su hermano

Yormaibeth relata que su hermano, quien estudió inglés y para ese entonces estaba aprendiendo programación, se fue a Polonia. “Entonces gracias a él tuve una base para migrar a Portugal, cuyo viaje se concretó en septiembre del año pasado. Justo un día antes de partir, el 17 de septiembre, mientras empacaba, me dio un lumbago, ya que durante mis comienzos en Perú, yo dormía en el piso con una colchoneta improvisada con la ropa que había en mi maleta; gracias a Dios un amigo me llevó al hospital para que me ayudaran, allí pude salir a las 3:00 a.m. del 18 de septiembre. Más tarde viajé y todo fluyó sin traumas”. 

A pesar del temor de tener un déjà vu por su experiencia de la primera vez que migró, Yormaibeth sintió que todo fue diferente. “Ya tenía fondo económico, ropa adecuada para el invierno y demás, en Perú crecí como persona. No soy ni la sombra de lo que fui allá. Portugal me ha brindado la oportunidad de tener una calidad de vida más favorable, conocer gente generosa y amable, lugares preciosos donde sí pude conectar, siento que necesitaba esta segunda experiencia migratoria para desarrollarme más como persona y tener lo que merezco. Ya he aprendido a hablar portugués y me sorprende porque he logrado hacerlo en menos de un año”.

Aunque el portugués es un idioma similar al español, Yormaibeth todavía encuentra dificultades en su dominio y lo considera un reto continuo. 

No puedo controlar todo

Está decidida a aprender y mejorar constantemente para adaptarse completamente a su nuevo entorno. “Ya no me cierro y veo las posibilidades en otras cosas; aprender que no todo lo puedo controlar, ya que soy muy planificada; aceptar los cambios en mis planes”.

Además, ha aprendido a abrirse a nuevas oportunidades más allá de su carrera periodística, reconociendo que no todo puede ser controlado y aceptando los cambios en sus planes. 

Actualmente, trabaja en IBM Portugal, pero también tiene otros proyectos a corto plazo, como finalizar el aprendizaje del inglés, desarrollar su carrera profesional y completar los trámites de residencia.