El éxito del restaurante no ha pasado desapercibido en la escena gastronómica de la capital española. Locales y turistas buscan una experiencia culinaria auténtica y diferente.
Por Angélica Antía Azuaje – Periodista de Te lo Cuento News
En la bulliciosa ciudad de Madrid, España, se encuentra un rincón gastronómico lleno de sabor y tradición venezolana: el restaurante Cachapeishon. Detrás de este exitoso emprendimiento se encuentra Oswaldo Sánchez, un venezolano enamorado de la cocina.
Oswaldo, nacido y criado en Caracas, Venezuela, siempre tuvo la pasión por la gastronomía corriendo por sus venas. Desde muy joven, decidió que su camino estaba en el mundo de los fogones y emprendió una carrera dedicada a perfeccionar sus habilidades culinarias.
Tras años de experiencia en reconocidos restaurantes de su país natal, decidió dar un salto y aventurarse en nuevas tierras. Fue así como llegó a Madrid, dispuesto a conquistar con sus sabores y recetas tradicionales venezolanas.
Llegó a la madre patria exactamente un seis de febrero de 2015, buscaba un lugar donde pudiera establecerse con su familia y estar un poco más tranquilo, su hijo que era un recién nacido. “Como teníamos nacionalidad española era más sencillo venir a España”, recuerda.
“Nos planificamos, hicimos los trámites y nos fuimos. En Madrid había un crecimiento muy fuerte en la gastronomía, yo tengo casi 20 años como chef, cocinando platos nacionales e internacionales en cocinas de restaurantes y hoteles, entonces gracias a esa experiencia nos aventuramos y nos destacamos en el arte culinario en ese lugar”, revela.
Aparte, era una ciudad que ya había visitado anteriormente: “Me gustaba mucho, me gustaba su clima, su cielo y eso me hacía sentir mejor y no tan lejos de casa”.
No todos saben de su éxito como dueño de varios restaurantes, pero ¿cómo logró conectar con su nuevo destino? Oswaldo enfatiza que tener un restaurante en Madrid es bastante peculiar, hay que saber cuáles son las necesidades del cliente, lo que buscan, lo que les impacta, lo que desean probar realmente.
“La gente está muy abierta a probar la gastronomía de todos los restaurantes acá, a pesar de que la comida española es buenísima. Hoy en día son más receptivos con la comida venezolana, hay productos venezolanos en los supermercados y me atrevo a decir que el 90% de los restaurantes aquí tienen de entrada los famosos tequeños”, señala.
Oswaldo cuenta que, como muchos venezolanos, ha tratado de ser lo más fiel posible a nuestros platos criollos, que todo sepa muy bien, usar los productos de mayor calidad y que eso a la gente le encante y lo aprecie. Así como también adaptarse sin perder el norte de lo que se está ofreciendo. “Por ejemplo, acá ofrecemos cachapas con rellenos españoles (jamón serrano y queso de cabra) y americanos (queso cheedar y tocineta)”.
Recuerda que no todo ha sido fácil, ya que el principal problema que ha enfrentado durante su estancia en España lo supedita al hecho de estar lejos de su país, de su gente y de lo que hacía en Venezuela.
“Es un reto muy grande, por el hecho de que tienes que desacostumbrarse de tu rutina y adaptarte a algo muy nuevo. Con respecto al trabajo, saber que tienes que destacar y ser el mejor en lo que haces, siempre siendo tu propia competencia y buscando ser una mejor versión de ti. Uno de los mayores desafíos es saber que tienes que ser mejor cada día, avanzar, hacer las cosas bien, ser una mejor persona y a dejar a Venezuela en lo más alto, que tú estés orgulloso de ti sin buscar que los demás lo vean”.
Homenaje a Venezuela
Oswaldo abrió las puertas de Cachapeishon y rápidamente se convirtió en un referente de la gastronomía venezolana en la ciudad. La propuesta no era solo ofrecer deliciosos platos, sino también transmitir la esencia y la cultura de su país a través de su cocina.
El menú es un homenaje a la rica gastronomía de Venezuela. Entre sus platos estrella se encuentran las cachapas, una especie de tortillas de maíz tierno rellenas de queso, carne mechada o cualquier otro ingrediente que desees. Las arepas, otro clásico venezolano, también tienen su lugar destacado en el menú, con una amplia variedad de rellenos para todos los gustos.
Decidió entonces enfocarse en la cachapa como plato principal, Oswaldo indicó que el primer restaurante que abrió en pleno centro de Madrid, en el 2017, era uno italiano llamado Federica, lo cual significa: La que da paz. Dice que cocinar le da paz, le encanta cocinar para los demás, por eso, busca recetas que hagan sentir bien.
Federica servía pastas, risottos y platos fuertes italianos en su menú, luego incluyó pizzas y entrantes. “Eso fue un boom y nos llevó a seguir adelante en otros proyectos, entre ellos estaba la alta cocina española, uno de hamburguesas, otro de pepitos, pero ya de esos había muchos y yo me quería enfocar en un solo plato y no en la comida venezolana en general, entonces pensé en la arepa, pero esta es muy fácil de hacer, mientras que la cachapa sí requiere que la mezcla te quede muy bien, lo cual es complicado y utilizar el maíz adecuado (Mazorca)”, recuerda.
Entonces empezó a desarrollar una carta, buscar proveedores y que los productos fueran libres de gluten, recuerda.
¿Por qué ese nombre? Oswaldo dice que quería buscar un juego de palabras. “Yo recuerdo que años antes en Venezuela yo le decía a mis amigos: Vamos a comernos unas ‘cachapeishon’ y ese juego de palabras seduce al venezolano rápidamente. Lo que buscábamos era que el venezolano en Madrid lo captara y que el español le diese curiosidad ese juego de palabras y le llamara la atención”.
En cuanto a la recepción de la gastronomía venezolana en Madrid y cómo ha logrado destacarse en un mercado tan competitivo, resalta que ha sido increíble. “Estoy agradecido con los españoles por recibirnos tan bien, nos ven como una cultura muy trabajadora, los buenos somos más y a los venezolanos nos han reconocido por tener proyectos tan lindos y maravillosos, hoy por hoy hemos crecido bastante. Nuestro personal quiere mucho al negocio y nos importa que el cliente se vaya feliz y satisfecho, por eso es que tenemos tanta recepción en redes sociales, ya que suelen recomendarnos”.
Respecto al impacto que ha tenido la participación de su familia en el negocio y cómo ha sido la dinámica de trabajar juntos para alcanzar el éxito, Oswaldo comenta que la cooperación de sus consanguíneos ha sido fundamental para poder seguir adelante en cualquier ámbito que estuviese.
“Su presencia me da fuerza para avanzar. Trabajar juntos ha sido una gran bendición”, destaca.
Planes a corto plazo
Sobre los planes de expansión a otras ciudades o países a corto plazo, Oswaldo afirma que sí tienen en mente ampliar la cifra. Por lo menos en Madrid ya tienen 4 restaurantes y están en conversaciones para abrir en Valencia, Alicante, Málaga y Tenerife para el año que viene.
“Con los planes generales a corto plazo, ya se acerca diciembre y estamos con la producción previa de platos navideños. Parece apresurado, pero nosotros comenzamos a vender hallacas y panes de jamón en octubre, ya que vendemos a distribuidores también”.
A estas alturas de la vida, Oswaldo está convencido de un lema que hasta lo lleva tatuado en su brazo: “Lo único imposible es aquello que no intentas”.
“Esa frase es muy cierta, puesto que a veces somos nosotros mismos quienes nos ponemos una barrera física o mental de que ‘no podemos’. Creo que si nosotros seguimos teniendo la misma ilusión, el mismo entusiasmo y la misma imaginación que teníamos de niños, podemos llegar mucho más lejos. Una idea con una planificación y una ejecución te va a llevar a que algo se materialice, así que mi bandera es: si no lo intentas, probablemente pierdas, lo más importante es que lo ambiciones y no te frenes a lo que quieres”.