Los colombianos nos hemos visto enfrentados a la migración, una realidad nunca antes vista en nuestro país. Por las calles vemos nuevas caras todos los días; nuevas personas que vienen en grupos, muchas con niños en brazos. Son los migrantes que vienen de Venezuela.
En Bogotá, la principal ciudad receptora, se nota que están recién llegados porque llevan los zapatos destruidos o porque van en chanclas o con zapatos tipo Crocs con medias. Las características en común son las mismas: el bajo peso y las caras de terror. La frase que se repite: “…tengo hambre” ¡Dolorosísimo!
La agenda mediática en Colombia se ha concentrado mayoritariamente en los temas políticos y en la necesidad de ayuda humanitaria en territorio venezolano, pero poco se habla de las necesidades de los migrantes y de las comunidades receptoras en nuestro país. A pesar de que existen cifras oficiales de cuántas personas han llegado, y de los esfuerzos por atender a esta población, vemos cada día más migrantes venezolanos en las calles en una situación realmente penosa.
En junio se cumple un año del Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos (RAMV), con el cual el Gobierno nacional logró registrar (en más de mil puntos instalados alrededor del país) a unos 462.000 migrantes irregulares. Fue un ejercicio exitoso reconocido mundialmente por su efectividad y alcance en tan corto tiempo.
En ese momento no se logró registrar a todos los migrantes, pues mucha gente no había llegado a los puntos de registro o todavía no había ingresado al país. Al 31 de marzo, Migración Colombia reportó 1.260.594 venezolanos en el país, de los cuales 770.975 se encuentran en situación regular y 489.619 irregular. También están los colombianos retornados cuyas cifras todavía no son claras.
Pero, ¿cómo hacen para calcular las personas que están entrando por las trochas? Colombia y Venezuela comparten una frontera de más de 2000 kilómetros con muy pocos pasos fronterizos oficiales que en este momento se encuentran cerrados. A pesar de este cierre, los migrantes siguen entrando al país.
Periodistas, agencias de cooperación internacional en terreno y habitantes de la zona continúan reportando una cantidad masiva de “caminantes”, como se les conoce a los migrantes venezolanos que transitan a pie, principalmente en la vía Cúcuta-Pamplona, su camino a diferentes partes del país.
Ningún país está preparado para flujos migratorios como los que estamos recibiendo y, dadas las condiciones en el país vecino, pareciera que estos flujos no van a parar. El Gobierno nacional ha hecho grandes esfuerzos por atender la situación con equipos dedicados exclusivamente a esta problemática. Diseñaron un CONPES que definió una estrategia para la atención de la migración desde Venezuela y siguen gestionando recursos a través de cooperación internacional y de organismos multilaterales. También han asignado para esta causa algo de presupuesto en el Plan Nacional de Desarrollo. Nada parece ser suficiente para la magnitud del problema.
¿Realmente podemos ser efectivos en la atención de estas personas si no tenemos claro cuántos y quiénes son o qué necesidades tienen? Está comprobado que las migraciones son buenas para los países receptores si se logra hacer una rápida integración social y económica efectiva de las personas. Lo ha demostrado Turquía, con más de tres millones de refugiados provenientes de Siria, y cuya integración efectiva ha aumentando los niveles de productividad y de producción del país. De igual manera, lo demostró el año pasado el Eje Cafetero colombiano, donde la mano de obra venezolana salvó la cosecha a falta de mano de obra joven en los cultivos de café.
Pero con las fronteras cerradas y con los venezolanos pasando por trochas es poco probable que podamos tener realmente claro quiénes, cuántos y qué capacidades tienen estas personas para poder hacer esta integración. Me pregunto, ¿no será que ya es hora de volver a hacer otro registro de migrantes que nos permita realmente ver el panorama a la fecha para poder planear mejor? Insisto, esta migración puede ser muy buena para la economía colombiana pero si se hace de la manera correcta.
Nota: La principal razón por la cual Colombia ha podido absorber a los venezolanos que han llegado a nuestro país, es por la inmensa e incansable solidaridad de los colombianos. Sin embargo, las encuestas muestran un deterioro de la opinión pública hacia los migrantes. Ojo, lo peor que nos podría pasar es que la xenofobia se convierta en un nuevo foco de conflictividad para el país. Que no se nos olvide la solidaridad. Ellos fueron muy generosos con los colombianos desplazados en tiempos de guerra.
*Consultora en relacionamiento y comunicaciones estratégicas. Ex asesora de la Gerencia para la Frontera con Venezuela de la Presidencia de la República.
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Por: Diana Montoya Maya @DianaMontoya