En un idioma del que siente que aún le falta mucho por aprender y después de haber sufrido el ‘síndrome del impostor’, busca impulsar a mujeres brillantes en lo que hacen, pero a las que les falta más confianza.
Por Angélica Antía Azuaje – periodista de Te lo Cuento News
Katty López de Gull emigró junto a su esposo a Estados Unidos. En 2011, tres años después de que decidieron tener hijos, se dieron cuenta de que ambos compartían los mismos valores, pero sus principios no eran congruentes con los que sus hijos encontrarían en su entorno si crecían en Venezuela.
Se establecieron en California. Ella y su esposo evaluaron los lugares en el que pudieran emplearse lo más rápido posible y así comenzar una nueva vida y establecer la familia que querían. “Él es ingeniero en computación, por lo que Silicon Valley, ubicada en el área de la bahía de San Francisco de California, parecía la opción más segura. Además, es uno de los estados que ofrecía el menor impacto climático para nuestros cuerpitos tropicales”, resalta Katty en tono jocoso.
Su carrera tendría que esperar porque era más importante completar la familia. Sin embargo, paso a paso tuvo la oportunidad de comenzar su negocio en EEUU.
El hambre del éxito
Como profesional de recursos humanos, convertida en experta en marca e imagen personal, a lo largo de los años, ha conocido a mujeres impulsadas por su carrera que son brillantes en lo que hacen y, sin embargo, luchan con la confianza, el miedo y la confusión sobre cómo salir de su zona de confort.
“Yo estaba profesionalmente hambrienta de éxito, pero me sentía invisible trabajando en una industria dominada por hombres donde mis pensamientos, opiniones y contribuciones a menudo eran descartados”.
Katty cuenta que tenía años de formación en liderazgo, resolución de conflictos y negociación, servicio al cliente y experiencia en ventas, y dos títulos universitarios (mercadólogo, por el ISUM, e Industriólogo, por la Universidad Católica Andrés Bello), “pero aún me sentía como un fraude al entrar a la oficina todas las mañanas”.
En una etapa de su carrera como profesional en compras, experimentó lo que hoy se conoce como Síndrome del Impostor (un trastorno psicológico en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros). “Esa situación me hizo cambiar de ser una persona automotivada, ambiciosa y segura de mí misma, a una “mata de nervios” que dudaba de su capacidad”.
Marca personal
Katty, simplemente no pudo más y por eso decidió hacer algo para reencontrarse y conectar con el empuje y determinación que tenía tiempo atrás. “Decidí que quería verme en el espejo y encontrar a la mujer profesional que dominaba su área de experticia y que era capaz de ofrecer resultados de calidad. Sin saberlo definí mi marca personal y la imagen que era más congruente con este concepto de mujer profesional”, agrega.
Cuando dispuso de los elementos que la ayudaban a influenciar positivamente la forma en que pensaba y sentía acerca de sí misma, fue muy fácil volver a comportarse como la mujer profesional que veía en el espejo, y que además sonreía. “Volvía a ser mi cheerleader. ¡Urra!”.
Como resultado de su propio cambio de imagen pudo reencontrarse, fue capaz de aportar el valor que quería a su equipo de trabajo, y al cabo de tres años, aumentaron sus ingresos en 230%.
“Durante este periodo de mi vida veía todos los miércoles el show de TV ¡No te lo pongas! Y lloraba de emoción con cada revelación, hasta que un día le pedí a Dios que me permitiera servirle así a otra mujer. Aquel fue mi ‘ahá moment’, fue como si Dios me dijera: muchacha gafa… mentira, hija predilecta, ¡tú puedes hacer lo mismo!”.
Y Katty se dio a la tarea de investigar qué debía estudiar, donde lo podría hacer, y cuánto dinero le costaría hasta el día de hoy.
Los desafíos
Sus mayores desafíos han sido hallar su propio nicho de mercado y con un idioma en el que todavía siente que le falta mucho por aprender. Asimismo, las creencias limitantes acerca de la imagen personal. “En esta zona nadie le presta atención a cómo te vistes, pero si eres bonita o bonito creen que no puedes ser inteligente y que si te vistes bien”no eres tomada en serio”.
Sobre los consejos que daría a alguien que está interesado en seguir una carrera similar en Estados Unidos, Katty señala que en moda, mercadeo, ingeniería, incluso en diseño gráfico, lo más importante es desarrollar una visión muy clara del problema a gran escala que quieres solucionar para la humanidad, con eso puedes definir las herramientas que utilizarás para lograrlo y los pilares que te ayudarán a mantener el foco en la meta.
Su mayor logro o proyecto destacado hasta ahora como experta en imagen personal ha sido realizar los entrenamientos impartidos para los Grupos de Afinidad en VMWare y PayPal, y que el 75% de sus clientes ha logrado los objetivos profesionales que se plantearon como consecuencia directa de trabajar con su programa IGNITE, el cual facilita la comunicación efectiva de una marca. “Con solo 45 prendas, decidirás qué ponerte en 5 segundos para cualquier ocasión”.
Para Katty los aspectos más gratificantes de su trabajo han sido: servir a otra mujer, ayudarla a encontrar la claridad acerca de lo que quiere ser, por qué lo quiere ser, y manejar los elementos visuales que le facilitan creer en sí misma y sonreír frente al espejo. “Ayudar a la mujer a ser imparable, eso es lo que aspiro, y sostener la mano de su niña interior para hacerle saber que ella es suficiente, que es capaz y que ella puede”, concluyó.