Ariana Padrón cumplió su sueño infantil de trabajar en un hospital de EE.UU.

Adriana Padrón, médica venezolana
Adriana Padrón, médica venezolana

“Estoy en Miami, trabajando en el hospital de mis sueños, en un país que me encanta, con mi esposo, que es mi nueva familia y con un futuro que promete”.

Por Sandra Flores – Periodista Te lo Cuento News

Que el éxito no es gratuito, que llega con esfuerzo, con humildad, “con los pies en el piso y siempre soñando en grande”, eso lo sabe Ariana Sinahi Padrón León, una venezolana que a sus 33 años ha cumplido su sueño infantil de trabajar en el ‘Mount Sinai Medical Center’ de Miami, donde actualmente ejerce como especialista en cardiología intervencionista.

Nacida en Valencia, Venezuela, emigró en 2017 a Trinidad y Tobago, y en 2022 se trasladó a Estados Unidos, donde empezó a trabajar en el que llama el “hospital de mis sueños”.

“Trabajo demasiado, pero esto es exactamente lo que yo soñaba cuando era pequeña y veía las series de televisión y decía: ‘yo quiero trabajar en ese hospital’”, explica Ariana, y más adelante subraya: “Me siento feliz con lo que he logrado, me siento exitosa, me siento tranquila, me siento en paz, siento que he tomado las decisiones correctas y siento que una decisión me ha llevado a la otra.”

Emigró por motivos profesionales

Ariana estudió Tecnología Cardiopulmonar y más tarde un posgrado en Perfusión Cardiovascular. Aunque su decisión de emigrar estuvo enmarcada por razones profesionales y una oportunidad de trabajo en Trinidad y Tobago, el deterioro en la calidad de vida e incluso en la prestación de servicios médicos en Venezuela tuvo un peso importante en su balanza personal.

“Yo comencé a trabajar en Valencia en 2013, pero, al cabo de seis meses, las cirugías habían disminuido en un cincuenta por ciento”, comenta, “por eso, cuando me salió la oportunidad de irme a otro país, acepté sin pensarlo dos veces, porque no solo era una buena oportunidad de trabajo, sino también era una manera de ayudar en mi casa y una manera de progresar a nivel profesional.”

Después de cinco años en Trinidad y Tobago como jefa de Perfusión Cardiovascular, más un año y casi cuatro meses en Estados Unidos, Ariana siente que ha vivido esta etapa con el botón de aceleración activado, pero no se queja porque se le han abierto infinidad de puertas y ha aprendido mucho.

“He aprendido a conectarme conmigo misma”, admite, “porque emigrar es sinónimo de soledad, te aísla de todo lo que es conocido para ti, porque sales de tu país, que es tu zona de confort, y estás constantemente fuera de tu zona de confort hasta que ya tienes cierto tiempo en el nuevo país, y este nuevo país se empieza a convertir en tu hogar”.

Con la vista puesta en el futuro

Después de estos años de vida acelerada, Ariana ha ejercido su profesión en tres países y establece diferencias entre sus sistemas de salud.

Sobre el de Venezuela, afirma —sin suavizar sus palabras— que “funciona a medias”, pues cuenta con médicos bien preparados, pero tiene deficiencias en instalaciones, en tecnología para realizar procedimientos y escasean los insumos. De hecho, su mamá —la persona más importante en su vida— murió hace aproximadamente un mes en Venezuela, pero asegura que habría logrado sobrevivir si las condiciones de su atención hubieran sido distintas.

El sistema de salud de Trinidad y Tobago, explica, se rige por las leyes de Reino Unido y los médicos provienen de la escuela británica, pero considera que el hecho de que sea una isla con una cantidad de pacientes mucho menor a la de otros países, impide a las instituciones médicas crecer en tecnología para ganar reputación.

Para Ariana, el sistema de salud de Estados Unidos es de primer mundo. “Tienes todo, la medicina es de última tecnología, tienes insumos, y aquí, de que te reciben en un hospital, te reciben, aunque tal vez te cobren un ojo de la cara”.

Ella ama Venezuela, pero dice que volvería solo a ver a su abuela y a su perrita —Camila Eugenia—, su familia, sus amigas, pero no a radicarse. Para su futuro, planea seguir estudiando, avanzar más en el ámbito profesional, viajar para ejercer la cardiología intervencionista en diferentes ciudades de Estados Unidos y forjar una familia con su esposo.

Se siente exitosa, orgullosa de sí misma y siempre tendrá a su patria en un sitio especial de su corazón, pero “yo llamo mi hogar a mi familia, llamo hogar a mi esposo y llamo hogar adonde está mi corazón. Mi hogar es donde está la gente que amo”, concluye.