A pesar de la falta de estadísticas oficiales, las tendencias de la migración muestran que el número de venezolanos en Colombia va en aumento. El crecimiento de la llegada de hombres es significativa. Maria Clara Robayo, investigadora del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario analiza las cifras.
Por Maria Clara Robayo.*
Desde hace año y medio Migración Colombia no genera reportes de cuántos venezolanos se encuentran hoy viviendo en el país, el último informe disponible apunta a los 2,5 millones de venezolanos con vocación de permanencia a febrero de 2022 (descontando la cifra de casi 2,9 millones de migrantes que a octubre de ese mismo año publicó la entidad migratoria en su portal y que, posteriormente, eliminó sin explicación).
Además, se desconoce información actualizada y oficial sobre el comportamiento de los diversos perfiles y los flujos migratorios tras la reapertura de la frontera colombo-venezolana y el restablecimiento de las relaciones bilaterales.
Pese a ello, la Plataforma R4V que coordina Naciones Unidas y recoge la información global proporcionada por los Estados receptores de migrantes y refugiados venezolanos señala que, entre mayo de 2022 y marzo de 2023, la migración pasó de 6,1 millones de personas a 7,3 millones, mostrando un incremento del 16,4% en diez meses.
Es decir, este flujo migratorio mantiene la tendencia de aumento de los últimos años a pesar de que Colombia, como principal destino, no actualiza las cifras desde febrero de 2022 en dicha plataforma y a la cada vez más común réplica de tesis negacionistas de este proceso migratorio por parte de algunos actores estatales.
Según la más reciente encuesta Pulso del DANE tomada entre marzo y abril de 2023, el 97,2% de los migrantes procedentes de Venezuela ingresaron al país por vías terrestres, el 54,6, % por puestos oficiales, mientras 43,8% lo hizo por pasos no autorizados. De este total, el 57,7 % entró por el departamento de Norte de Santander, el 33% por la Guajira y el 6,5% por Arauca.
Por otra parte, los resultados del informe Perfiles sociodemográficos de los migrantes venezolanos en el corredor fronterizo Táchira – Norte de Santander 2018- 2023 realizado por la organización civil venezolana ODISEF y el Observatorio de Migración Venezolana de la Universidad Católica Andrés Bello, permiten concluir que varias de las causas de los movimientos migratorios se han mantenido desde 2018 y que en 2022 y 2023 se suman nuevas dinámicas que complejizan dichos procesos de movilidad humana.
Si bien, en la migración venezolana han participado hombres y mujeres casi de manera proporcional entre 2019 y 2021, en los dos últimos años se ha dado un repunte de la migración masculina con un 69% en 2022 y un 64,4% en lo corrido de 2023. Principalmente estos flujos son originarios de los estados del norte y nororiente de Venezuela, a diferencia de años anteriores en donde la procedencia de la región fronteriza predominaba.
Asimismo, desde 2022 se destaca la migración de hombres cada vez más jóvenes entre los 18 y 25 años con estudios de bachillerato que buscan radicarse en Colombia o transitar en dirección hacia Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú y Ecuador; y en menor proporción, de hombres mayores de 46 años en procesos de reunificación familiar y en busca de acceso a servicios de salud en Colombia.
En el caso de la migración femenina, desde 2022 predomina el flujo de mujeres mayores de 36 años que se dirigen a Colombia, Perú, Ecuador o Chile por motivos de reunificación familiar y porque en Venezuela sus recursos eran insuficientes para acceder a salud y otros servicios. Principalmente proceden de los estados del centro y sur oriente venezolano.
Otros de los hallazgos indican que, desde 2021 ha aumentado la llegada de niños, niñas y adolescentes migrantes que viajan usualmente en grupo acompañados de adultos mayores de 36 años.
Por otra parte, en el marco de la pandemia y los años de postpandemia se empezaron a identificar corrientes migratorias de retorno a Venezuela desde Colombia, Chile, Perú, Ecuador y Bolivia. Dentro de este flujo se reconocen dos perfiles dominantes: mujeres de más de 36 años que han regresado con población infantil y adolescente, y hombres mayoritariamente entre los 18 y 25 años. Las razones de retorno tienen que ver con la imposibilidad de acceder a un trabajo, cansancio y deseo de visitar a la familia, en 2022 y 2023 se sumaron motivos de discriminación, el haber sido deportado o temer serlo.
Con el tiempo el panorama migratorio regional se ha hecho más complejo y con ello, han aumentado los desafíos para Colombia. Las cifran demuestran que la migración venezolana continua y lidera corrientes con vocación de permanencia y en tránsito hacia terceros países, incluso en el Darién donde confluyen migrantes de otras 50 nacionalidades más.
El proceso de regularización migratoria desarrollado por Colombia empieza a dar muestras de la eficacia de políticas de esta naturaleza en la integración socio-productiva de los migrantes y en su bienestar. En esta dirección, la encuesta Pulso refleja que el 58% de los migrantes venezolanos encuestados cuentan con documentos de regularización, el 64% está afiliado al sistema de salud, el 67% se identifica con la cultura colombiana y el 82% manifiestan su deseo de permanencia en el país
Sin embargo, ¿qué sucederá con los migrantes que han llegado al país desde febrero de 2021 para los cuales no hay política pública y son invisibles para la institucionalidad ante la ausencia de datos?; ¿qué garantías de derechos y justicia social tienen los migrantes con empleo en Colombia cuando, según el DANE, el 81% de ellos tienen un contrato verbal?; y ¿cómo se dará el proceso de integración, cuando según INVAMER, la opinión desfavorable frente a la migración venezolana es del 70% en Colombia?
Todos ellos son asuntos que deben abordar con urgencia el actual gobierno nacional y los territorios. Seguir evadiendo el tema migratorio y la integración perjudica al país y a la sociedad en general.
* Investigadora del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, de la Bitácora Migratoria en alianza con la Fundación Konrad Adenauer y miembro de la red Charlas de la Bitácora Migratoria.
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