En Venezuela, Orlando Lozano tocaba la trompeta en grupos como Salserín. Carlos Urbina cantaba con la orquesta de Óscar de León y el maestro Adrián Avendaño enseñaba en conservatorios. Ahora los tres llevan su música a la calle 20 con carrera séptima, en el sector La Candelaria de Bogotá, con el proyecto musical Son Rumbero. Desean demostrar que el talento de la migración también se puede aprovechar.

“Migrar no es una obligación, nosotros queremos estar en nuestro sitio, pero hay que abrir horizontes. No tanto por la crisis económica, sino por la cultural. Por la represión, en Venezuela hay un vacío muy grande de bandas”, afirma Adrián.

Carlos cuenta que Orlando lo contactó por Facebook y le propuso formar la orquesta:“Me pareció una buena idea. Siempre me he dedicado a la música y quería hacerlo también en Colombia”. Adrián se unió más tarde.

Todos formaron parte del Sistema Nacional de Orquestas, insignia cultural de Venezuela por la que han pasado unos 300 mil músicos y cuyo esquema se ha replicado en otros países de la región.

Lorem initius…

Son Rumbero siguió creciendo: Dylan Milano (bajo), Javier Benito (timbal) y Cristian (trombón)  son los miembros colombianos. Oswaldo Tovar, ingeniero venezolano que ahora toca las congas, expresa que en Colombia“hay que hacer lo que sea”.

Juntos pensaron en tocar en el centro de la ciudad, pero necesitaban una planta eléctrica. “La abuela de Dylan nos prestó la plata para comprarla. Dijo que le pagáramos como pudiéramos y eso es lo que estamos haciendo”, manifiesta Carlos.

“Todo ha sido una causalidad. Nos conocemos como músicos y personas. Hemos encajado las piezas que son”

Adrián Avendaño
Director de Son Rumbero

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Después de dos meses en las calles de La Candelaria aseguran que el proyecto funciona. Quienes pasan por su escenario improvisado se detienen a verlos y escucharlos. En un día pueden recoger hasta

Con ese dinero invierten en instrumentos y pagan poco a poco lo que les prestaron. “Primero cubrimos los gastos esenciales de la orquesta y posteriormente repartimos lo que queda”, expone Orlando.

Entre los sueños de los miembros de Son Rumbero están conseguir patrocinadores y participar en Salsa al Parque. 

“Aquí queda demostrado que la migración puede aprovecharse. Están llegando talentos dispuestos a enseñar y dando oportunidades de trabajo”, dice Dylan.

Adrián enfatiza en que se debe “realzar el talento colombo-venezolano, porque la música no tiene distinciones”.

Por: Proyecto Migración Venezuela @MigraVenezuela