¿Por qué veneco es una palabra molesta para los migrantes en Colombia?

Generalmente, las personas venezolanas asocian la palabra veneco con conductas xenofóbicas y con abusos verbales e incluso físicos en su contra.. | Por: DANIEL REINA - SEMANA

El uso generalizado de esa palabra ha desatado una polémica entre quienes creen que es un insulto contra las personas venezolanas y entre quienes piensan que ya es un término de uso común.

En las calles, en las oficinas, en el transporte público, en las cafeterías, miles de personas se refieren a los migrantes del vecino país como “venecos”, y desde hace varios años  existe una polémica en torno al uso de esa palabra.

Asdrúbal Marcano es migrante, trabaja administrando un taller de mecánica automotriz, pero es sociólogo de profesión y relata el origen de la palabra, al menos en su país.

Mira, chamo, veneco se les decía por allá en los años 80 a los colombianos que venían a mi país y trataban de imitar el acento nuestro para conseguir trabajo; nosotros en esa época nos burlábamos mucho porque, de verdad, hacían el intento, pero les sonaba desastroso”, dice en medio de una risotada mientras apura el primer café mañanero.

Sin embargo, estando ya en Colombia, Marcano charló con otros colegas locales quienes le relataron que el origen de la palabra veneco tiene otra versión; se usaba, por la misma época, para describir a aquellos colombianos que, gracias a la bonanza petrolera en el vecino país, lograron acumular un buen capital, regresaron, y comenzaron a imitar el acento y la jerga venezolana para darse una importancia personal en su lugar de origen y en su barrio, asociada a su éxito monetario.

Eso, asegura Marcano, generó burlas y en la mismísima Colombia la palabra veneco terminó siendo un insulto para referirse a un compatriota venido de Venezuela que quería darse ínfulas de importante y adinerado.

La versión despectiva e insultante del término veneco  se fue agudizando, su uso peyorativo hizo carrera y se incrementó con la migración de al menos 2,47 millones de personas venezolanas que, por lo general, asocian esa palabra con sentimientos desagradables.

Marisela Mayorga tiene 26 años, es administradora de empresas, y trabaja como mesera en un restaurante; un día cualquiera, por accidente, regó un jugo en la camisa de un cliente, que enseguida la agredió verbalmente usando la palabra veneca, seguida de tres o cuatro palabras de grueso calibre. Ella no olvida el incidente.

Mira, un accidente es un accidente. Yo entiendo la arrechera del señor, pero no podía tratarme de esa manera. No es justo y yo lloré todo el día porque me sentí la más insignificante del mundo”, asegura, mientras rápidamente explica que arrechera en Venezuela significa rabia.  

Ahora bien, ¿por qué los colombianos comenzaron a usar la palabra veneco para insultar ya no a los compatriotas sino a las personas venezolanas? Para los expertos está claro que algunos lo hacen producto de un comportamiento típico de una conducta xenofóbica.

Edgar León, psicólogo clínico, asegura que “históricamente, todos los procesos migratorios han generado resistencia porque existe el temor infundado en las comunidades de acogida de que quienes llegan van a acabar con los recursos que los lugareños consideran propios e inalienables. Esa situación genera un sentimiento de rabia y desprecio por el otro, que se traduce en lenguaje verbal como el uso de la palabra veneco, que viene acompañada de comportamientos nocivos como la segregación y la violencia física”.

En otras palabras, lo que genera problemas no es solamente la palabra en sí misma sino su uso y lo que puede llegar a generar para la autoestima de los migrantes. Tan grave es el contexto en que se dice como lo que puede llegar a provocar: violencia verbal, física y conductas xenofóbicas.

Una cosa es que uno le diga boyaco a un boyacense, porque estamos, al fin y al cabo, entre paisanos, y puede llegar a sonar hasta cariñoso en cierto contexto; otra cosa es que yo le diga veneco a una persona venezolana porque ese término tiene implícita, hoy por hoy, una carga grandísima, una connotación peyorativa y ofensiva, sí o sí. No existe un solo migrante que se sienta cómodo cuando lo describen con ese término”, asegura León.

De hecho, Asdrúbal y Marisela revelan que jamás se han sentido a gusto cuando los describen con esa palabra y que es abiertamente ofensivo escucharla, incluso para referirse a otra persona venezolana.

Claro, yo me ofendí cuando ese señor me reclamó y usó la palabra veneca a los gritos; no es bonito escucharla y sobre todo no es bonito sentir que la usan para ofendernos de esa forma tan bestial, y mucho menos que, cuando le dicen veneco a un pana, uno escuche esa palabra seguida de muchas groserías”, dice ella.

Asdrúbal, un poco más sabio y tolerante por sus años, asegura que “hace falta mucha empatía, mucha educación y mucha pedagogía; solamente el día que los colombianos entiendan que nosotros no vinimos a robarle el pan a nadie, solamente cuando comprendan que estamos acá por necesidad y para sumarle a este país, solamente ese día van a mirarnos con otros ojos; y un buen comienzo es dejar de usar la palabra venecos para referirse a mis paisanos, porque ninguno de nosotros que la oiga se va a sentir querido ni bienvenido”.

Asdrúbal toma el último sorbo del café. Marisela limpia la mesa, y al final otro cliente colombiano, que inevitablemente escuchaba la conversación, les ofrece disculpas y promete ser embajador de esa cruzada por evitar el uso de la palabra veneco, que hoy es sinónimo de intolerancia, de agresión y de xenofobia.

Por: Mario Villalobos @maritovillalobo