La colombiana Camila Palacios, de 25 años, tuvo la iniciativa de abrir un espacio para la creación literaria, musical y artística, y así integrar a estas niñas provenientes de Venezuela, que tengan entre 9 y 12 años.
Con la idea de crear un espacio en el que las niñas refugiadas y migrantes venezolanas puedan expresarse y encontrar su propia voz para contar sus historias de forma creativa, se gestó el taller Voces Cimarronas: historias de viajes, una iniciativa financiada por el Ministerio de Cultura en la que se pretende promover la lectura, la creación literaria, musical y artística para jovencitas provenientes de Venezuela que tengan entre 9 y 12 años.
La convocatoria estará abierta hasta este jueves 28 de octubre. Las interesadas podrán inscribirse al llenar este formulario, en el que preguntan datos personales de las participantes, sus acudientes y, en la parte final dejan un espacio para que expresen qué las motiva o por qué quieren hacer parte de este taller.
El proyecto consta de ocho sesiones presenciales de dos horas cada una, todos los martes y sábados desde el 2 de noviembre hasta el 9 de diciembre de 2021, en la biblioteca pública El Parque, ubicada en la carrera 5 #36-21. Las actividades programadas van desde lectura en voz alta, dibujo, composición musical colectiva, pódcast, ejercicios periodísticos y encuadernación japonesa.
Voces Cimarronas nació con el sentir de un grupo de mujeres que buscaban ayudar a la población migrante venezolana con los recursos que tenía. Camila Palacios, de 25 años, una de las organizadoras del evento, contó al Proyecto Migración Venezuela que después de haber participado en Tu Bandera es Mi Bandera —proyecto de El Derecho a No Obedecer con financiamiento del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR), de USAID y ACDI/VOCA— en el que se fortalecieron las capacidades de jóvenes en materia de integración social y cultural de la migración y lucha contra la xenofobia, ella no paró ese palpitar por hacer algo al servicio de estas personas que llegaban a enfrentarse con diferentes escenas en las calles de Bogotá, algunas buenas y generosas, otras crueles y duras.
Camila no dejó de pensar en las historias que se escuchaban en medio de las conferencias y las ollas comunitarias de Tu Bandera es Mi Bandera, en donde algunas niñas contaban cómo las trataban en la calle y que les gritaban palabras para sugerir que vendían sus cuerpos. Tras estos testimonios tan fuertes, trabajó en una iniciativa lograra transmitir no solo el sentimiento de haber encontrado un lugar seguro en otro país, sino que existen lugares seguros en Bogotá. “Que se de a conocer que esas personas también están dispuestas a recibirlas, y que con la creación de un producto se pueda decir: hemos sobrevivido a todo esto, esto demuestra hasta dónde llegamos”, expresa Palacios.
Al leer libros cercanos a temas de la migración que permita desarrollar una discusión sobre las vivencias y los retos de esta forma de movilidad humana, se buscará que las participantes creen un libro lleno de sus historias, independientemente del género con el que lo quieran abordar y acompañado con sus propias ilustraciones. Otro de los resultados finales será una canción compuesta por todas que se cantará en la clausura del taller.
En adición, se grabará un pódcast con más historias y algunas entrevistas que complementen sus investigaciones. Ante estas actividades multidisciplinarias se cuenta con la compañía y guía de cinco mujeres que tienen experiencia en radio, artes, música y literatura, todas ellas avaladas por el Ministerio de Cultura, luego de que ganaran la convocatoria que apoyaría el proyecto.
Esta fue la segunda vez que presentaron la iniciativa, la primera fue para el Instituto Distrital de las Artes (Idartes), la cual no pasaron, pero los comentarios y la retroalimentación de los jurados hizo que pudieran replantear la propuesta y presentarla en la siguiente convocatoria vigente.
El taller tiene previsto dictarse a quince niñas que, en preferencia, que vivan cerca de la zona de la bibliteca pública El Parque, esto para evitar complicaciones en traslados y problemas de inseguridad, aunque no es un requisito estricto. Sin embargo, las promotoras de esta iniciativa sueñan con expandir el proyecto para que, en futuras versiones, se puedan presentar por todas las localidades de Bogotá en simultáneo.
Por: Debbie Gámez