La relación con Venezuela puede tardar tres años en normalizarse, según expertos

| Por: KAREN SALAMANCA - SEMANA

Especialistas consultados por el Proyecto Migración Venezuela consideran que, más allá del anuncio de la inminente reanudación de relaciones binacionales formales, en la práctica no será tan fácil ni rápido, y que los ciudadanos de ambos países deben ser pacientes.

El anuncio de los cancilleres Carlos Faría, por Venezuela, y Álvaro Leyva, designado por el Gobierno entrante, en el sentido de que el mismo día de la posesión de Gustavo Petro se reanudarían formalmente las relaciones entre los dos países ilusionó a muchas personas, pero hay varios cuellos de botella por superar.

El primero de ellos, según Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, es la realidad del servicio consular. Mientras para los venezolanos es fácil saber cómo y dónde están, gracias al trabajo de Migración Colombia, para los colombianos en el vecino país es casi imposible porque no están caracterizados.

Hay que hacer un estudio muy detallado de dónde están nuestros ciudadanos que requieren apoyo, teniendo en cuenta que no vamos a contar con el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela para que podamos tener información certera y veraz de dónde están nuestro nacionales”, asegura.

En ese sentido, asegura, antes de dos o tres años no podría hablarse de una relación normal como la que existía entre los dos países hace una década, siempre y cuando las cosas fluyan en términos de negociación.

Los resultados reales los veremos en el segundo y tercer año, ya cuando logremos unos niveles reales de normalización dentro de la relación, si es que se da, porque también tendremos una serie de tensiones adicionales que pueden retrasar el proceso”, sentencia el académico.

En la práctica, lo que veremos, según Rodríguez, es una reactivación económica en las zonas fronterizas, pero muy lenta en la faceta social. “No va a ser fácil, no va a ser rápido como la mayoría de la gente cree. Habrá algunos resultados comerciales de forma rápida que van a beneficiar a unos industriales, más que al colombiano y al venezolano de a pie”, sostiene el investigador.

Por eso, asegura, lo más importante debe ser solucionar el día a día de los ciudadanos porque “hay que romper con esa lógica que tenemos hoy, que tenemos a los seres humanos cargando mercancía como si fueran animales de un lado a otro de la frontera, eso no tiene por qué ser así; eso tiene que ser a través de unas dinámicas de transporte acordadas entre los dos países”.

Para ello, por ejemplo, resultan clave cosas muy sencillas y operativas pero que dibujan la necesidad diaria. Es el caso de 4700 estudiantes venezolanos que cruzan a diario a Cúcuta pero deben hacer trasbordo de transporte por cuenta de las relaciones rotas.

Les modificaría sustancialmente la vida a niños que pierden más de una hora o dos horas al día, precisamente en esas idas y venidas de trasbordo”, explica Rodríguez.

Por: Mario Villalobos @maritovillalobo