En promedio, un venezolano come 40 veces más arepa de maíz al año que un colombiano. En el año 2020, el DANE aseguró que la arepa venezolana le estaba dando un empujón a la economía del país.
La migración venezolana no solo ha impactado el sistema de salud colombiano sino que ha traído un incremento en el consumo de productos, bienes y servicios, en especial en rubros alimenticios como la harina de maíz precocida. Este éxodo masivo trae grandes beneficios a la economía de Colombia, de acuerdo con los informes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), del año 2020.
“La demanda de la población venezolana que vive en el país al adquirir harina para hacer arepas y de las galletas que les gustan ha generado una expansión muy importante que ha hecho que el sector esté creciendo a dos dígitos”, explicó a los medios el exdirector del DANE, Juan Daniel Oviedo, en ese momento.
El fenómeno migratorio también ha traído a Colombia empresas como Alimentos Polar, fabricantes de la llamada “Harina PAN”, insumo básico para preparar las típicas arepas venezolanas, y que ha gustado tanto a los colombianos por las similitudes culturales y gastronómicas, según declaró a medios colombianos en el año 2019 el gerente general de esta empresa en Colombia, José Antonio Pulido.
Este empresario aseguró que la migración proveniente de Venezuela aumentó el consumo de arepas en Colombia, ya que según sus cuentas, en promedio, un venezolano come 40 veces más arepa de maíz al año que un colombiano.
“Con la inmigración venezolana el consumo (de arepas y harina precocida) ha aumentado a doble dígito, lo que también se ha visto reflejado en nuestras ventas. Adicionalmente, el fenómeno de la inmigración ha permitido el aumento de exportaciones a países como Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Centroamérica, donde están ellos”, precisó Pulido.
La arepa venezolana es hoy por hoy una alternativa para la mesa de los colombianos, por su exquisito sabor, por ser un alimento relativamente barato, y porque es símbolo de la integración de los migrantes a las comunidades de acogida.
Por: Milagros Palomares @milapalomares