La esperanza de los caminantes en la vía Bogotá – Girardot

Kits de protección y aseo personal, además de brazaletes reflectivos les dan a los caminantes venezolanos. | Por: CORTESÍA VÍA 40 EXPRESS


Más de 500 kilómetros recorrió a pie el venezolano Kleiber Bustamante desde Cúcuta hasta Sibaté, Cundinamarca. Aún le faltan 430 kilómetros porque se dirige a Cali, y con suerte espera conseguir un aventón que le ahorre días enteros caminando.

Kleiber es uno de los 700 caminantes venezolanos que transitan a la semana por el peaje de Chusacá, donde la empresa Vía 40 Express, a cargo de la concesión de la carretera Bogotá – Girardot, creó el programa social Vía Esperanza, que brinda atención humanitaria, con un componente de seguridad: les colocan cintas reflectivas para evitar arrollamientos en las carreteras. 

Esta mano solidaria la ofrecen  a los caminantes en un trabajo articulado con personal de la Cruz Roja de Bogotá y Cundinamarca, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Sorprendido por la fila de caminantes que pasaba por esta arteria vial arriesgando su vida, muy cerca de los vehículos y camiones de carga pesada, Francois Regis Le Miere, gerente general de Vía 40 Express, le dijo a su equipo de trabajo que tenían que hacer algo. Así fue cómo en julio de 2019 surgió esta iniciativa humanitaria que ha atendido a más de 10.000 migrantes venezolanos. 

Las condiciones generadas por la pandemia no frenaron la migración, tampoco las ganas de ayudar en ‘Vía Esperanza’, según cuenta Alexandra Álvarez, coordinadora del programa. ¿Cómo hicieron? Actualmente la móvil de la Cruz Roja realiza de tres a cuatro recorridos mensuales por el corredor vial para brindarles a los caminantes atención médica básica y entregarles kits humanitarios que incluyen bebidas hidratantes, alimentos energéticos, elementos de aseo personal, brazaletes reflectivos e información clave de prevención y seguridad para sus desplazamientos por la vía.

La esperanza de los caminantes en la vía Bogotá - Girardot
La esperanza de los caminantes en la vía Bogotá - Girardot Más de 500 kilómetros recorrió a pie el venezolano Kleiber Bustamante desde Cúcuta hasta Sibaté, Cundinamarca. Aún le faltan 430 kilómetros porque se dirige a Cali, y con suerte espera conseguir un aventón que le ahorre días enteros caminando.

Una unidad móvil de la Cruz Roja Colombiana apoya esta labor humanitarias, con atención primaria de salud y apoyo psicosocial. Los caminantes no abandonan a sus mascotas, comparten con ellos los pocos alimentos que tienen. 

En octubre se incrementó el flujo de caminantes, precisa Álvarez. Calcula que el 30% son menores de edad, adolescentes entre los 13 y 18 años que viajan sin acompañantes.  “El cariño y el amor por las mascotas es universal. No importa cómo vienen los migrantes ni cuánta hambre tengan, ellos parten el pan a la mitad  y lo comparten con sus perritos”, dice conmovida Alexandra. 

Casi con lágrimas en sus ojos, la migrante Anabel Mendoza expresó su agradecimiento por el apoyo que recibió en este corredor vial. “Nos dieron unas galletas, enlatados, agua, y a mi hijo le regalaron unos zapaticos. Que Dios los bendiga por ayudarnos en estos momentos tan difíciles”, dijo la venezolana. 

El coordinador de la Cruz Roja de Cundinamarca, Javier Cifuentes, agregó que además de brindar asistencia humanitaria, les ofrecen primeros auxilios y apoyo psicosocial. 

Gracias al respaldo de los accionistas de la concesión de la vía, VINCI Highways y Conconcreto, así como de la Cruz Roja Colombiana, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Organización Internacional para las Migraciones, durante el primer año del programa Vía Esperanza se atendieron a más de 8.000 caminantes, de las cuales cerca de 2.300 fueron menores de edad, más de 130 madres gestantes y 160 adultos mayores; asimismo, se han beneficiado cerca de 80 mascotas que transitan con los migrantes.

La esperanza de los caminantes en la vía Bogotá - Girardot
La esperanza de los caminantes en la vía Bogotá - Girardot Más de 500 kilómetros recorrió a pie el venezolano Kleiber Bustamante desde Cúcuta hasta Sibaté, Cundinamarca. Aún le faltan 430 kilómetros porque se dirige a Cali, y con suerte espera conseguir un aventón que le ahorre días enteros caminando.

A los caminantes venezolanos les entregan un mapa de Colombia, y les ofrecen información de seguridad para que no se expongan en las vías. Personal del programa social Vía Esperanza entrega kits con alimentos y bebidas a los migrantes. 

Kleiber salió de Caracas con el sueño de poder trabajar y ayudar a su familia. Decidió venir a Colombia a buscar un empleo porque en su país la situación se puso crítica. Aunque reconoce que el recorrido ha sido muy duro, no pierde la esperanza, le quedan fuerzas para transmitir un mensaje de ánimo a sus paisanos. 

“A todas las personas que están caminando como yo en las vías les digo que no se echen a morir, que sí podemos salir adelante, sí podemos. Hay mucha gente que nos está tendiendo la mano como en Vía Esperanza.  En cualquier momento las cosas se van a arreglar, no decaigan”, dice mientras toma de nuevo su maleta tricolor para avanzar en su camino.

Por: Milagros Palomares @milapalomares