Colprensa y Te lo Cuento News, con el apoyo de USAID, administrarán este espacio que busca comprender mejor la migración y la integración, y combatir con información e historias de vida la discriminación, los prejuicios y la xenofobia.
Search
Close this search box.

¿Cómo está la salud reproductiva de las caminantes venezolanas en la frontera?

Migrantes pendulares, como Lina Colina, atraviesan la frontera desde San Antonio del Táchira para acceder a una consulta de control en su embarazo en Cúcuta. | Por: MARIO FRANCO - SEMANA

Un estudio académico dibujó una radiografía de la salud sexual y reproductiva de las caminantes venezolanas que migran y retornan por el corredor fronterizo entre Táchira (Venezuela) y Norte de Santander (Colombia).

Los derechos sexuales y reproductivos en Venezuela se han visto seriamente vulnerados por la crisis que sufre el vecino país. En consecuencia, muchas mujeres venezolanas atraviesan la frontera desde el estado Táchira, para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva en Norte de Santander.

Es tal el incremento de las dificultades para que las mujeres en edad fértil logren atención médica pública y gratuita de calidad en Venezuela, que varias instituciones públicas de salud en Colombia han tenido que prestar asistencia a ciudadanas venezolanas. De ahí que, en el Hospital Universitario Erasmo Meoz de Cúcuta, fueron atendidos 1.040 partos de mujeres venezolanas entre los meses de febrero y abril del 2020.

Un estudio realizado por el Observatorio de Investigaciones Sociales en Frontera, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAT) de Venezuela, y la Universidad Simón Bolívar, de Cúcuta, muestra una radiografía de la salud sexual y reproductiva de las caminantes venezolanas que migran y retornan por el corredor fronterizo entre Táchira (Venezuela) y Norte de Santander (Colombia).

La población objeto de estudio comprendió 548 mujeres y adolescentes venezolanas caminantes, tanto de salida como de retorno en esta zona fronteriza.  De la muestra total, el principal grupo etario fue de 18 a 29 años (55,9 por ciento), seguido por los de 30 a 39 años (19,5 por ciento), 40 a 49 años (10,9 por ciento), adolescentes (9,5 por ciento), y 50 años o más (4,2 por ciento).

Entre los principales hallazgos de la investigación destacan que la mayoría de las caminantes, es decir, el 58,9 por ciento no usa ningún método anticonceptivo. Las caminantes que retornan hacia Venezuela usan en mayor porcentaje métodos anticonceptivos en comparación con las caminantes que van de salida.

“Las venezolanas encuestadas, en general, no tienen buena salud sexual y reproductiva viviendo en Venezuela o en cualquier país de América Latina antes de iniciar su travesía para migrar o retornar. Incluso, al comparar entre las caminantes de salida y de retorno, puede afirmarse en algunas variables, con los datos obtenidos, que las encuestadas en retorno tenían más limitaciones en el país de acogida que las caminantes de salida”, advierten.

Otro aspecto de la investigación alerta que la salud sexual que implica además la libertad de mantener relaciones sexuales sin coerción, sin violencia, y esto se ve vulnerado en la movilidad de las caminantes venezolanas, debido a que según constataron con las encuestadas, estas mujeres están expuestas a riesgos de ser forzadas a tener relaciones sexuales sin su consentimiento durante el tránsito migratorio.

Una muestra de esta grave denuncia es que el 70, 3 por ciento de las caminantes de salida y el 72,6 por ciento de las caminantes de retorno encuestadas las amenazaron con sufrir represalias si no accedían a mantener relaciones sexuales.

Las autoras del estudio Rina Mazuera, Carmen Vivas, Neida Albornoz y Estefany Sánchez recomiendan al Gobierno de Colombia y a los gobiernos de los países de acogida, agencias de cooperación internacional y sociedad en general fortalecer e incrementar los programas de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, de mujeres y adolescentes migrantes en condición de alta vulnerabilidad como es el caso de las caminantes venezolanas, así como robustecer las rutas de intervención psicosocial y servicios jurídicos, para los casos de las sobrevivientes de violencia en cualquiera de sus formas

Por: Milagros Palomares @milapalomares