La organización World Vision tiene una ruta de atención para la población proveniente de Venezuela que ingresa al país a pie. Muestran arte e historias para dignificar al migrante que camina en busca de pasos llenos de esperanza.
Con la voz entrecortada, Neris lamenta que luchó todo lo que pudo en Venezuela, pero tuvo que salir forzada de su país por el futuro de su hijo. Esta adulta mayor se encontraba en la ruta de los caminantes venezolanos, en Norte de Santander, en la vía que conduce desde Cúcuta al páramo de Berlín.
Allí encontró una mano solidaria, con la ruta de atención que tiene desplegada la organización World Vision, en articulación con otros entes de la cooperación internacional, los cuales brindan asistencia humanitaria a esta población vulnerable.
“Yo nunca pensé salir de mi país, pero me tocó. Es fuerte, y ahí vamos”, afirma Neris visiblemente conmovida.
Igual lamento tiene el joven Jesús, quien relató que ha sido muy dura la travesía de migrar a pie de país en país, sobre todo porque van con niños pequeños, a quienes se les dificulta mucho caminar largos trayectos. En el camino dependen de la solidaridad de conductores de vehículos de carga pesada, quienes en ocasiones les ofrecen aventones, para así avanzar.
Vanessa Atpiz, coordinadora legal del Proyecto Esperanzas Sin Fronteras, de World Vision, explicó que esta iniciativa busca entender las necesidades de la población migrante proveniente de Venezuela, a lo largo de la ruta de los caminantes, desde el páramo de Berlín hasta Ipiales, en Nariño.
La campaña se trata— añade Atpiz— de poder dignificar el tránsito de estos caminantes y poder mostrar en los espacios donde no conocen, qué es lo que vive un caminante y generar empatía con las comunidades de acogida.
“Todas las personas que han sido partícipes de esta campaña se han llevado algo hermoso. Nos expresan que el dar algo intercambio es gratificante”, dice la abogada, quien agrega que en los centros de atención, como en el de el páramo de Berlín les dan una bienvenida y les explican en qué consiste la campaña. Los caminantes donan una prenda, una foto, o cuentan su historia, y World Vision comparte esto en espacios culturales de integración, a cambio les donan elementos como zapatos, abrigos, y guantes para el frío.
Muchos de los caminantes venezolanos se han sentido discriminados durante la ruta migratoria y en estos espacios de atención de la campaña Camina Conmigo, expresaron que fueron escuchados y que les brindan ánimos para continuar, apunta una vocera del albergue Kiwanis, en Nariño, frontera de Colombia con Ecuador.
Por: Milagros Palomares @milapalomares