Tras la solicitud del Gobierno de Venezuela para que una aerolínea suspenda el inicio de operaciones aéreas hacia ese país, y tras la cancelación de vuelos de Conviasa desde Caracas, la reapertura de cielos queda en veremos y se genera un cuello de botella para quienes desean viajar entre los dos países y afectaciones al comercio
A través de un comunicado de prensa, Wingo, la primera aerolínea autorizada plenamente para volar hacia Venezuela, confirmó no sólo la decisión de las autoridades de ese país, sino que explicó que “esta suspensión temporal es en espera por resolver asuntos entre los Gobiernos de Colombia y Venezuela sobre las aerolíneas aprobadas para realizar los vuelos entre los dos países”.
Con ese panorama, detuvo la venta de tiquetes en su página web, suspendió el vuelo que estaba previsto para el 4 de octubre, fecha en la que había autorización para comenzar a volar, y confirmo que “tan pronto las autoridades de Venezuela notifiquen a la Aerolínea cuándo podrá retomar la comercialización de los trayectos entre ambos países, la Compañía reiniciará las ventas e informará la nueva fecha de inicio de vuelos”.
De hecho, la aerolínea informó que “se contactará con los viajeros que ya habían adquirido boletos para esta ruta con el fin de ofrecerles alternativas de manejo”; aunque reiteró que sigue comprometida con la conectividad aérea entre los dos países, lo cierto es que por ahora no habrá vuelos hasta nueva orden.
Mientras tanto Avianca, sigue trabajando para volar desde mediados de diciembre, y aunque no ha recibido ninguna solicitud como la de Wingo, continúa a la espera de luz verde para que su logística en el aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, este en orden.
“Seguimos a la espera del permiso para la comercialización del vuelo de manera que podamos comenzar a operarlo en los próximos dos o tres meses“, señaló Felipe Gómez, Director de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de Avianca.
Ahora bien, con la decisión de suspender el vuelo inaugural de Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, previsto el 26 de septiembre en la ruta Caracas-Valencia-Bogotá, quedan más dudas que certezas sobre la reconexión aérea entre los dos países.
El embajador de Colombia en el vecino país, Armando Benedetti, confirmó que la suspensión de ese vuelo se produjo porque sobre Conviasa tiene restricciones para operar hacia Colombia.
“No se puede hacer ese vuelo y nos lo recordaron, textualmente, que Colombia no podía recibir a la aerolínea porque está sancionada en la Lista Clinton”, explicó el diplomático.
Con ese panorama y si las cosas marchan como Avianca espera, la reconexión aérea se daría hacia final de año, salvo que, tal como lo explicó Wingo, haya un acuerdo final entre los países para evacuar los cuellos de botella.
Sin embargo, el siguiente dolor de cabeza será el costo del tiquete; Wingo, la única que alcanzó a vender algunos, comenzó con tarifas de 200 dólares más 60 adicionales que debe recaudar por la prueba PCR de Covid, según las exigencias del Gobierno venezolano.
La escalada del precio del dólar, por encima de los 4 mil pesos, hace que, por ahora, un tiquete Bogotá-Caracas-Bogotá pueda valer cerca de un millón 200 mil pesos, un costo considerable comparado con otros destinos internacionales.
Pero esos mismos 200 dólares son toda una fortuna para las personas venezolanas, por culpa de la grave situación económica del país, afectada por la hiperinflación.
Por ahora, la única opción para viajar entre ambos países es por los pasos terrestres fronterizos y de manera fluvial, por los ríos en la zona entre Arauca y el estado Apure.
Por: Mario Villalobos @maritovillalobo