Las lideresas venezolanas, un ejemplo de vida en Colombia

Cartagena es liderado por las mujeres venezolanas y colombianas. | Por: TICO ANGULO | SEMANA

Yeily Hernández, una mujer venezolana y migrante que llegó con su esposo y tres hijos al barrio El Pozón, en Cartagena, no se imaginaba que su vida estaría destinada a empoderar a las mujeres migrantes, colombianas y retornadas. Una lucha que hoy es acreedora de reconocimientos y cambios a nivel social. 

Somos la cara bonita de la migración; a eso queremos contribuir, así lo define Yeily, con su voz entrecortada por la emoción y los sentimientos que afloran, cuando piensa en su trabajo y el del Movimiento de Mujeres Lideresas Venezolanas en Cartagena, al cual pertenece desde su llegada a Colombia. 

Es enfermera profesional y reside en Colombia desde hace cinco años. Cuando se le preguntó sobre la situación laboral de la mujer, contó que conseguir trabajo como migrante siempre será como subir una montaña: “Cuando vienes de condición migrante, es difícil tener trabajo”.

Y no miente, las cifras que revelan entes gubernamentales, como el Dane, acerca de las condiciones de los venezolanos en el país, precisan que un 89,2% de las mujeres no consiguen trabajo o no les pagan por las labores que hacen a diario. 

Aunque las cifras son preocupantes, esto no fue un impedimento para Yeily, quien asegura que siempre ha estado guerreando la vida, como relata que comentan en el lenguaje de la calle; he estado siempre indagando y participando de procesos de formación y allí es donde hice un curso de emprendimiento. De estas experiencias nació la necesidad de crear espacios para sensibilizar, capacitar y empoderar a las mujeres que son migrantes, retornadas y colombianas del barrio El Pozón.

“Construimos una iniciativa porque evidenciamos que existen peligros y delitos que hacen a las mujeres vulnerables”, afirma orgullosa mientras relata que ayudaron a más de 300 familias para erradicar la normalización de la violencia dentro de su entorno social. 

Bajo programas de educación, capacitaciones y diálogo, se trabajó con menores de edad y sus padres, para hacerles entender que la necesidad no los puede obligar a vulnerar los derechos de los niños. También, reforzaron los canales de comunicación entre familias para evitar la desconfianza y el peligro. 

“Trabajamos de la mano con instituciones” , añade Yeily, al mencionar que fundaciones como Renacer e instituciones como Unicef, le brindaron pautas para conocer a las personas y la comunidad, entablando una oportunidad y generando un cambio social que es reconocido en la actualidad. 

El Movimiento de Mujeres Lideresas Venezolanas en Cartagena ha sido acreedor de reconocimientos como el de merecedoras por la iniciativa en categoría comunitaria al trabajar por erradicar la explotación sexual y la trata de personas en los premios La Muralla ¡Soy Yo!; una iniciativa de Cartagena por eliminar la sexualización y prostitución de las mujeres. 

Empoderamiento y género 

Para Yeily es relevante brindar herramientas y educación a las mujeres. Las mujeres deben comprender la gravedad del feminicidio y la violencia de género al estar expuestas a diferentes situaciones cotidianas.

Queremos sensibilizar a las mujeres por medio del diálogo… Les preguntamos ¿qué soñaban de niñas? para lograr reflexionar, mediante una obra de teatro, lo que no se debe normalizar en la sociedad. Aquí nace el “Violentómetro”, para que las mujeres no vean el feminicidio como una nota más en el periódico”, afirmó Yeily. 

Las iniciativas también se enfocaron en sensibilizar a los niños ante los temas de género para “desaprender esas conductas”, como dice Yeily, que los hace violentos ante la diversidad y lo femenino. También, buscan empoderar a las mujeres a denunciar el maltrato sin importar las circunstancias, enseñándoles que ellas no tienen límites y pueden salir adelante. “Quiero que la mujer se vea en ese rol protagónico en la construcción de la sociedad”, asegura con orgullo.

Sin embargo, faltaba hablar sobre la sexualización que existe hacia las mujeres. Yeily explicó que esto se da por la constante fijación corporal a la que están expuestas las migrantes por sus necesidades, por la falta de información y el engaño que las rodea.

Solo el hecho de decir que eres venezolana, te preguntan cuánto cuestas” comentó Yeily. Una situación que es latente en Cartagena y en algunas partes del país. 

Las lideresas venezolanas son la cara de una migración que contribuye a la cultura y el cambio social, son el ejemplo de la resiliencia que busca cambiar la situación de sus comunidades y de su entorno.

Por: Karol Guzmán Silva @KarolGuzman__