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A través de versos y caminos desconocidos, la travesía musical de Joke y Buba

Padre e hija cruzaron la selva del Darién en busca de una mejor oportunidad para su carrera artística. Su historia inspira a otros trabajar por sus sueños. Suministrada / VANGUARDIA

Joskheyr Edwaner Angulo y su hija, Evangeline Lucía, son una pareja de artistas que se han refugiado en el hip hop para salir adelante y cumplir sus sueños. Su historia de vida ha estado marcada por el movimiento rapero de la capital santandereana.

“Después de la travesía por la que pasamos, lo que merecemos es vivir”, dice Joskheyr Edwaner Angulo mientras toma una bebida caliente en un café de la Ciudad de México. A su lado, en la videollamada, resguardada y algo tímida, está su hija de 10 años, Evangeline Lucía Angulo. Juntos, padre e hija, hicieron del hip hop su estilo de vida y formaron la dupla Joke y Buba, como se hacen llamar en el mundo del rap.

“Venimos regando cultura colombiana y venezolana por toda Latinoamérica”, dice el padre con orgullo, mientras abraza a Eva, como suele decirle, y relata los inicios de su carrera musical.

Joskheyr Angulo es oriundo de Barquisimeto, Venezuela. A los 11 años, el pequeño ‘Joke’ recibió un regalo que cambió su vida, un disco del legendario Vico C, uno de los pioneros del rap en español. Esa fue una señal clara: el hip hop lo esperaba con los brazos abiertos.

Con curiosidad y entusiasmo seguía de cerca los pasos de artistas nacionales como Guerrilla Seca y 3 Dueños. “Me seducía la manera en la que se expresaban y la libertad que tenían. Ahí fui creando mi personalidad en lo que venía siendo mi estilo de vida deportivo y musical en el baloncesto y el rap”, dice.

Sin esperarlo, pero seguro de lo increíble que sería, Angulo se convirtió en padre a los 18 años. Fue inevitable sentir nervios y desorientación, asegura. “Tenía muchas ganas de hacer una carrera musical y por un momento, me cerré. Fueron muchas limitaciones, tanto sociales como monetarias, y seguí capacitándome en hip hop, participando en batallas, y eso influyó también para que ella creciera conmigo, porque mientras yo avanzaba musicalmente, ella veía mis pasos”, recuerda.

Rebelde y decidido, el joven aprovechaba cualquier tarima para expresar lo que sentía, incluso, si eso significaba ir en contra de la corriente. “Me consagré como rapero con mi tema, “Venezuela Libre”, en manifestación al gobierno. Eso me trajo repercusiones y, prácticamente, huí del país”, comenta sobre su primera travesía de migrar a Colombia con su familia.

A través de versos y caminos desconocidos, la travesía musical de Joke y Buba
Vanguardia

Buba, una artista con sello colombiano

“Colombia, de una manera increíble, me abrió las puertas y conocí un sinfín de artistas nacionales e internacionales. Bucaramanga es un sitio que apoya demasiado la cultura y le da la mano a todos los raperos tanto emergentes, como vieja escuela, migrantes y locales”. Así describe Joke a la ‘ciudad bonita’, seis años después de su llegada.

Con esfuerzo y un sueño latente, Joskheyr se abrió espacio en tarimas de la ciudad. Un día, en un ‘toque’ en el barrio San Pedro, Eva, de 8 años en aquel entonces, le dio una grata sorpresa. “Yo conocía una canción de otra rapera llamada ‘Lela’. Cuando mi papá se iba a montar le dije: ‘Papá, yo quiero subir contigo’. Casualmente, mi papá tenía la pista descargada. Yo me subí con muchos nervios porque era la primera vez y gracias a Dios me salió todo bien, me sentí muy bien”, según cuenta dos años después de aquel suceso.

“Lo que hizo Evangeline es totalmente admirable, porque se convierte en artista de una sola decisión. La recepción que tuvo en Bucaramanga fue sorprendente, ver una niña de 8 años montada en la tarima con personas de alto nivel, la gente no lo creía y me decían: ‘Gracias hermano por traer a tu hija’”, evoca el joven artista.

Luego de aquella revelación, Buba le exigió a papá tener su propio sencillo y con el tiempo Joke y Buba eran un fenómeno en el gremio del hip hop en la capital santandereana. Trabajaron con varias disqueras de la ciudad como Toxic Records, el sello musical 704 y Primate. Crearon sencillos, lanzaron vídeos musicales y generaron espacios para batallas de freestyle, danza y grafiti. Recuerdan con agrado el ‘Yo Soy Hip Hop Festival’, un evento organizado por Evangeline que promovió la integración de artistas migrantes, nacionales e internacionales.

“Si no es un abuso decirlo, creo que nuestra estadía en Bucaramanga formó un equipo de trabajo entre varios sellos con los que terminamos trabajando todos juntos”, dice el rapero de 28 años.

Sin embargo, uno de sus mayores logros fue la creación de Alianza Clann, un grupo de raperos migrantes que se radicaron en el barrio San Gerardo, en Bucaramanga, del que fueron parte y en el que, según Joskheyr, “logramos producir un mix de 8 temas y nos fue increíble, pero mis hermanos de la alianza salieron de Colombia y migraron a Estados Unidos. Allá formaron un núcleo nuevo y encontraron una oportunidad de trabajo musical para Eva y un espacio para replicar lo que hicimos en Bucaramanga”, lo que sería el inicio de una travesía más grande.

Odisea por un sueño

El 14 de noviembre del 2023, padre e hija salieron de Bucaramanga con una maleta y las provisiones necesarias para sobrevivir a la que sería la caminata más impactante de sus vidas: cruzar el Tapón del Darién y seis países más para llegar a México.

Como ellos, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá, 400 mil migrantes cruzaron el “infierno verde de las Américas”. Dicho tránsito, que marcó un récord histórico en la migración mundial, dejó por día las huellas de al menos 2.000 personas en 2023.

Durante cinco días caminaron por más de 100 kilómetros. Cuando les preguntan cómo es pasar una noche en el Darién, Buba suele decir: “¿De 1 a 10? Un 10 x 6”. El padre, por su parte, relata que solo en la primera noche, la creciente de un río se llevó carpas, ropa y comida. “Se creció tan rápido que solo nos alcanzó para sacar los bolsos y subir a una loma, si nos demoramos un poco más nos ahogamos”, recordó.

Ambos describen el viaje como una experiencia extrasensorial que hace débil al más fuerte. “Llegamos a caminar hasta nueve horas seguidas. A veces que estuve muy cansada, recuerdo que me sentaba y me preguntaba: ‘¿Por qué estoy metida en una selva?’. Después me decía: ‘Esto lo estoy haciendo para ayudar a mi familia, para que estén en un lugar mejor’, entonces me levantaba y seguía”, expresa Eva. “Escuchábamos ruidos de animales que sin dudarlo te atacan. Es algo muy frustrante porque ningún arma te va a defender, solo la suerte de que ataque al vecino y no a ti”, agrega el padre.

Cada pequeño logro era una victoria enorme. A veces, encontrar la salida, parecía imposible. “El cuarto día en el Darién dije: ‘¿Será que Dios no me quiere?, ¿por qué no me ayuda a salir de aquí?’. Apenas salimos llegó una notificación al teléfono de mi papá, decía que se había caído una piedra gigante encima de unas personas; yo quedé sorprendida porque justo habíamos pasado por ahí”, asevera la niña.

Por varias semanas recorrieron Centroamérica hasta la Ciudad de México, un viaje complejo e intenso, cuya misión principal era evitar ser descubiertos. Joke recalca la importancia de investigar a fondo lo que implica migrar de esta manera: “Esto se ha convertido en una macro migración, pero también en un foco de desinformación. Creo que el 80 % de las personas que pasan por esta travesía no tienen el conocimiento de lo que va a pasar. Además, las autoridades trabajan con migración y hacen de este paso un infierno. Los haitianos, los cubanos, los venezolanos y los colombianos sufrimos mucho cuando migramos. Te pueden quitar dinero, te pueden devolver dieciséis horas de viaje y eso es frustrante”.

La esperanza se mantiene, ambos han usado este viaje para transmitir su legado al mundo y anhelan regresar a la ‘ciudad bonita’, su segundo hogar, llenos de ideas y con el recurso suficiente para continuar con su misión: potenciar el arte urbano en Bucaramanga.

“Quiero y tengo que remunerar todo lo que esa ciudad me dio, entonces, más que un deseo, es una obligación volver. Así como me comprometí a llevar el nombre de mi barrio de Venezuela, que se llama Ujano, estoy comprometido con llevar el nombre de San Gerardo”, insiste con rostro de orgullo.

“¡Sí se puede!, ese es el mensaje que quiero dejar y qué mejor manera de hacerlo que junto a mi hija, la persona que se encargó de hacerme entender que todo tiene una evolución. ¿Y tú?”, le pregunta el papá a su hija, quien responde: “Yo quiero expresar mis sentimientos, quiero que las mujeres se den cuenta que también podemos, que se sientan identificadas con el hip hop y con mi música”, dice la pequeña artista mientras resalta una frase de su sencillo, ‘Power Femenino’: “Quiérete a ti misma, es la moda que ahora se usa”.