La Fundación Juntos Se Puede realizó un diagnóstico de las condiciones en las que se encuentra la ruta por donde transitan los caminantes venezolanos en los departamentos Arauca, Casanare y Boyacá.
Un recorrido en campo durante diez días permitió a los miembros de la Fundación Juntos Se Puede identificar los puntos clave de apoyo, y su trabajo articulado con las organizaciones humanitarias internacionales, para brindar atención a los caminantes venezolanos que huyen de su país desde el estado Apure, y que transitan caminando por los departamentos Arauca, Casanare y Boyacá; hasta llegar a la ciudad de Bogotá.
Según se desprende del informe Cohesión social y articulación de la ruta Arauca – Bogotá, se propiciaron espacios con diversas organizaciones para conocer su funcionalidad, falencias y posibilidad de futuras articulaciones en aras de mejorar la atención de los venezolanos con necesidad de protección internacional, que migran a pie por estas regiones.
Los miembros de la Fundación Juntos Se Puede, con sede en Bogotá, también aprovecharon el recorrido por estos departamentos para promocionar de la app Mi pana, que se encuentra en fase de programación, y que servirá como instrumento de información e integración entre las organizaciones y los caminantes con dificultad para orientarse geográficamente, y para facilidad de ubicación de los puntos de apoyo y servicios que prestan a esta población refugiada en la ruta de más de 615 kilómetros.
El recorrido lo comenzaron en el Espacio de Apoyo Integral ye (Y) Antioqueña, Panamá de Arauca, Punto de Atención de la Cruz Roja y San Salvador en el departamento de Arauca. Continuaron el recorrido por los puntos de Paz de Ariporo, pasando por la ciudad de Pore y la Chaparrera hasta llegar al Centro de Convivencia Solidario Transitorio para Migrantes de Yopal, en el departamento de Casanare, siendo este el último punto de apoyo encontrado en el recorrido.
En la ruta evidenciaron situación de vulnerabilidad en los caminantes venezolanos, debido a que no cuentan con recursos para cubrir sus necesidades básicas. “El factor común de los testimonios recogidos se basa en no tener cómo suplir sus necesidades de alimentación, medicinas y no contar con pasaporte, ni cédula de identidad venezolana, por tal razón deciden salir de Venezuela buscando un mejor futuro para ellos y su familia”, indica el informe.
Así, encontraron que el 90% de los caminantes entrevistados en el recorrido proviene de los estados que conforman los llanos venezolanos, principalmente de Portuguesa, Apure y Barinas, y que aparte de la crisis interna se le suman las consecuencias del conflicto armado entre grupos criminales en la frontera colombo venezolana.
«El orden público se ve notablemente afectado por el conflicto entre los grupos irregulares de la región, afectando el libre tránsito de las personas que viven en el lugar o los caminantes que van de paso. En el municipio Arauca, por razones de seguridad, la Policía Nacional recomendó no ir a los municipios Arauquita y Saravena, por la violencia desatada recientemente».
Advierte la Fundación Juntos Se Puede que estos caminantes venezolanos están en riesgo inminente de revictimización, porque al llegar a Colombia por el desplazamiento interno del lado venezolano, están expuestos en el departamento Arauca y Casanare a violencia sexual y reclutamiento forzado, sobre todo las mujeres y los menores de edad. Además del peligro de de trata de personas y tráfico de migrantes, Minas Antipersonal (MAP) o Municiones Sin Explotar (MUSE).
En el departamento de Boyacá no visualizaron ningún punto de apoyo de la cooperación internacional. Se reunieron con la representantes de la Fundación Cultural Simón Bolívar para conocer de su labor en el departamento y cómo se relaciona el Gobierno local y las organizaciones internacionales con las ONG.
En esta zona alertan que la Unidad Administrativa de Migración Colombia solo cuenta con una máquina de registro biométrico para 123 municipios de Boyacá, situación que preocupa a esta fundación humanitaria porque quedan solo dos días para culminar el proceso de regularización migratoria.
En esta ruta de caminantes de Boyacá se dificulta encontrar un lugar de apoyo fuera de los establecidos por la cooperación internacional, para que los migrantes venezolanos cubran sus necesidades básicas de hidratación, alimentación y aseo personal.
Por la ruta Arauca-Bogotá, esta fundación pudo constatar que hay un contraflujo de retorno hacia Venezuela desde Perú, trayecto en el que un grupo de caminantes llevaba más de 25 días caminando.
Por: Milagros Palomares @milapalomares
