Retratos de Alca, el venezolano sin piernas que encontró su hogar en Barranquilla
Alfonso Mendoza, a quien todos llaman “Alca” -unión de las dos primeras letras de su nombre y de las dos primeras letras de camino-, nunca ha tenido piernas pero es surfista y skater.
Lo que ha vivido Alca es indecible, hace 25 años su madre lo intentó abortar cuando se enteró de que ‘venía’ con agenesia femoral, la malformación congénita que padece. Estuvo al cuidado de su abuela materna, Aura, quien falleció cuando él tenía 9 años. Pasó su adolescencia rotando en las casas de parientes y la carencia de afecto casi lo lleva al suicidio. Pero su fuerza y espíritu tampoco se podrían describir. Una frase manida, que se repite en todos lados, en la voz de ‘Alca’ recobra todo el sentido: “los límites están en la mente”.
Alca es venezolano y hoy vive en Barranquillla, en una pequeña habitación junto a su esposa, Mileidy Peña, de 19 años, y su hija. Tienen una cama, un guardarropa improvisado, un televisor y repisas. La ventana del cuarto da a una gallera. “Soy de Mérida, Venezuela. Allá nos conocimos y me enamoró. Luego quedé embarazada y resolvimos venir a Barranquilla, pero aún no me acostumbro al calor”, recuerda Mileidy.
Alfonso es migrante pero ya conocía Barranquilla, había viajado para vender mercancía y cuando su vida cambió en Venezuela, y su país le cerró las oportunidades, resolvió quedarse:“Cuando me enteré de que iba a ser padre decidí buscar un mejor futuro para mi familia, pero en nuestro corazón siempre está la idea de regresar”.
Canta en los buses. Vive de la música porque la música lo salvó “en el momento preciso”. Recuerda que en uno de los momentos más duros escuchó Mañana será otro día de Canserbero y no solo le dio esperanzas, también lo convenció de buscar la flor de su talento: rapear.
« Cuando sientas que la vida te ignora, llora. Pero valora mientras sonrías. Alguien decía que no siempre lloverá, en cambio, siempre, mañana será otro día… »
«Aunque sea de Venezuela, yo me siento como en casa. Aquí canto en los buses, allá canto en la plaza… Y luchamos como ustedes, pa’ llevar el pan a casa. A Barranquilla agradezco… Si voy a Venezuela y me toca regresar, no lo pensaría dos veces»