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“El crimen organizado no tiene nacionalidad”

Ronna Rísquez, autora del libro 'El tren de Aragua'
Ronna Rísquez, autora del libro 'El tren de Aragua'

La periodista de investigación venezolana Ronna Rísquez, autora de un libro sobre ‘El Tren de Aragua’, asegura que los migrantes son las principales víctimas de estas organizaciones criminales.

El Tren de Aragua es un grupo criminal originario del estado venezolano de Aragua, que, como muchas otras organizaciones delincuenciales, ha extendido sus tentáculos por el resto del continente.

En varios de los países en donde tiene presencia (Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Bolivia) sus acciones delictivas se convierten en ocasiones en excusa para justificar la xenofobia contra los venezolanos.

“Los migrantes se han convertido en las principales víctimas de ‘El Tren de Aragua'”, dice la periodista venezolana Ronna Rísquez, quien es la autora del libro ‘El Tren de Aragua: La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina‘.

En su libro, Rísquez cuenta los inicios de la banda y que al fusionarse con otra tomó posesión de un pueblo, una zona industrial y un lago y ahora es una organización criminal involucrada en más de 20 actividades ilícitas, desde narcotráfico y minería hasta tráfico de migrantes.

En entrevista con MigraVenezuela asegura que los delitos con los que afectan a los migrantes van desde la extorsión y el tráfico de personas hasta el secuestro y la explotación sexual.

En los últimos meses, se han vinculado a miembros de esta estructura criminal a diferentes delitos en Colombia ¿Cree que esta situación ha exacerbado la xenofobia y discriminación hacia los venezolanos?

Sí, definitivamente. La forma en que se ha manejado la información de los delitos y los hechos de violencia en los medios de comunicación y por parte de las autoridades, de alguna manera, ha reforzado en la ciudadanía la xenofobia contra los venezolanos y en general contra cualquier persona de otra nacionalidad que se haya vinculado en algún delito.

Sin embargo, creo que en lo que hay que hacer énfasis es en se trata de un grupo y que además en todos los países hay delincuentes, el crimen organizado no tiene nacionalidad ni frontera. En eso es en lo que hay que insistir: en que no es un problema de Venezuela o de los venezolanos, en este caso son venezolanos, pero también hay delincuentes de otros países, y eso no tiene nada que ver con la nacionalidad.

Hay que recalcar también que la mayoría de los venezolanos no son delincuentes y que, más bien, los migrantes se han convertido en las principales víctimas de El Tren de Aragua en los países a los cuales ha llegado.

-¿Cuáles son las razones por las que el Tren de Aragua gana miembros?

La situación de Venezuela, donde no existen oportunidades de estudio, de trabajo ni de esparcimiento para los jóvenes, complica y dificulta mucho sus vidas en Venezuela y los pone en una condición de vulnerabilidad, así como de ser fácilmente captables por estos delincuentes. Creo que el desarrollo, diseño y aplicación de políticas integrales, sociales, de seguridad, educación para los jóvenes es importante, es vital en este momento en el país. Es algo que hay que hacer, porque de lo contrario se está dejando un espacio abierto para la captación fácil de estos chicos.

-¿Cree que a largo plazo esa banda criminal pueda extinguirse?

No tengo la certeza, lo que sí es cierto es que si no hay acciones por parte de las autoridades competentes y del Estado, la organización criminal sigue y seguirá funcionando, lo que obviamente intentarán es mantener sus operaciones en los países donde ya tienen instaladas sus células. Creo que también es importante pensar en el accionar de la cárcel de Tocorón. Hay que tener en cuenta este factor a la hora de pensar en cómo va a resolverse esa situación.

-¿Cómo ha impactado este grupo a los migrantes venezolanos?

De diversas maneras, algunos han sido extorsionados, a otros les han cobrado para permitirles pasar de una frontera a otra, a las mujeres las esclavizan y las explotan sexualmente, algunos han sido secuestrados para obligarlos a pagar alguna “vacuna” (cuotas de dinero a cambio de la seguridad) y otros han sido asesinados porque no han cumplido con las reglas que imponen.

La victimización de los migrantes venezolanos es realmente significativa. Lamentablemente, no hay contabilidad de eso, porque además muchos de esos delitos quedan en lo que llaman ‘cifras negras’, pues no se conocen. Eso hace que esto ocurra.

-Ha trascendido información sobre guerras entre El tren de Aragua y otras bandas en Bogotá por el control de la comercialización de drogas, ¿Piensa que esta situación podría agravarse?

-La situación puede agravarse, aunque eso es lo normal en este tipo de casos. Si llega un grupo de criminales a un territorio que está controlado por otro grupo, se van a registrar enfrentamientos porque cada agrupación quiere quedarse con el mismo territorio para la explotación de actividades delictivas.

Si El Tren de Aragua se sigue expandiendo, no negocia con las bandas de otros países o de otros territorios o se le oponen, posiblemente vaya a haber algo de violencia. Sin embargo, no es este elemento, justamente aunque parezca un poco raro, una de las características de El Tren de Aragua, obviamente es una facción que usa la violencia y que recurre a prácticas crueles, pero es un grupo que también se caracteriza por buscar negociar y sellar alianzas para poder operar con mayor facilidad y sin ningún tipo de conflictos. Ellos evitan el conflicto, diría yo. No necesariamente se va a agravar la situación en el sentido de violencia. Lo que sí es evidente es que si El Tren de Aragua sigue operando, va a seguir extendiéndose y ampliando su portafolio de delitos.

– Hay personas que usan ejemplos como el de Nayib Bukele para asegurar que la mano dura es una solución contra ese tipo de organizaciones. ¿Cree usted que esa es la solución?

-No, para nada. Estoy en total desacuerdo con esa solución al estilo Bukele. En el caso de Venezuela, por ejemplo, hemos visto cómo las políticas de mano dura que ha implementado el gobierno de Nicolás Maduro con la “Operación de Liberación del Pueblo” (OLP), que representó un conjunto de despliegues policiales iniciado en julio de 2015 como respuesta al incremento de la violencia en Venezuela y, luego con la aplicación de los operativos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), no resultaron efectivas. Tales medidas dejaron más de 20.000 personas ejecutadas en cinco años. Entonces, no acabaron con el crimen, sobre todo con el crimen organizado. Y eso lo confirmó el propio presidente Maduro cuando habló de que había mafias que involucraban a gobernadores, alcaldes, diputados, ministros y que además estaban relacionados con grupos armados estatales como la megabanda de El Conejo, que a su vez se vincula con El Tren de Aragua.

Las políticas de mano dura definitivamente no son la solución. La solución no es crear una megacárcel para 40.000 presos, la clave está en generar oportunidades de estudio, de trabajo y de esparcimiento para los jóvenes, para que las personas no lleguen a estar en la cárcel.

-¿Han incursionado mujeres en el liderazgo de esta banda delictiva?

Hay mujeres involucradas o que pertenecen al Tren de Aragua como organización y con roles muy importantes. Sin embargo, no he identificado a ninguna mujer con rol de liderazgo dentro de la organización.