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La ruta VIP por San Andrés: también se puede morir en el paraíso

Más de 800 personas, 127 de ellas niños, fueron rescatadas en el mar en el último año, cuando trataban de llegar a Estados Unidos vía San Andrés. (Colprensa - John Paz)
Más de 800 personas, 127 de ellas niños, fueron rescatadas en el mar en el último año, cuando trataban de llegar a Estados Unidos vía San Andrés. (Colprensa - John Paz)

Más de 800 personas, 127 de ellas niños, fueron rescatadas en el mar en el último año, cuando trataban de llegar a Estados Unidos. Los habitantes de la isla son testigos de cómo estas personas son embaucadas con la esperanza de encontrar un mejor futuro.

Por Camila Rivera, periodista de MigraVenezuela.
Enviada especial a San Andres.

Podrían parecer unas vacaciones. De hecho, así lo ofrecen, como paquetes turísticos, que se publicitan en internet y en redes sociales.

Desde hace varios meses, un número creciente de migrantes, que prefiere no enfrentarse al temido paso por el tapón del Darién, ha optado por emprender (obviamente a un mayor costo), la ruta marítima por la isla de San Andrés, con la que les prometen llegar, supuestamente más fácil, a Centroamérica o Estados Unidos.

Pero, para un migrante, el mar de los siete colores deja de ser el lugar paradisiaco que disfrutan los turistas, para convertirse en una peligrosa travesía en la que puede perder la vida. 

Y es que el mar, una superficie tranquila cerca de la playa, en alta mar puede volverse peligroso en cuestión de minutos por los cambios bruscos en la corriente, que arrastran a las embarcaciones y en muchos casos les impiden alcanzar la costa.  

“Las olas aquí, en la playa, son de uno o dos metros, como máximo. Pero allá, en alta mar, es otra cosa, las olas pueden llegar a cinco metros. En esas pequeñas embarcaciones sin nada de protección, las personas enfrentan muchos peligros”, comenta uno de los habitantes de la isla. 

En el último año, la Armada Nacional ha rescatado 52 embarcaciones, la mayoría de ellas con niños y ancianos a bordo, que viajan junto a su familia a la isla como “turistas”, en un desesperado intento por llegar a los Estados Unidos. 

De acuerdo con Javier Sarmiento, procurador delegado en derechos humanos, “a la fecha se han rescatado más de 800 migrantes en 47 embarcaciones, de los cuales se calcula que por lo menos 127 son menores de edad”. 

Coronel Doris Manosalva, directora de la Policía de San Andrés.
Coronel Doris Manosalva, directora de la Policía de San Andrés. Colprensa/John Paz

A través de publicaciones en TikTok y WhatsApp se promocionan “tours” y paquetes turísticos desde Colombia hasta Nicaragua, dirigidos a migrantes venezolanos. Los “coyotes” utilizan videos cortos con imágenes de la isla en sus estados de WhatsApp para promocionar el viaje. En los mensajes encriptados llaman la atención emojis con banderitas de países como Colombia, Venezuela, Nicaragua y Estados Unidos. 

Según la coronel Doris Manosalva, directora de la Policía de San Andrés, estos paquetes turísticos ofrecen viajes hasta Centroamérica, y a veces hasta los Estados Unidos, por un valor que oscila entre los 3.000 y 4.000 dólares por persona. Añade que muchas veces, “las personas venden todo lo que tienen para pagar este viaje y al llegar a la isla nadie les responde el celular”, concluye Manosalva.

Los peligros en alta mar: naufragios y desapariciones  

El mar Caribe es hermoso, pero traicionero, dicen los isleños. En ocasiones, ha cobrado un alto precio a aquellos que se aventuran en sus aguas en embarcaciones mal equipadas y sobrecargadas. A medida que la demanda de la ruta marítima ha aumentado, también lo ha hecho el número de naufragios y tragedias humanas. Muchos migrantes, incluidos niños y ancianos, han perdido la vida en su intento por perseguir un futuro prometedor.

Los rumores de desapariciones se empezaron a hacer cada vez más visibles a través de denuncias en redes sociales en donde algunos venezolanos empezaron a buscar a sus familiares que emprenden viajes a Centroamérica por San Andrés.

Uno de los comerciantes de la isla que ha tenido información de este tipo de viajes comenta: “se sabe que muchas de estas embarcaciones aprovechan las malas condiciones climáticas para arrancar y así evitar encuentros con las autoridades a altas horas de la noche”. 

El problema aquí más que las rutas es la vida de las personas, la que está en juego. Personas que están en condición de vulnerabilidad. 

“Es un tema sumamente peligroso para los migrantes que se arriesgan a tomar este tipo de rutas, no existe ningún tipo de garantías para las familias que llegan aquí, hemos visto niños en grupos de personas que han sido salvaguardados por la Armada, ha habido noticias de desaparecidos en donde se empezó a hacerse públicas las noticias de las personas que buscaban a sus familiares que viajaban a Nicaragua”, añade.

Migrantes: turistas recluidos en habitaciones de hotel 

A inicios de 2022 empezaron a llegar a las posadas grupos de turistas a altas horas de la noche: “los jaladores me llamaban a las once de la noche diciéndome que un grupo de personas se quedaron de su vuelo y que si podía recibirlos por un par de horas. Por eso no hay registro de ellos”, comenta la administradora de una posada. 

Las posadas en San Andrés son hospedajes reconocidos por sus bajos costos y flexibilidad a la hora de alojar a turistas que viajan con bajo presupuesto.  

Capitán de Corbeta Santiago Coronado Barragán, Comandante de la Estación de Guardacostas de San Andrés
Capitán de Corbeta Santiago Coronado Barragán, Comandante de la Estación de Guardacostas de San Andrés Colprensa/John Paz

“Yo los acomodaba, pagaban toda la noche y cuando yo venía a buscarlos en la mañana ya ninguno estaba. Hubo personas que dejaron maletas enteras llenas de equipaje con ropa nueva, elementos de aseo y bolsos”, señaló la administradora. 

Una vez llegaban al hospedaje, raramente salían de la habitación, “a mí me empezó a preocupar porque tenían el aire acondicionado todo el tiempo prendido. Eso incrementará el servicio de energía. La comida se la traían, las bebidas también”. 

Era muy raro ver cómo ninguno de estos huéspedes hablaba con los administradores de la posada por cuenta propia. Las reservas, pagos y comidas normalmente estaban a nombre de una única persona que respondía en representación de todo el grupo. 

Otra peculiaridad, comentan en la posada, es que, inicialmente, varios de ellos se presentaron bajo la apariencia de ser familiares, pero prontamente empezaron a levantar sospechas de que no lo eran debido a que se rehusaban a compartir habitación. 

El paso de los migrantes venezolanos por San Andrés es un “secreto a gritos” como dice un comerciante, quien añade que en San Andrés “todos los migrantes llegan con un tiquete de vuelta, hay un registro de llegada, pero nunca de su salida. Hacen reservas para varios días y antes de que esto ocurra ellos se desaparecen”. 

Santiago Coronado Barragán, comandante de la Estación de Guardacostas de San Andrés, comenta que muchos de los migrantes “rescatados nos agradecen, aquí venden esta ruta como VIP, pero eso no es así, las condiciones de altamar son mucho más adversas de lo que las personas se imaginan”. 

La migración irregular: una alternativa de ingreso para los pescadores de la isla 

Aunque muchos de los pescadores niegan involucrarse en el transporte de migrantes desde la isla hasta Nicaragua, la Armada Nacional ha interceptado algunos barcos pesqueros haciendo este tipo de viajes clandestinos a altas horas de la noche en sus botes.

En anteriores ocasiones, los pescadores han denunciado que, después de la firma del tratado de La Haya, las grandes embarcaciones provenientes de Nicaragua han estado desplazándolos, agotando los bancos de pesca y dejándolos sin una fuente de empleo.

Es por esta razón que, además de lidiar con la competencia desleal, algunos pescadores se han visto en la necesidad de recurrir a otros medios de subsistencia para poder alimentar a sus familias, según algunos afirman. 

“No nos dejan pasar a pescar, no nos dejan ir trabajar, entonces pasamos personas”, confiesa uno de ellos, que pide reservar su identidad.

Los reportes de las autoridades

Mediante patrullajes y operaciones de búsqueda y rescate, la Armada Nacional ha logrado salvar la vida de más de 800 personas y han intervenido en varias embarcaciones.

Una vez que los migrantes son rescatados y llevados a tierra firme, la policía y Migración Colombia asumen la responsabilidad de asegurar su bienestar. Estas autoridades se encargan de retornar a las personas a sus lugares de origen en Colombia y, en caso necesario, procesar a los capitanes de las embarcaciones involucradas.

La OCCRE (Oficina de Control, Circulación y Residencia) tiene un papel fundamental en este proceso. Su tarea principal consiste en verificar que la documentación de los migrantes se encuentre en regla, y posteriormente investigar si existen situaciones de irregularidad entre quienes ingresan al archipiélago. La llegada masiva de migrantes ha generado preocupación en las autoridades de Migración Colombia y en los organismos encargados de abordar esta problemática.

Además, según la policía de la isla, se están llevando a cabo investigaciones exhaustivas en playas, hoteles y posadas para determinar las motivaciones y el estatus legal de los visitantes. Cuando no se encuentran los registros adecuados, se emplean los medios necesarios para establecer la verdadera naturaleza de su visita.

Las rutas identificadas hasta Centroamérica

De acuerdo con el capitán de corbeta Santiago Coronado Barragán, comandante de la Estación de Guardacostas de San Andrés, las embarcaciones parten del norte de la Isla hacia Nicaragua y otras salen del sur de la isla  

Otras llegan a Alburquerque y llegan a Cayo Pescador, muchas veces en embarcaciones Nicaragüenses. 

Ruta 1: San Andrés – Corn Island – Blue Fields (Nicaragua)   

Ruta 2: San Andrés – Cayo Pescador / Albuquerne – Bluefields   

Ruta 3: San Andrés – Laguna Perla (Nicaragua)   

Ruta 4: San Andrés – Bluefields   

Ruta 5: San Andrés – Cayo Pescador / Albuquerne – Corn Island – Bluefields  

Los migrantes que viajan en estas embarcaciones provienen mayoritariamente de Venezuela, Uzbekistán y, recientemente, ciudadanos de Afganistán, China, Vietnam, Serbia, Nepal, Bielorrusia y Bosnia.