En los países de tránsito, y en especial en las franjas fronterizas, deben establecerse protocolos para identificar y asistir a personas refugiadas y migrantes con necesidad de protección internacional y evitar su devolución, incluyendo la disposición de recursos de apelación y asistencia legal.
Esta es la principal recomendación que se desprende del Informe ‘Caminantes de ida y vuelta, el flujo de migrantes venezolanos por el continente en tiempos de pandemia, realizado por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH UCAB) de Caracas.
“Un rasgo novedoso de este recorrido a pie en el marco de la pandemia es la manera natural con que los caminantes asumen este ir y venir. El camino se ha normalizado y pueden llegar de Quito a Cúcuta a recoger a un familiar y devolverse. Vimos personas que hacían la ruta a Perú por segunda vez”, afirma Ligia Bolívar, investigadora asociada del CDH UCAB y responsable del estudio.
Los testimonios obtenidos para el informe dejan claro que los refugiados venezolanos seguirán saliendo a pie aún con las fronteras cerradas. Para la realización de esta investigación, el equipo de la línea de trabajo sobre derechos de migrantes y refugiados del CDH UCAB realizó visitas de campo para entrevistar a caminantes en la carretera que conduce de Bogotá hacia el sur del país (departamentos de Cundinamarca y Tolima) y en la ruta entre Maicao y Riohacha (departamento de La Guajira).
Asimismo se recolectó información testimonial con personas que monitorean actividades de apoyo a caminantes en el estado Táchira (Venezuela), en los departamentos de Arauca, Norte de Santander y Santander en Colombia y Tulcán (Ecuador). Tanto las entrevistas virtuales como el trabajo de campo se realizaron entre octubre de 2020 y enero de 2021.
El recorrido en el marco de la pandemia presenta más obstáculos, ya que los caminantes comienzan ahora su trayecto a pie entre 300 y 1.000 kilómetros adentro de Venezuela, antes de llegar al límite con Colombia o Brasil, debido a la falta de combustible y el alto costo del transporte en Venezuela. El informe registra las dificultades de la travesía dentro de Venezuela, detallando las violaciones de derechos humanos a las que son sometidos los migrantes en su propio país.
Recolectaron testimonios de migrantes que fueron detenidos sin razón en algunos retenes a lo largo de las rutas por Venezuela, solo para retenerles su cédula de identidad, alegando una supuesta verificación. Algunas personas afirman haber esperado por hasta seis horas sin que les devolvieran su cédula o que los documentos fueron destruidos y sus titulares sometidos a maltratos verbales, pues la identificación está siendo usada como forma de extorsión.
«Estamos viendo grupos familiares completos por cada uno que se fue de Venezuela. Tenemos caminantes a los que les hemos podido hacer seguimiento en la ida y en el regreso y los encontramos con su pareja, hijos (…) puede que se acompañen de un abuelo, abuela, suegro, suegra (…) de manera que estamos contando aproximadamente cuatro personas por cada venezolano que retornó. Encontramos grupos familiares, algunos muy grandes de 8 o 10 integrantes. Incluso grupos de vecinos»
Adriana Parra, directiva de la Fundación Tempus 20/20
Pese al predominio de grupos familiares, un dato preocupante del Informe del CDH UCAB es el aumento de niños, niñas y adolescentes (en adelante, NNA) no acompañados. Según datos aportados por la organización Apoyar, “en la región de Arauca se registró un incremento de los NNA no acompañados o separados durante 2020, a pesar de la pandemia. La mayoría de estos son caminantes y viajan en grupos con otros menores que se conocen previamente o en el camino, a veces acompañados por un joven mayor de edad”, refiere el estudio.
Se revela además un nuevo fenómeno que comenzó a presentarse desde junio de 2020, dentro de la movilidad humana venezolana hacia diferentes países de la región: el del reflujo. Ciudadanos que después de haber regresado a Venezuela a pie desde Colombia, Ecuador, Perú y Chile, están retornando por segunda vez a dichos países junto a sus grupos familiares.
Esta normalización del trayecto en ambas direcciones la confirmaron los investigadores del Centro de Derechos Humanos con Lina Mena, encargada de la oficina del Servicio Jesuita para los Refugiados (SJR) en Tulcán, Ecuador, quien sostuvo que cada vez es más frecuente ver a caminantes regresando a Venezuela para buscar a sus hijos y hacer el trayecto de vuelta hasta Ecuador.
El SJR Ecuador observó que desde fines de noviembre de 2020 comenzaron a identificar más grupos familiares que llegan en condiciones muy precarias y sin recursos. “Los menores suelen presentar enfermedades respiratorias y niveles de desnutrición considerables”, cita el informe.
Por: Milagros Palomares @milapalomares