De acuerdo con ACNUR el número de personas desplazadas aumentó un 8% entre el 2021 y el 2022.
Por Camila Rivera – MigraVenezuela
En medio de un mundo marcado por conflictos y crisis humanitarias, el 20 de junio se celebra el Día del Refugiado y Desplazado, una oportunidad para reflexionar sobre la difícil situación que millones de personas enfrentan al verse obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y protección.
En este contexto, es crucial destacar las cifras, los esfuerzos internacionales y los desafíos que rodean a esta problemática, así como el llamado a la responsabilidad compartida desde distintos organismos internacionales.
Las cifras son impactantes. Según el informe anual de Tendencias Globales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a finales del 2021, el número de personas desplazadas por las guerras, la violencia, la persecución y las violaciones a los derechos humanos ascendía a 89,3 millones, es decir, un 8% más en comparación con el año anterior y más del doble en relación con la cifra de hace diez años.
Ante esta realidad, los esfuerzos internacionales se han intensificado en la búsqueda de soluciones. Organizaciones como ACNUR, gobiernos, ONG y la sociedad civil se han unido en la tarea de brindar protección, asistencia humanitaria y oportunidades de integración a las personas refugiadas. Sin embargo, los desafíos son enormes y requieren una respuesta global coordinada y sostenida.
Uno de los principales desafíos es garantizar la seguridad de los refugiados durante su tránsito y en los lugares de acogida. Muchos de ellos enfrentan peligros en su camino, como traficantes de personas, violencia sexual, discriminación y explotación laboral. Además, la falta de recursos y la sobrecarga de los sistemas de asilo en algunos países dificultan el acceso a servicios básicos, como educación, atención médica y empleo.
La falta de soluciones duraderas también representa un obstáculo significativo. Muchas personas refugiadas pasan años, e incluso décadas, en situaciones precarias de desplazamiento, sin la posibilidad de regresar a sus hogares ni de encontrar una nueva vida estable en otro lugar. La necesidad de una respuesta integral que aborde las causas fundamentales de los desplazamientos forzados es esencial para superar este desafío.
En este contexto, es relevante destacar las palabras de José Samaniego, director para las Américas de ACNUR, quien subraya la importancia de la responsabilidad compartida:
“Es crucial unirnos en la responsabilidad compartida de brindar protección, apoyo y soluciones a las personas refugiadas. Su fortaleza y coraje son un constante recordatorio de la resiliencia humana. Juntos, debemos construir un futuro inclusivo donde las personas refugiadas encuentren seguridad, oportunidades y esperanza”.
La solidaridad y la cooperación internacional son fundamentales para abordar la situación de las personas refugiadas y desplazadas.
Es necesario fortalecer los mecanismos de protección, mejorar la respuesta humanitaria y promover la inclusión social y económica de los refugiados en las comunidades de acogida. Asimismo, es imprescindible trabajar en la prevención de conflictos, la promoción del respeto a los derechos humanos y el desarrollo sostenible como vías para reducir las causas que generan los desplazamientos forzados.
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