Patricia Velásquez, actriz de Hollywood, embajadora de la OEA para la defensa de los pueblos indígenas y creadora de la Fundación Wayuu Taya, en Venezuela, recorrió albergues de atención de migrantes y conversó con ellos en Cúcuta, antes del cierre de la frontera. En entrevista con el Proyecto Migración Venezuela habló sobre la resiliencia y las ayudas que ella impulsa desde Nueva York.
PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA (P.M.V): ¿Cómo nació la sinergia entre fundaciones de Colombia para ayudar a migrantes y a niños de la guajira venezolana?
PATRICIA VELÁSQUEZ (P.V.): Es una historia muy bonita e inspiradora. Colombia es muy cercana a mí: soy wayuu y venezolana. El año pasado yo estaba promocionando una película en Miami, y al día siguiente me vine al concierto Aid Live, en Cúcuta. Ahí un amigo me dijo que fuéramos a cenar con el chef José Andrés, quien me contó de su fundación World Central Kitchen y de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (ABACO), que lo apoyaba a él con vegetales para alimentar a los migrantes en Cúcuta. Él me preguntó sí yo podía pasarlos a Venezuela para los niños wayuu. Llamé a gente de mi equipo, de la Fundación Wayuu Taya. Luego dije: como sea los pasamos. A los cinco meses nos dieron el permiso para ingresarlos a Venezuela y actualmente estamos pasando 10 toneladas de alimentos a la semana.
Hoy se están beneficiando a diario casi 11 mil personas y hemos servido más de 700 mil raciones de comida. Atendemos a 29 colegios de Guajira (municipio venezolano) y a instituciones en Maracaibo como el Hogar San Vicente de Paúl, Hogar Clínica San Rafael, y dos ancianatos. Solamente en nuestra escuela piloto Tepiche de la fundación había 59 casos de desnutrición, que ya hemos superado.
Con José Andrés, nos reunimos en Nueva York con el expresidente Bill Clinton y con Frank Giustra (fundador de Acceso Colombia), ellos me preguntaron qué más podemos hacer. Les respondí que sería bueno comenzar a construir cocinas. Hoy, precisamente, la Fundación Aid Live comenzará a construir la primera cocina en una comunidad de guajira.
P.M.V: ¿Cómo ha conseguido desde Nueva York que el mundo se interese por los niños de la guajira venezolana, y ahora por los migrantes en Colombia?
P.V.: Desde el 2002 tenemos la sede de Wayuu Taya en Nueva York y he tenido la fortuna de contar con una comunidad muy fiel de benefactores, de muy alto perfil, como Carolina Herrera, Donna Karan y Keidy Ford, entre otros. Ellos son constantes, confían en este trabajo porque hay reportes de contabilidad transparentes (…). Hay tanta alegría de ayudar que ellos no paran. La resiliencia y el trabajo en equipo los caracteriza.
Antes del cierre de la frontera, Velásquez conversó con migrantes venezolanos en el puente internacional Simón Bolívar, en Cúcuta.
«Lo más importante cuando alguien está en una posición de debilidad o desespero es saber que no se está solo. A mis hermanos venezolanos les digo que sean fuertes para salir adelante. A los caminantes les digo que es duro pero que no están solos, que otros están sintiendo su dolor y creemos en ellos».
Patricia Velásquez, embajadora de la OEA para la defensa de los pueblos indígenas
P.M.V: ¿Qué han hecho por los indígenas?
P.V.: Lo más importante que hemos hecho como fundación, y de lo que nos hemos dado cuenta, es que aprendimos que nuestra labor es dar todo para que los wayuu no se vayan de su territorio.
P.M.V: ¿Cómo ve la crisis humanitaria que se ha desbordado en Venezuela?
P.V.: Me parte el alma ver a venezolanos caminando por las autopistas de Colombia. Mi hermano también tuvo que emigrar, dejó su trabajo y estabilidad profesional por más de 30 años en Venezuela. Es muy duro. Cuando iniciamos la fundación en 2002, ¿quién iba a pensar que la razón por la que el universo estaba conspirando era por este fenómeno migratorio y por todo lo que está sucediendo en Venezuela. Me siento muy afortunada por tener la credibilidad y el equipo, además por vivir en un país como Estados Unidos que, sea lo que sea, tiene gente generosa y una cultura de dar y pensar en comunidad.
P.M.V: ¿De qué manera los venezolanos que viven en EE. UU. pueden ayudar a la fundación Wayuu Taya?
P.V.: A mí me da mucha alegría porque el venezolano se está organizando mucho en los Estados Unidos para buscar medios y formas de ayudar a los que están dentro y fuera de Venezuela. Hay que trabajar en generar confianza, sobre todo en la población hispana, que se sepa que estas iniciativas son creíbles y de fiar. Lo que quiero es que se siga trabajando en comunidad para ayudar aún más a los venezolanos y a los migrantes en los países de acogida, no necesariamente tiene que ser a través de Wayuu Taya.
P.M.V: Un estudio reciente del Programa Mundial de Alimentos de la ONU advirtió que uno de cada tres venezolanos pasa hambre… ¿Cómo ayuda a mitigar esta situación en su país?
P.V.: Precisamente este es el foco de nuestra fundación. Nosotros nos dimos cuenta de que teníamos un problema grave cuando se nos comenzaron a desmayar los niños en los colegios. Ellos solamente estaban ingiriendo la comida que les dábamos en la escuela, por eso llegaban en la mañana tan hambrientos y estaban tan débiles. Si un niño tiene hambre su cerebro no evoluciona, y si éste no se desarrolla estás cortando toda una generación. Es un tema de derechos; un niño tiene el derecho básico de alimentarse. La sociedad y la comunidad internacional somos responsables de darles alimentos a estos niños.
P.M.V: ¿Cuál es el diagnóstico de las zonas donde llegan los programas de la fundación?
P.V.: El país está en calamidad. Sin embargo, los colegios que atendemos están repletos de niños bien alimentados y sanos. También les damos talleres de espiritualidad, consultas con nutricionistas, odontólogos, jornadas de vacunación, etc. En Venezuela la asistencia a los colegios apenas es del 5 por ciento, las escuelas están vacías, en cambio nuestras escuelas están llenas de niños estudiando. No sólo ellos comen sino las mamás también, siete días a la semana. Hay 13 comunidades alejadas que también beneficiamos. Estamos llevando miles de medicinas: trabajamos seis meses con médicos de diferentes estados en Venezuela para que les llegaran.
Junto con miembros de Acceso Colombia, y su fundador, Frank Giustra, la actriz sirvió almuerzos a los caminantes en la Fundación Nueva Ilusión, en Los Patios (Norte de Santander).
P.M.V: ¿Cómo es combinar el mundo de Hollywood con la filantropía?
P.V.: Honestamente me ha costado mucho porque soy actriz. Por ejemplo, hace unos días me llamaron para un trabajo en Hollywood, y yo estaba en El Salvador e iba para Haití, en esta gira con la Fundación Giustra. Es una situación que se me presenta constantemente. Mi manager me dice: no importa Patricia, ustedes están salvando muchas vidas de niños. Tengo amigos que hacen este trabajo filantrópico que ya han llegado a una estabilidad económica y pueden permitírselo. Hay días en que me cuesta mucho porque me toca entre ser mamá, actriz y continuar mi trabajo en la Fundación. Gracias a Dios siempre las cosas fluyen.
P.M.V: ¿Qué significa para usted recorrer estos albergues y refugios colombianos que les dan la mano a los caminantes venezolanos?
P.V.: Me duele. Me llena de humildad y a la vez me reconforta saber que la gente de World Central Kitchen, ABACO y la Fundación Acceso están aquí en Colombia dando una mano a los migrantes. En el recorrido que hicimos por Boyacá estuve conversando con un venezolano ingeniero que comenzó pelando cebollas y ahora está de manager, él no ha podido regresar a ver a su familia en Venezuela. En Cúcuta conversé con una maestra que dejó todo en Caracas para salvar del hambre a sus tres niños pequeños. Son hombres y mujeres muy valientes. Me es imposible creer cómo se ha destruido Venezuela. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos pegados en la debilidad o hacemos todo lo que tengamos que hacer para ayudar? Tenemos que ser los conductores de esa ayuda.
P.M.V: ¿Qué opinión le merece los emprendimientos de migrantes venezolanos por el mundo?
P.V.: Tenemos una fuerza laboral extraordinaria porque Venezuela es un país de trabajadores y de profesionales. Es maravilloso, yo creo que cuando las cosas mejoren mucha gente va a regresar con una experiencia que les va a ayudar mucho, que hará que el país se levante de nuevo. Qué lástima que nos tocó pasar por esto, tenemos que salir adelante y sí lo vamos a superar. A veces hay rechazo en los países receptores, pero en Colombia yo agradezco la solidaridad con mis hermanos venezolanos.
P.M.V: Usted misma es una migrante. ¿Qué mensaje les puede dar a quienes a diario huyen de su país?
P.V.: Lo más importante cuando alguien está en una posición de debilidad o desespero es saber que no se está solo. Les digo que sean fuertes para salir adelante. A los caminantes venezolanos les digo que es duro pero que no están solos, que otros están sintiendo su dolor y creemos en ellos.
La Momia es una de las películas que más ha destado el trabajo de la artista wayuu en Hollywood.
Por: Milagros Palomares @milapalomares