María Clara Palmar Fernández estaba padeciendo en Maracaibo, Venezuela. A veces comía una vez al día; otras veces ni siquiera probaba bocado. Aguantó tanta hambre con su familia que vio desvanecer la vida de su bebé de un año y siete meses, quien murió por desnutrición.
Por eso, esta mujer indígena wayúu tomó la decisión de salir caminando de su país, atravesar caminando zonas desérticas de La Guajira que une a los dos países y buscar una nueva vida en Maicao. En esta zona, junto a su esposo y sus dos hijos, encontraron una esperanza. Se acercaron al Centro de Atención Integral para Refugiados y Migrantes Venezolanos, donde fueron recibidos con los brazos abiertos por el personal del programa ADN Dignidad, de las organizaciones Acción contra el Hambre, Consejo Danés para Refugiados y Consejo Noruego para Refugiados.
Andrés Castro, profesional de ADN Dignidad, afirma que estos refugiados venezolanos llegan a una zona de La Guajira colombiana donde históricamente ha habido una situación social fuerte y precariedades lamentables. Sin embargo, los ayudan con asistencia humanitaria y con transferencias monetarias, sobre todo a las familias con altos grados de vulnerabilidad para que resuelvan sus necesidades básicas.
María Clara admite que ha aprendido muchas cosas en el refugio. Ahora, dice, tiene una visión diferente, espera emprender un negocio y buscará la forma de levantar una vivienda para darle un techo a sus hijos, así sea con latas y tablas.
Vea en este video la historia completa de María Clara y también la de Samuel Gómez Uriana, otro wayúu que agradece a Colombia por haberlo recibido con su familia.
Por: Proyecto Migración Venezuela @MigraVenezuela