Esta es la situación nutricional de la niñez migrante venezolana en Bogotá

La desnutrición aguda ocurre en un periodo de tiempo corto y es generalmente crítica. Afecta el rendimiento escolar de los pequeños. | Por: MARIO FRANCO - SEMANA

El programa Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito presentaron un estudio sobre la situación nutricional en bajo y exceso de peso para la edad gestacional de mujeres, bajo peso al nacer, lactancia materna, desnutrición aguda y crónica, y exceso de peso en niños y niñas venezolanos.

Factores como la pobreza, la inseguridad alimentaria, no tener afiliación al Sistema General de Seguridad Social y el desempleo han creado condiciones para la vulneración de derechos de mujeres gestantes y niños y niñas venezolanos en la capital colombiana. 

Así lo corroboró un estudio realizado por el programa Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito, en el cual revelaron la situación nutricional de la primera infancia y gestantes de la población migrante venezolana en Bogotá, alineado al componente de no discriminación y ciudadanía inclusiva de la Nueva Agenda Urbana, el Derecho a la Ciudad y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La mayoría de los datos presentados en el documento técnico fueron informados por la Secretaría Distrital de Salud a través del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (SISVAN). Para el caso de población migrante venezolana corresponde a una pequeña proporción afiliada al sistema de salud y no al universo de la población proveniente de Venezuela radicada en Bogotá.

Entre los hallazgos más importantes de la investigación se puede mencionar que las condiciones sociales de la población local, las fallas en la prestación de servicios públicos internos y la estigmatización asociada a la inseguridad y falta de empleo de esta población extranjera inciden en las dificultades de atención a la población migrante venezolana.

Según el estudio, durante el año 2021, la tasa de informalidad para población venezolana en Bogotá fue de 90,8 por ciento y el porcentaje de estatus migratorio irregular fue de 56,4 por ciento.

Por otra parte, la población venezolana trabajó más tiempo por semana y percibió menores ingresos, para junio de 2021, el 40,7 por ciento de migrantes venezolanos trabajó más de 48 horas a la semana frente al 25,1 por ciento de la población colombiana.

En relación con la situación de inseguridad alimentaria en hogares migrantes de jefatura femenina, el estudio identificó que para febrero de 2021, el 13,6 por ciento reportaban consumir menos de tres comidas al día durante los últimos siete días antes de pandemia, mientras que después de pandemia la percepción de inseguridad alimentaria aumentó a 41,8 por ciento, es decir 28,2 puntos porcentuales de más.

Si se hace un comparativo con los datos de población local, los rezagos en los resultados relacionados con población migrante se encuentran en bajo peso en mujeres gestantes, desnutrición aguda y riesgo de desnutrición aguda.

De igual forma, se resalta que el comportamiento de los indicadores de lactancia materna exclusiva en menores de seis meses, desnutrición crónica y riesgo de baja talla, exceso de peso en niños y niñas menores de cinco años y exceso de peso para edad gestacional tienen un mejor comportamiento en población migrante venezolana que los datos distritales.

Para año 2019, la prevalencia de riesgo de desnutrición aguda en menores de cinco años migrantes fue de 18,4 por ciento con una frecuencia de 359 casos (6,14 puntos porcentuales más que el valor distrital), para el año 2020 fue de 10,9 por ciento con una frecuencia de 134 casos (1,13 puntos porcentuales menos que el valor distrital), y para el año 2021 fue de 16,4 por ciento con una prevalencia de 343 casos (2,86 puntos porcentuales más que el valor distrital).

La desnutrición aguda en menores de cinco años migrantes para el año 2019 tuvo una prevalencia de 8,5 por ciento con una frecuencia de 166 casos, para el año 2020 fue de 4,6 por ciento con una frecuencia de 57 casos, y para el año 2021 fue de 3,4 por ciento con una frecuencia de 71, el comportamiento de estos datos ha sido mayor que los de la ciudad en los 3 años, en 5,1, 1 y 0,6 puntos porcentuales, respectivamente.

Aunque en términos generales, la población migrante presenta menor desnutrición crónica y riesgo de baja talla que la población local, la tendencia del indicador es en aumento. 

El niño que registra desnutrición crónica presenta un retraso en el crecimiento (no alcanza la talla recomendada para su edad) y sus capacidades cognitivas e intelectuales se ven afectadas, lo que tiene consecuencias irreversibles para su vida.