En una verdadera bomba de tiempo se ha convertido la aglomeración de decenas de migrantes venezolanos en el puente internacional de Rumichaca, en la frontera entre Colombia y Ecuador, que desde este domingo exigían ingresar por este paso fronterizo para retornar a Venezuela.
“Queremos ir a casa”, gritaban con tono de desesperación los venezolanos frente a los funcionarios de Migración Colombia. La mayoría de ellos huyen de la crisis sanitaria generada por la pandemia del covid-19 que ha impactado varias regiones de Ecuador, principalmente la ciudad Guayaquil.
A pesar de que desde el pasado 30 de marzo fue reforzada la vigilancia en esta zona fronteriza a petición del gobernador del departamento de Nariño, Jhon Rojas Cabrera, por los 37 pasos ilegales continúan atravesando venezolanos, reportó la agencia de noticias internacional EFE a la vez que mostró imagenes de soldados del Ejército colombiano, y de trabajadores de la salud de Nariño proporcionándoles gel antibacterial y midiéndoles la temperatura.
Devastados por la pérdida de sus empleos y el desalojo de las viviendas donde residían, los venezolanos emprendieron de nuevo la travesía de regresar a su país, donde se encontrarán de frente con un sistema de salud y de servicios públicos colapsado, además de la parálisis total de las ciudades por la escasez de combustible. En su retorno se exponen al contagio del coronavirus, y en el caso de que vengan contagiados de Ecuador propagarían aún más el virus por ciudades de Colombia.
Esta es la preocupación que invade al alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, quien hizo un llamado al presidente Iván Duque para que aisle preventivamente en albergues a los migrantes que están llegando de Ecuador a la región Valle del Cauca.
“El Gobierno nacional debe crear unos campamentos de atención humanitaria y de aislamiento en cuarentena para todos los migrantes que nos están llegando del sur y que van hacia el norte de Colombia. Esta decisión se debe hacer de manera inmediata, porque la circulación de todas estas personas que vienen desde Ecuador, muchos de ellos posibles portadores sintomáticos y asintomáticos del coronavirus, va a perjudicar todo lo que hemos adelantado en prevención en la región y el país”, enfatizó Ospina.
Asimismo, el alcalde Ospina propuso la instalación de un campamento de cuarentena permanente en Nariño para evitar que entre los migrantes circule el virus por todo el suroccidente colombiano.
Sin embargo, el retorno de los venezolanos es indetenible. Desde el fin de semana, por el puente internacional Simón Bolívar (Norte de Santander) y en el puente internacional José Antonio Páez (Arauca) retornaron a Venezuela más de 600 migrantes, de acuerdo con cifras de Migración Colombia.
Sacando beneficio político de la situación, Nicolás Maduro dijo este domingo que ya habían regresado 1.650 venezolanos desde el pasado sábado y estima que en los próximos días se devuelvan de Ecuador, Perú y Colombia unos 15 mil migrantes. Mientras que la gobernadora del estado Táchira, Lady Gómez (opositora) calculó que esta semana podrían retornar unos cinco mil migrantes a quienes están recibiendo con los protocolos sanitarios de detección del virus.
Por su parte, David Smolansky, comisionado de la Secretaría General de OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, denunció que los venezolanos retornan en condiciones vulnerables y su vida corre más peligro por la ausencia de protocolos de salud y humanitarios por la pandemia del covid-19.
En un comunicado, Smolansky advirtió : “Muchos venezolanos que han retornado por razones humanitarias para estar cerca de sus familiares en el marco del covid-19 han sido seriamente maltratados al llegar al estado Táchira. Los tienen aglomerados en la estación de buses, sin comida, ni hidratación y, por si fuera poco, les cobran pasaje en moneda extranjera para trasladarlos a otras ciudades de Venezuela. Denuncian que han sido utilizados políticamente”.
El comisionado de la OEA recordó que hasta la fecha, cinco millones de venezolanos han huido de su país por la crisis humanitaria, persecución y violencia. Muchos de ellos han caminado hasta 4.000 kilómetros o han arriesgado su vida tomando peñeros por horas para llegar a alguna isla del Caribe.
Por: Milagros Palomares @milapalomares