Eran las seis de la mañana en el Km 5 de la vía La Calera, en las inmediaciones del barrio La Sureña, en Bogotá. Como todos los días, la patrullera de la policía Yenny Paola Beltrán Hernández y su compañero Ronald Jiménez realizaban su guardia matutina. Deteniéndose en un lado de la vía para pedir cédula y antecedentes, un hombre con expresión preocupada se acercó a ellos, era el venezolano Luis Rodríguez con una enorme urgencia: su esposa Celsimar estaba a punto de dar a luz. Sin desearlo ni quererlo, Yenny y Ronald se convirtieron en un ejemplo de solidaridad entre colombianos y venezolanos.
Minutos antes, a las cinco y media de la mañana, Luis Rodríguez se preparaba para salir a su trabajo como jardinero. Su esposa, en cambio, empezó a sentir dolores de un momento a otro. “Ya había tenido otros partos en otras ocasiones, en esos empezaban los dolores poco a poco, pero esta vez fue de golpe”, dijo la ama de casa.
Comunicándole a su esposo esa situación, Luis llamó al 123, pero el tiempo se hacía corto y la preocupación muy larga, y salió desesperado en busca de ayuda. “Yo salí prácticamente corriendo de mi casa, sin celular ni nada, para ver quién me podía ayudar y me topé con los policías”, confesó el venezolano de 29 años.
No era la primera vez que Celsimar estaba en labores de parto, ya que tenía dos niños: Luismadys Sofía Rodríguez Amaro, de tres años, y Luis Alejandro Amaro Villegas de solo un año. Esta oriunda de Barquisimeto, estado de Lara, llegó hace 11 meses a Colombia para vivir con su esposo Luis, quien llevaba un año y medio en Bogotá. Con su trabajo de jardinero, logró traer a su esposa e hijos a la capital.
La llamada de auxilio fue atendida por los policías Yenny y Ronald, ambos entraron a la casa para atender a Celsimar, que se encontraba en su cama a puertas de dar a luz. “Sabíamos que por esa zona era difícil y demorado que llegara una ambulancia, por ese decidimos actuar y ver el caso”, dijo la patrullera de 25 años. Al llegar a la residencia de la pareja venezolana, recuerda la oficial, la madre ya estaba en labores de parto y el bebé estaba asomándose.
Sin embargo, Yenny no tenía conocimiento para atender a un parto y optó por recibir ayuda vía telefónica de su compañero Eider Bermúdez. “Todo duró 20 minutos, le pedimos que se relajara, que pudiera pujar bien y que el bebé saliera ileso”, comentó la policía, quien agradeció la ayuda de Eider para dar instrucciones de cómo limpiar el bebé, cortar el cordón umbilical y cuidar a la madre.
Mientras sucedía eso, Luis y Ronald lograron contactar una ambulancia para llegar a su zona. A las 6:30 a.m. del 28 de noviembre, el nuevo miembro de la familia Rodríguez Amado había nacido.
«Fue muy bonito, una experiencia inigualable, le di gracias a Dios y a mi profesión el poder ayudarla con su parto. Independientemente de la nacionalidad que seamos, todos necesitamos ayuda, estuvimos en el momento justo para asistir, es gratificante ayudar»
Yenny Paola Beltrán Hernández, patrullera de la Policía de Bogotá.
A pesar de lo exitoso que había sido el parto, aún era necesario llevar a Celsimar a un centro hospitalario. Con la urgencia, la ambulancia transportó a la madre y su recién nacido al Hospital Simón Bolívar. Sin embargo, desde el inicio de la pandemia de la covid-19 en Colombia, este centro asistencial solo atendía pacientes con coronavirus. “Fuimos hasta el segundo piso y nos dieron esa noticia, nos tocó buscar otro hospital con urgencia”, dijo Luis.
Finalmente, Celsimar pudo recibir la atención necesaria en el Hospital de Suba, luego de un largo trayecto. “Al llegar al centro hospitalario, verificaron que ella estuviese bien, atendieron al bebé y le aconsejamos a Celsimar la operación para no tener más hijos y ella aceptó”, explicó la patrullera. Luego de los respectivos procedimientos y un día en el centro médico, Celsimar y su recién nacido pudieron volver a casa con el nuevo integrante de la familia.
Este suceso dejaría marca en Celsimar y su esposo, quienes decidieron ponerle a su hijo Ronald, en honor al patrullero que los asistió. Para los policías está experiencia fue muy especial, sobre todo para Yenny, quien decidió apadrinar al recién nacido. A esta joven bogotana este evento le recordó una importante verdad: “todas las vidas importan, sin importar de donde vengan o su país”.
Por: Daniel José Galvis @danielgalvisj