Ponte en los zapatos de un desplazado / él vive su calvario, su vida arrebataron / piensa qué sería si arrancan tus raíces / de la noche a la mañana dejas tu lugar de origen…
La letra es de la canción Refugiados en el rap. La interpretan cuatro jóvenes en frente de un computador. Mientras rapean por turnos, se les ve alegres, ilusionados.
La escena ocurre en la fundación Casa Loma, en un sector de Medellín. Se trata de un proyecto musical en el que el arte urbano no es solo una pasión, también es una forma de vida. Un lugar donde los paisas y migrantes trabajan codo a codo, rima a rima.
Uno de ellos es Kristián Calles. Un joven venezolano de 24 años que hace parte del proyecto desde septiembre de 2019. Aunque sufre una discapacidad visual debido a una serie de errores médicos y malas fortunas, la oscuridad que más lo atormenta es la discrimanción y la falta de oportunidades. Habla de su paso por las trochas, cuando entró al país por Maicao, en La Guajira. “Sin duda eso fue la experiencia más traumática de todas, iba con una amistad, pasamos de noche. Allí verdaderamente dejé de ver”, recuerda.
Unirse a Casa Loma le cambió la vida. Emes Muñoz fue quien lo recibió en su colectivo conexión irreverente. El rapero antioqueño vio en Kristián, según dice, mucho potencial y mucho talento. “Pero sobre todo muchas experiencias buenas y malas qué contar por la migración”, dice Muñoz. Y agrega “lo que hacemos es apoyarles a ellos desde sus dolores, muchos de ellos salieron forzadamente, muchos trabajan en los semáforos, ganando el día a día”.
Precisamente, Kristián ve a su música no solo como su proyecto vida, también una forma en que otros conozcan lo que vivió. Este experto en “free style” o improvisación, ha compuesto sus propias canciones para de alguna forma “poder narrar por lo que pasé”.
La metodología de Casa Loma empieza por enseñarle a cada joven a escribir una canción. Luego vienen los procesos de grabación, producción y edición de videos y de remasterización, entre otros. Todo con el fin de que esos futuros productos se conviertan en una forma de darse a conocer.
Emes tiene a su cargo a otros siete jóvenes venezolanos, sin embargo, dentro de la fundación participan alrededor de 200 migrantes en distintos colectivos como fotografía, producción de vídeo, danza urbana y música. David Bermúdez, uno de los cofundadores de Casa Loma, tiene claro que el rap y la cultura es una forma de integrar a aquellos jóvenes que llegan a Medellín, acción que hacen desde 2019.
Sus esfuerzos atrajeron a otros raperos venezolanos que buscaban una oportunidad. Dos de ellos son Yeison Medina e Iván Cohen. Ambos se conocieron en Medellín luego de salir de su natal San Cristóbal, Venezuela, en 2017. Yeison llegó a Colombia con una sola cosa que le quedó de su país: el rap. Siendo su mejor su habilidad, el joven de 18 años pudo mantenerse en la capital antioqueña gracias a trabajar día a día.
Pero su suerte cambió cuando se cruzó con la fundación Casa Loma por simple casualidad. “Gracias a un contacto de la Mamá de Iván Cohen, conocimos la fundación, empezamos a dar clases y nos han apoyado a nuestros proyectos musicales”, dijo joven.
«Un día nos preguntamos qué íbamos a hacer con tantos venezolanos que estaban llegando a Medellín. En esa conversación, nos dimos cuenta de que la población venezolana venía con mucho talento, pero con mucho miedo»
David Bermúdez, cofundador de casa loma.
El trabajo de enseñanza de rap en Casa Loma no tardó en darse a notar. Acnur, junto con su programa Somos Panas, le ofrecieron la oportunidad a la organización para crear su primera canción de rap sobre la integración, en junio de este año.
El objetivo era realizar un sencillo entre colombianos y venezolanos. Los escogidos para tal tarea fueron Yeison Medina e Iván Cohen, y los nacionales David Bermúdez, Emes Muñoz y Alexander Sánchez, junto con Víctor Paniagua.
La creación de este sencillo no fue fácil. “Tuvimos que realizar todo en unos pocos días, fue un reto bastante grande”, recuerda Iván Cohen. Durante cuatro días, los cinco raperos unieron sus esfuerzos y conocimientos para crear una canción. Fue ahí cuando Yeison Medina e Iván Cohen no solo tuvieron la oportunidad de mostrar su arte, también de mostrar a todo el drama de los migrantes que llegan a Colombia.
“Con esa canción queríamos expresar esas vivencias de los refugios y la migración, el rap ha sido una forma de tener medios de vida, de sostenerme en Medellín”, afirmó Yeison.
Con recursos de Acnur, junto con el apoyo de la Defensoría del Pueblo, Atila Producciones y otras fundaciones, el sencillo se estrenó en el canal oficial de Somos Panas. La canción dio un impulso a Casa Loma y a sus líderes a seguir trabajando por crear más canciones de integración, sobre cómo es migrar y el desplazamiento forzado que viven muchos.
Kristián Calles, junto con el apoyo de Emes Muñoz y sus compañeros, actualmente trabajan en la producción de cinco canciones sobre las experiencias de los venezolanos en Colombia. Si bien solo se han grabado dos de esas cinco canciones, Casa Loma espera sacar esos videos musicales a finales de noviembre, junto con la producción de los otros jóvenes venezolanos en los distintos colectivos.
El joven venezolano agradece la oportunidad que le ha abierto Casa Loma. Desde su llegada a la fundación ha podido participar en las llamadas batallas de “free style”. Pero principalmente agradece los compañeros que ha hecho, las canciones que ha podido rapear y la oportunidad de contar su migración de rima a rima.
Por: Daniel José Galvis @danielgalvisj
