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La migración venezolana sigue en la mira de las redes de trata de personas

La trata de personas es uno de los flagelos silenciosos con más incidencia a nivel mundial, y somete, especialmente a las mujeres. | Por: DANIEL REINA - SEMANA

En Colombia, este delito se castiga con penas de prisión de entre 13 y 23 años y una multa de 800 a 1.500 salarios mínimos legales mensuales vigentes. Las mujeres, los niños, niñas y adolescentes migrantes son los más vulnerables. 

En las últimas horas, la Fiscalía de Colombia informó que desmanteló una banda en el barrio Santa Fe, en el centro de Bogotá, y detuvó a  15 personas responsables de inducir a la prostitución a cinco menores de edad venezolanas.

El episodio puso nuevamente sobre el tapete el drama de la población migrante proveniente de Venezuela, en especial las mujeres, niños, niñas y adolescentes, que continúa en la mira de las redes de trata de personas, que se aprovechan de la vulnerabilidad en la que llegan a Colombia para ofrecerles ofertas engañosas de trabajo, que luego terminan en sometimiento, explotación sexual o esclavitud servil. 

De hecho, recientemente el viceministro de Empleo y Pensiones, Andrés Felipe Uribe y el director Regional Adjunto de UNODC, Oliver Inizan reconoció que resulta de suma importancia continuar visibilizando las características del delito de trata de personas, con el objetivo de identificarlo plenamente y diferenciarlo de situaciones de explotación laboral; más teniendo en cuenta el contexto migratorio de la población venezolana en el país por sus condiciones de vulnerabilidad, convirtiéndola en un grupo de alto riesgo para estas redes criminales.

Inizan ratificó que desde el MinTrabajo se siguen liderando acciones de prevención del delito de trata de personas a través de la identificación y sensibilización sobre las ofertas laborales fraudulentas, como principal método de captación de las víctimas, y orientando la búsqueda de empleo por medio de la red de prestadores autorizados del Servicio Público de Empleo, con lo que se busca minimizar situaciones de riesgos asociados a estas ofertas.

Hace unos días, la periodista venezolana Florantonia Singer refirió en un artículo de opinión publicado en el diario El País, de España, que en estos momentos de restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela urge que los dos gobiernos volteen su mirada a las problemáticas de la frontera.

De este modo, Singer citó el informe de la organización Mulier llamado Libres y Seguras, en el que hace el monitoreo de la trata de venezolanas, 415 mujeres, de las cuales 138 son niñas y adolescentes, fueron rescatadas de alguna red de trata de personas durante 2021. Otro horror recoge este informe: el aumento de niñas y adolescentes venezolanas rescatadas pasó de unas 90 jóvenes en 2019 a unas 138 en 2021.

Por su parte, la Defensoría del Pueblo de Colombia reveló que en 2021 acompañaron y activaron la ruta de protección en favor de 44 mujeres víctimas del delito de trata de personas, de las cuales 15 casos fueron migrantes venezolanas. 

En Colombia, el delito de trata de personas va en aumento debido a las inequidades socioeconómicas y de género que las personas refugiadas y migrantes en situación de vul­nerabilidad pueden presentar.

Así lo advierte el Diagnóstico sobre la situación e incidencia de la trata de personas en contextos humanitarios en América del Sur de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), presentado en  2020.

El informe señala que, cuando la movilidad humana es alta y se da en contex­tos de precariedad, la trata de personas aumenta. Esto sucede debido a dos factores: primero, la vulnerabilidad de las personas refugiadas y migrantes que, generalmente, alcanza niveles alarmantes en situaciones de crisis.

Segundo, existe un incremento en la actuación de redes delictivas de trata que, precisamente, encuentran en esta vulnerabilidad, una ocasión idónea para delinquir.

Por: Milagros Palomares @milapalomares