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“No debimos subestimar el régimen de Maduro”: Gaby Arellano

Momentos de caos y tensión se vivieron el 23 de febrero de 2019, en la frontera de Norte de Santander y el estado Táchira (Venezuela). | Por: CORTESÍA DOCUMENTAL THE CROSSING


La lección más grande que aprendió la exiliada política venezolana Gaby Arellano después del 23 de febrero de 2019, fue haber subestimado el régimen de Nicolás Maduro. Creyó que el Gobierno chavista sería benevolente y permitiría la entrada de 280 toneladas de ayuda humanitaria (medicinas y alimentos) para ayudar a la población más vulnerable de Venezuela.  

Hoy se cumplen dos años de aquella operación frustrada que intentó ingresar una coalición liderada por el llamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, con apoyo de los Gobiernos de Colombia, Brasil, Chile y Estados Unidos. Por la frontera colombo venezolana, los insumos fueron recolectados en las instalaciones del Puente Internacional Tienditas, que conecta a Norte de Santander, con el municipio Ureña (Táchira). 

Todo estaba dispuesto en esta frontera para que la ayuda humanitaria llegara a los venezolanos más necesitados tras la realización, un día antes, del concierto Aid Live por Venezuela, organizado por el filántropo Richard Branson, y en el que participaron más de 30 artistas de talla internacional. Pero no fue así, una batalla campal de caos y enfrentamientos entre manifestantes opositores y funcionarios de la policía bolivariana y la Guardia Nacional se desató en los puentes internacionales Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar. 

Dos camiones con 40 toneladas de ayuda fueron quemados en su totalidad, y un tercero fue incinerado parcialmente. De las 14 tractomulas con la totalidad de los insumos, nueve quedaron a salvo en territorio colombiano. Voceros del Gobierno de Nicolás Maduro declararon días después que el incendio fue ocasionado por los mismos manifestantes opositores, presuntamente por apuntar mal con las “bombas molotov” hechas artesanalmente con botellas llenas de gasolina. 

La diputada opositora Gaby Arellano, quien lideró parte de la operación ese día, contó al Proyecto Migración Venezuela que en ese momento actuaban con la convicción de brindar una mano amiga a sus hermanos venezolanos, víctimas de la crisis humanitaria compleja de su país, agravada dos años después de ese suceso. 

“Nuestro mayor error fue subestimar a quienes usurpan el poder en Venezuela. Ese día quedó demostrado que Nicolás Maduro es capaz de asesinar, quemar y de hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder, al negar la entrada de comida y  medicinas a los venezolanos”, dice Arellano con impotencia.

"No debimos subestimar el régimen de Maduro": Gaby Arellano
"No debimos subestimar el régimen de Maduro": Gaby Arellano La lección más grande que aprendió la exiliada política venezolana Gaby Arellano después del 23 de febrero de 2019, fue haber subestimado el régimen de Nicolás Maduro. Creyó que el Gobierno chavista sería benevolente y permitiría la entrada de 280 toneladas de ayuda humanitaria (medicinas y alimentos) para ayudar a la población más vulnerable de Venezuela.

EL 23 de febrero de 2019, la diputada Gaby Arellano medió con los Guardias Nacionales y la Policía de Venezuela, para que dejaran ingresar las medicinas y alimentos. Su esfuerzo fue en vano. 

Para esta perseguida política, el 23 de febrero de 2019 representa un antes y un después en la historia de Venezuela. Asegura que la dirigente chavista Iris Varela, exministra de asuntos penitenciarios, sacó a varios convictos de la cárcel y ese día les colocó uniformes de Guardias Nacionales. “Ellos fueron quienes dispararon contra la multitud opositora en los puentes fronterizos. Eso da cuenta de la calaña de gente que está controlando las fuerzas armadas de Venezuela”, sostiene la líder opositora, quien a partir de ese momento se dedicó a trabajar con más fuerza en Colombia y a visibilizar la crisis migratoria de venezolanos. 

En relación con la ayuda humanitaria almacenada en las bodegas del puente Tienditas, Arellano precisó que en un Puesto de Mando Unificado se tomó la decisión de donar todo lo recibido hasta mayo de 2019,  a la población migrante venezolana en tránsito. La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) fue la encargada de clasificar y llevar la contabilidad de dichos insumos. Las medicinas las donaron al Hospital Erasmo Meoz de Cúcuta, y la comida fue repartida al comedor Divina Providencia, en La Parada y los albergues de la Red Humanitaria, ubicados en la ruta de los caminantes de Cúcuta, Pamplona y Bucaramanga. 

La ayuda humanitaria resguardada en la frontera de La Guajira, agrega, también fue donada a fundaciones de apoyo a los migrantes venezolanos, que transitaban a mediados de 2019 por la ruta de Maicao, Riohacha, Barranquilla y Cartagena. 

"No debimos subestimar el régimen de Maduro": Gaby Arellano
"No debimos subestimar el régimen de Maduro": Gaby Arellano La lección más grande que aprendió la exiliada política venezolana Gaby Arellano después del 23 de febrero de 2019, fue haber subestimado el régimen de Nicolás Maduro. Creyó que el Gobierno chavista sería benevolente y permitiría la entrada de 280 toneladas de ayuda humanitaria (medicinas y alimentos) para ayudar a la población más vulnerable de Venezuela.

En las bodegas del puente internacional Tienditas, el líder opositor Juan Guaidó estuvo acompañado de los presidentes Mario Abdo Benítez (Paraguay), Iván Duque (Colombia) y Sebastián Piñera (Chile). Dos camiones con insumos fueron quemados completamente tras los enfrentamientos. FOTOS Radio Nacional de Colombia / Semana

La opositora Arellano reflexiona sobre el momento clave del intento fallido de la operación humanitaria: “Sin duda representa un punto  quiebre del éxodo venezolano; primero porque se le cayó la careta a Nicolás Maduro ante la comunidad internacional. Quedó claro que es un régimen dictatorial, violador sistemáticos de derechos humanos. Y segundo porque son la causa principal por la que  en Venezuela mueren los niños de hambre y por la cual miles de personas huyen en masa de su propia tierra”.

Dos años después de aquel episodio, que dejó 285 lesionados (255 venezolanos y 30 colombianos), Gaby Arellano está consciente del aumento vertiginoso de la crisis migratoria de sus paisanos. Sabe que las condiciones en las fronteras son cada vez más precarias y aboga por mayor cooperación internacional. 

Desde el punto fronterizo de Paraguachón, en La Guajira, donde se encuentra haciendo un recorrido para documentar la realidad migratoria, dice que no ha parado de ver centenares de venezolanos ingresando por varios puntos a territorio colombiano.  “Esto no se detiene y es casi imposible mitigar”, concluye Arellano.

Por: Milagros Palomares @milapalomares