Alerta: percepción negativa de los venezolanos
¿Aqué se puede atribuir la imagen negativa de los venezolanos en nuestro país que aumenta día a día? ¿Cómo se explica que la llegada de más de 1.400.000 venezolanos se perciba como un problema de seguridad y un factor generador de informalidad y desorden en nuestras ciudades más que como una oportunidad para crecer y enriquecernos como sociedad?
Polarización y migración
La actividad política en Colombia es altamente polarizada, pero también la vida social y hasta los espacios familiares están zanjados por fuertes diferencias políticas que se plantean como irreconciliables. Las discusiones se fundamentan en argumentos llenos de lugares comunes, que no resisten la más mínima verificación, informaciones fragmentadas e incompletas, y supuestas verdades que imposibilitan el diálogo. Se divide a la sociedad en buenos y malos, arrogándose para si la virtud que hace frente a peligrosos adversarios que lo único que quieren es destruir a Colombia.
Migración, desarrollo y sostenibilidad
La migración de venezolanos en Colombia llegó a más de 1.100.000 personas, sin que hasta ahora tengamos una caracterización objetiva de ese universo en aspectos fundamentales como edades, sexo, estudios, profesión, especializaciones, experiencia laboral, empresarial, etc. Se intentó efectuar un censo —que abarcó un alto porcentaje de los migrantes—, pero infortunadamente ha servido muy poco para el diseño de políticas públicas que modifiquen de forma real y profunda el tratamiento de esta realidad.
Lecciones de la experiencia chilena para la migración en Colombia
Con tanta intensidad como rapidez, Colombia ha experimentado un drástico cambio en su matriz migratoria, que era esencialmente emigratoria por la movilidad masiva. El país se transformó en uno de los principales destinos de la región, debido en gran parte a la diáspora venezolana.
Colombia frente al Pacto Mundial sobre Migración: ¿la oportunidad para construir país?
En un mundo cada vez más globalizado, donde los flujos migratorios se han incrementado de manera significativa, cobra importancia referirse a un plan de gobernanza global que permita abordar de manera adecuada esta realidad: hay 258 millones de migrantes en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Educación para la migración
La crisis venezolana no es solo un asunto de cambio de Gobierno, la transición no se limita a la recuperación del sistema democrático: implica sacar al país de la crisis humanitaria, recuperar la economía y reconstruir los sistemas sociales del Estado. El fenómeno migratorio que vive Colombia no es de corto o mediano plazo, nuestro país será el más afectado por el deterioro del vecino. Independientemente de quien gobierne, otros podrán cerrar fronteras o limitar la movilidad de los venezolanos, pero nuestra condición de vecindad hace imposible una actuación similar. No hay muro, alambradas o fosas que puedan separar nuestros 2.219 kilómetros de frontera.
La migración de cara a la próxima legislatura
El 16 de marzo comienza el segundo periodo de la primera legislatura preocupada por la reforma fiscal, la reforma a la justicia, la reforma política y los proyectos anticorrupción entre otros temas. En esta agenda legislativa sorprende la poca importancia dada al reciente proyecto de ley migratoria radicado por la senadora Emma Claudia Castellanos, como si no fuera un tema nacional urgente.
Libertad urgente
Los venezolanos tenemos fama –bien ganada por lo demás- de no ser muy amigos de la puntualidad. Esa práctica que en muchas culturas, tanto de Oriente como de Occidente, se asocia al respeto por el otro, a la eficiencia o a la productividad de una sociedad, no va de la mano con nosotros. Nos tomamos el tiempo con calma, confiamos en que las cosas se van a dar, que los entuertos se resolverán por el camino, que siempre hay lugar para una disculpa, una explicación, una excusa.
Gracias, Colombia
Gracias, Colombia. Casi sin darme cuenta, me encontré gritando a todo pulmón esta frase en la marcha de este miércoles 23 de enero en Bogotá. Junto con cientos de venezolanos más, les di las gracias por el apoyo que nos daban mientras marchábamos por la Carrera Séptima; por sus voces que nos levantaban con un “¡Fuerza y fé, Venezuela!” pero, sobre todo, por caminar junto a nosotros.
La nueva realidad migratoria de Bogotá
En noviembre pasado, la prensa informaba sobre la aparición de un albergue para acoger a cerca de 600 venezolanos en Bogotá. Dicho asentamiento, en el barrio Luis María Fernández de la localidad de Engativá, no fue bien recibido por residentes de la zona, pues con frecuencia denunciaban problemas de convivencia, inseguridad, salubridad y afectaciones a la valorización de sus predios. La preocupación de los capitalinos contrastaba con la insatisfacción de las necesidades vitales de estos venezolanos que llegaron en situación de vulnerabilidad a la ciudad capital huyendo de la pobreza, la exclusión, la crisis política, económica y el desabastecimiento de su país.