La historia entre Colombia y Venezuela, que ahora parece amarrada solamente por la migración, comparte también la guerra, la violación a los derechos humanos, las luchas sociales y la reivindicación de los pueblos olvidados por el Estado y -a veces- por el tiempo.
El Amparo, el primer largometraje del venezolano Rober Calzadilla, refleja este vínculo mientras narra una masacre perpetrada por el Ejército venezolano en un sector conocido como Caño la colorada, a pocos kilómetros del departamento de Arauca.
La película, que se estrenó en Colombia este jueves, teje en los primeros minutos la cotidianidad de El Amparo, un pequeño pueblo que vive del río y a pesar del calor. Allí, 16 pescadores desaparecen y solo dos de ellos, Pinilla y Chumba, retornan.
Mientras tanto, los noticieros informan sobre 14 guerrilleros colombianos que murieron en un combate contra el Comando Específico José Antonio Páez, compuesto por miembros del Ejército venezolano y de otras fuerzas. Al poco tiempo la comunidad se entera de que los supuestos rebeldes eran sus padres, hijos y amigos.
© | Instagram El Amparo
Luego de sobrevivir al ataque armado, el Ejército acusa a Pinilla y Chumba de hacer parte de la guerrilla y presiona a los habitantes de El Amparo para que los entreguen. Muchos venezolanos conocen la historia de ese 29 de octubre de 1988 a la perfección. Ha inspirado grandes reportajes, documentales y hasta canciones de punk, y pesa como todos los otros casos que representan algún mal permanente como la violencia de Estado, las ejecuciones extrajudiciales y la justicia inoperante.
De hecho, el caso llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 1994, seis años después de la masacre. El tribunal condenó al Estado venezolano y le ordenó reparar a las víctimas. Pero en 2013 Venezuela se salió de la Convención Interamericana de Derechos Humanos luego de acatar solo una parte de las medidas.
Han pasado 31 años desde la masacre y ningún gobierno ha garantizado una investigación seria que conduzca a la sanción de los autores materiales e intelectuales
Por eso, la herida de los 14 pescadores continúa abierta para un país que todavía cuestiona a sus mandatarios y fuerzas armadas sobre el respeto a los derechos humanos. Y por eso la película El Amparo resulta conmovedora y puede fungir como un espejo para Colombia, que también tiene incrustada en su historia las ejecuciones extrajudiciales de al menos 2.000 jóvenes.
Además, los protagonistas viven la estigmatización que también cargan muchos colombianos, especialmente en las regiones profundas del país, donde fácilmente se acusa a la población civil de pertenecer a la guerrilla. El Amparo recoge una historia en la frontera que invoca las injusticias que transitan por Venezuela y Colombia.
Rober Calzadilla, el director, dijo que ese tema lo eligió a él. Primero, tenía en mente la imagen que un día mostró su televisor, en la que los pescadores sobrevivientes de la masacre trataban de explicarles a algunos periodistas que no eran guerrilleros, como afirmaban los militares.
Después, a principios del siglo XXI, Calzadilla participó en un reportaje sobre la masacre, que realizó la organización venezolana Provea. En ese momento decidió armar y actuar en la obra 29.10.88, basada en los hechos. Y así, en la puesta en escena, decidió que la historia tenía que llegar a la pantalla grande.
El largometraje, distribuido en Colombia por Distrito Pacífico, ha ganado premios en los festivales de cine de Sao Paulo, La Habana y Milán, entre otros, y está entre los candidatos a mejor película en los Premios Goya. El Amparo estará en teatros de Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta y Cali.
Por: Estefanía Palacios Araújo @palacios_araujo