‘Regalando Sonrisas’ es un trabajo liderado por 15 mujeres, y en tan solo un año de creación, han atendido a 500 personas en la capital de Santander.
La resiliencia de los migrantes del vecino país está dando ejemplos de integración en diferentes regiones de Colombia. En Bucaramanga, un grupo de mujeres venezolanas creó el proyecto Regalando Sonrisas, para ayudar principalmente a madres cabeza de familia que tienen muy bajos recursos económicos y que llegan al país desconociendo rutas de atención sobre búsqueda de empleo, salud, prevención de violencia de género y regularización migratoria.
“Ayudamos a muchachas muy jóvenes que no tienen la preparación, que vivieron solo la parte del chavismo y que no tienen ni idea de las cosas buenas que había antes en Venezuela”, cuenta Carol Rojas, cofundadora venezolana del proyecto.
Carol llegó a Colombia en el año 2016, desde el estado de Lara. Es contadora pero no ha podido ejercer su carrera en el país, al verse frustrada por eso y sentirse triste al emigrar habló con una profesora que le aconsejó buscar un nuevo objetivo en su vida.
Así lo hizo, pensó en derribar los estigmas contra los venezolanos que rechazan por pedir ayudas en todas partes. Entonces invitó en un grupo de Facebook a las personas que nos pudieran colaborar con migrantes y comunidades de acogida más vulnerables. Ella es una migrante venezolana emprendedora y tiene un negocio de repuestos de bicicletas, junto a su esposo en Bucaramanga.
A la propuesta de Carol se sumó Clairet Mata, otra migrante. Inicialmente se conformó un grupo de 30 personas en esta red social, pero actualmente lo integran 15 mujeres venezolanas.
La misión de estas mujeres consiste en brindar información, orientación y apoyar para la realización de emprendimientos propios a los venezolanos más vulnerables. Además organizan actividades sociales y recreativas. No limitan sus programas por la nacionalidad, apoyan a venezolanos, colombianos y población retornada.
En este momento hacen actividades cada dos meses en cinco sectores vulnerables de Bucaramanga, y en el municipio de Girón. “Tratamos de encontrar una líder o una persona que nos ayude hacer un censo, evaluamos la necesidad y nos dirigimos allá”, apunta Clairet. Además, este grupo de mujeres lleva alimentos con sus propios recursos y aportes que a veces les dan sus vecinos.
Clairet Mata se convirtió en cofundadora del proyecto, se vino a Colombia en el año 2019, desde el estado de Anzoátegui, debido a que su hijo de dos años no tenía medicinas para tratar una enfermedad que le surgió por una bacteria cuando nació, esto por una mala praxis médica.
En su camino a Colombia tuvo que cruzar por trocha y pasar por muchas dificultades. Pero ahora, su hijo está mejor de salud gracias a que Acnur le ayudó a tener un salvoconducto de refugiado y ha podido obtener sus medicamentos por medio de una EPS. Vive junto a su esposo y su hijo que tiene actualmente cuatro años.
En este momento se ha dedicado a fortalecer su emprendimiento de creación de postres y trabaja a la par con actividades del proyecto social Regalando Sonrisas, con sus otras compañeras.
Estas mujeres resaltan que cada una, gracias a sus conocimientos y el hecho de ser emprendedoras han aportado enormemente al fortalecimiento del proyecto y han sido ejemplo de superación de muchas madres venezolanas que llegan recientemente al país.
Una de estas madres es Offir Prada, que se radicó en Santander hace un año y cinco meses y se unió desde el inicio a este proyecto. “En mi estado muy humilde me gusta dar porque me motiva hacer la labor social de darle al más necesitado”, resalta la venezolana, quien tiene tres hijos, de 13, 11 y 6 años. Su hijo de 11 tiene el trastorno del espectro autista, pero sin importar los retos que le surjan, esta madre ha buscado la forma de darle la mejor vida a sus tres hijos.
Ella ahora hace desayunos y almuerzos para los compañeros de trabajo de su esposo y también es la encargada de coordinar los refrigerios del proyecto cuando hacen las visitas. En ‘Regalando Sonrisas’ se encarga de coordinar llamadas con los beneficiarios y apoyar en cualquier tarea que necesiten en el grupo. “Hemos aprendido muchas cosas y vivido momentos muy gratos”, afirma esta madre que ahora está estudiando marketing digital y espera poder aportar con sus conocimientos a este proyecto social.
Estas mujeres también son un puente de comunicación entre la población más vulnerable y las ONGs. Por el momento han logrado que diferentes organizaciones como Cruz Roja, Acnur, La Casa de la Mujer Empoderada de Bucaramanga, y otras fundaciones puedan capacitar a la comunidad en temas como emprendimiento, violencia de género, salud e inscripción para el Estatuto Temporal de Protección.
El próximo objetivo de estas mujeres es consolidar el proyecto como una fundación, tener una sede propia principal para capacitar a más personas y lograr llegar a muchas más poblaciones migrantes venezolanas y colombianas vulnerables.
Por: Laura Sierra Musse @lausierramusse