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Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha

Nueve pares de calzado, entre ellos, zapatos deportivos, chanclas y hasta las sandalias de una niña de dos años que migró caminando junto a su mamá  — desde Cúcuta hasta Bogotá — se exhiben en un pasillo del aeropuerto Almirante Padilla, de Riohacha, en La Guajira.

Son los zapatos de los caminantes venezolanos, una representación simbólica de los miles de migrantes que emprenden cada día el trayecto a pie desde su país para intentar llegar a ciudades en Colombia u otros países de la región.

“Para entender su historia hay que ponerse en sus zapatos”, se lee en un pendón que forma parte de esta campaña  impulsada por la Agencia de la Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), con la intención de sensibilizar a la población colombiana acerca del fenómeno migratorio.

Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha
Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha Nueve pares de calzado, entre ellos, zapatos deportivos, chanclas y hasta las sandalias de una niña de dos años que migró caminando junto a su mamá — desde Cúcuta hasta Bogotá — se exhiben en un pasillo del aeropuerto Almirante Padilla, de Riohacha, en La Guajira.

Pasajeros del terminal aéreo Almirante Padilla, en Riohacha, se detienen a ver los zapatos usados por los migrantes. @MILAGROS PALOMARES

La hilera de calzado y las fotos de quienes los usaron llama mucho la atención de los pasajeros del terminal aéreo. “Dios Santo, qué impresión me dio. Éso es para el que le toque, es lamentable que los venezolanos pasen por esta tragedia”, se lamentó Mariela Restrepo, quien esperaba un vuelo  de Riohacha a Bogotá. 

Desgastados, con huecos en la parte delantera y descoloridos. Así se observan los zapatos que usó  el joven venezolano Darwin José Jaramillo Contreras, proveniente del estado Anzoátegui. Con ellos recorrió 1.807 kilómetros a pie.

Al lado de su calzado quedó su testimonio que reseñó Acnur:  “Te presento mis zapatos, ellos representaron para mí un sentimiento demasiado fuerte, ellos fueron testigos de una aventura que nunca imaginé que tendría que pasar, fue muy difícil y tuve que afrontarla.  Con ellos caminé horas y horas desde Cúcuta hasta Bogotá. El trayecto es muy difícil pues los climas eran diversos y tenía que atravesarlos. Cruzamos cerros, el páramo de Berlín.  Los pies se me calentaban por el fuerte sol que pegaba en el asfalto, lo que me provocó ampollas y llagas.  Caminaron conmigo y escucharon tanto insultos como palabras llenas de solidaridad”.

Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha
Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha Nueve pares de calzado, entre ellos, zapatos deportivos, chanclas y hasta las sandalias de una niña de dos años que migró caminando junto a su mamá — desde Cúcuta hasta Bogotá — se exhiben en un pasillo del aeropuerto Almirante Padilla, de Riohacha, en La Guajira.

Estas chanclas, llamadas cholas en Venezuela,  fueron usadas por Luz Mary Cuartas, para caminar desde Cúcuta hasta Bogotá. @MILAGROS PALOMARES

Otro venezolano, Robinson Montes, le contó a Acnur su travesía: “Salí de Venezuela con el poco dinero que tenía. Tomé un bus desde San Cristóbal hasta San Antonio del Táchira, pasé el puente Simón Bolívar y pisé tierra colombiana. Caminé por Cúcuta, Pamplona, Pamplonita, Bucaramanga y Bogotá”.
“Con estos zapatos conseguí mi primer trabajo en Colombia. Les tengo gratitud pero no los quiero ver más; me traen malos recuerdos, tristeza, me recuerda que tuve que salir de mi país, y pues, ¿Quién quiere salir de su casa? ¡Nadie!”
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Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha
Las huellas de los caminantes venezolanos se exhiben en Riohacha Nueve pares de calzado, entre ellos, zapatos deportivos, chanclas y hasta las sandalias de una niña de dos años que migró caminando junto a su mamá — desde Cúcuta hasta Bogotá — se exhiben en un pasillo del aeropuerto Almirante Padilla, de Riohacha, en La Guajira.

El venezolano Luis José Contreras emprendió una travesía de 619 kilómetros con estos zapatos.  Son un símbolo de resilencia. @MILAGROS PALOMARES

Por: Milagros Palomares @milapalomares