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¿Por qué al gobierno le conviene que los venezolanos invadan las calles colombianas?

Por: Iván Gallo IvanGallo78

Uno ahora tiene que medir las palabras. Dejar escapar una frase en contra de la estigmatización de la que son víctimas los venezolanos puede ser motivo para el linchamiento en redes. Hay ganas de odiar. Por eso, es fácil sacar de contexto a Claudia López para legitimar una postura que la crisis desatada por el coronavirus ha exacerbado: en Colombia ya es pecado ser venezolano.

Si existe un lugar en donde se hable ya abiertamente de acabar como sea con la migración venezolana es Cúcuta. Si les llegara un líder como Trujillo, quien en la República Dominicana de los años treinta promovió el asesinato en masa de haitianos e incluso les regaló a los dominicanos machetes para que lo hicieran sin gastar munición, lo respaldarían sin dudarlo. Los venezolanos ocupan cada acera, cada banco en los pocos parques de la ciudad. Entre el humo de un incendio invisible y perpetuo los cucuteños, acosados por el virus y el calor asfixiante, han convertido al venezolano en la pera de boxeo sobre la cual golpean la frustración de ser, después de Quibdó, la ciudad del país con mayor índice de desempleo. 

Si no se consigue trabajo, es por culpa del venezolano, si se muere alguien en una sala de urgencia, es porque el médico prefirió atender a una venezolana embarazada, si hay una nube de humo cubriendo la ciudad desde hace una semana, es porque el incendio arrancó en el Táchira. Incluso llegaron a decir que era producto de la quema de cuerpos que había generado el Coronavirus en Venezuela. Es un nivel de odio muy alto, muy preocupante. Un nivel de odio que ha llegado a Bogotá.

Si, en Colombia está bien visto odiar a los venezolanos, unirse al coro que dice que lo mejor es concentrarlos en un campo, darles lo suficiente para que sobrevivan y luego expulsarlos del país. El problema de la migración venezolana no es sólo un problema de Maduro, Duque podría tener la solución. Establecer un canal diplomático aceleraría la repatriación de los caso dos millones de migrantes que ha recibido Colombia desde el 2017. Maduro incluso ya está implementando desde hace más de un año el plan Vuelve a la Patria y con el que han regresado tres millones de venezolanos que daban vueltas por el continente. Pero a Duque le conviene ver venezolanos arrastrándose en las calles colombianas. Es la prueba de que el sistema nuestro si funciona y el de ellos no, que entre los dos credos el uribismo es mucho mejor sistema que el chavismo. 

Y mientras tanto el odio llega a proporciones descomunales. Las redes explotan amparadas en una supuesta libertad de expresión cuando es sólo xenofobia, cuando es odio a los pobres, a los mendigos, a los que fueron alimentados por los programas de atención chavistas. Y a todo aquel que humanice a los venezolanos que no paran de sufrir en la fría y desolada Bogotá, es señalado de chavista, comunista, de terrorista. Si, los venezolanos pidiendo limosna en las calles colombianas es una cortina de humo perfecta en épocas de crisis. No es la falta de oportunidades, la desigualdad, la falta de redistribución del ingreso, la inexistencia de políticas públicas el motor de la delincuencia en este país. No, acá los que llegaron a matar y a robar son los venezolanos que huyeron del horror chavista buscando el colombian dream

Ivan Gallo es editor en @las2orillas


Las opiniones de los columnistas en este espacio son responsabilidad estricta de sus autores y no representan necesariamente la posición editorial del Proyecto Migración Venezuela.


Por: Iván Gallo @IvanGallo78