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EN AUDIO La monja que se enfrentó al ELN

La madre Rosalía Peralta es coordinadora pedagógica del colegio de Capacho, en el Estado Táchira. | Por: ARCHIVO PARTICULAR


En Capacho, una ciudad venezolana del Estado Táchira cercana a la frontera, la madre Rosalía Peralta es considerada desde el miércoles pasado algo así como una heroína. Todo por un episodio ocurrido ese día en medio de la emergencia humanitaria de unos 4 mil migrantes que han retornado y que están siendo hacinados por el gobierno de Nicolás Maduro en colegios y universidades.

Ese día, sobre la 1 de la tarde, diputados y otros políticos oficialistas, incluido el alcalde de la población, llegaron a las instalaciones del colegio Santa Mariana de Jesús, en la carretera que de San Antonio conduce a San Cristóbal, para solicitar que el plantel fuera convertido en un centro de confinamiento.

La religiosa, que se desempeña como cordinadora pedagógica del plantel, se opuso. “Nos sentamos a dialogar y les expliqué que la institución no es apta para albergar a más de 150 personas. No tiene habitaciones ni cocina. Además el agua es escasa y la luz es intermitente“, narró.

Escuche la narración completa de la madre Rosalía 

No obstante, la comisión insistía. Mientras tanto, la voz se fue regando entre los vecinos del colegio, que empezaron a llegar para respaldar a la monja. Tras un tire y afloje, militares y voceros del gobierno de Nicolás Maduro decidieron marcharse.  “Todos menos el alcalde, que siguió insistiendo”, narró la madre Rosalía.

“Entonces llegó el ELN y comenzaron a golpear a muchos de los que estában ahí dialogando. Yo les dije que yo era una persona de paz. Que todos éramos gente de paz. Que estábamos tomando decisiones importantes”, dijo la madre. Y continuó el relato:

“Yo me atravesaba para evitar que golperaran con el fusil a hombres, por el hombro, por la cabeza. Yo les ponía la mano sobre el fusil y les decía: por favor baje el fusil. Nosotros somos personas de paz. Y aceptaban, bajaban el fusil. A mí me lo colocaron de frente y yo, muy suavemente, ponía la mano sobre el fusil y presionaba para que lo bajaran.  Y lo bajaban. Golpearon a más de 7 personas pero yo seguía atravesándome. Yo le decía a la persona que recibía el golpe: cálmese, no lo devuelva”.

La madre también contó que pasado ese episodio, los guerrilleros se marcharon de la institución y ella se dirigió a un salón de clases en dónde seguía reunido el alcalde con otras monjas de la institución. “Como a las 7 de la noche yo misma tuve que acompañar al alcalde hasta su oficina, pues él temía salir solo y nadie de las personas que llamó quiso venir por él”, narró la religiosa que, finalmente, evitó las intenciones de los hombres armados. El hecho fue difundido ampliamente por redes sociales.

Por: Proyecto Migración Venezuela @MigraVenezuela