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Empieza a reactivarse comedor para migrantes en Cúcuta

Los alimentos que donó el Papa fueron llevados hasta el sector La Parada, cerca del puente Simón Bolívar. | Por: DIÓCESIS DE CÚCUTA

La Casa de Paso Divina Providencia, perteneciente a la Diócesis de Cúcuta, comenzará el próximo lunes 31 de agosto una prueba piloto de preparación de 1.000 almuerzos que serán donados diariamente a los migrantes venezolanos asentados en las inmediaciones del puente Simón Bolívar y quienes esperan un cupo para retornar a Venezuela.

El pasado 15 de marzo ese comedor, que servía más de 4.000 comidas diarias de lunes a viernes para caminantes y que es considerado el punto más grande de solidaridad en Norte de Santander, debió cerrar sus puertas ante la amenaza de la covid-19 y, por ende, dejó de aliviar el hambre de quienes, en su mayoría, solo tenían esa posibilidad.

La buena nueva la dio el sacerdote José David Cañas, director de la Divina Providencia, quien aclaró que esa casa de paso empezará el plan piloto, pero no abrirá sus puertas al público. Al menos no todavía.  


“Estamos organizándonos para comenzar esta nueva modalidad y seguir ayudando a los migrantes. Pensamos entregarles los almuerzos preparados a la Policía para que ellos se los lleven a los refugios de los venezolanos que se encuentran esperando en La Parada”, precisó Cañas.

Por su parte, Monseñor Víctor Ochoa Cadavid, obispo de la Diócesis de Cúcuta, se mostró muy satisfecho de la reactivación del comedor y aclaró que, pese a la pandemia, la iglesia católica no ha dejado de ejercer la caridad con los migrantes venezolanos y ha hecho presencia con mercados en los tres puntos con más concentración de migrantes: la Cristalería Venezuela, El Coliseo y cerca del Puente Internacional Simón Bolívar.

“Gracias a la caridad del Papa Francisco y de donantes hemos entregado más de 90 mil mercados a familias vulnerables, y más de 13 mil paquetes con elementos de aseo. También les hemos llevado alimentos a los migrantes para que ellos mismos cocinen”, dijo el obispo de Cúcuta.

El sacerdote se refería a las más de dos toneladas de alimentos (panela, arroz, pasta, jugos, harina de maíz, sal y granos) que fueron donados recientemente por el Vaticano y  que se sumaron a las ayudas recolectadas por la Iglesia durante la pandemia. 

Monseñor Ochoa agregó que otras fundaciones de la Iglesia están brindando una ayuda más focalizada a la población migrante infantil, pero que no cuentan con la capacidad de darles alimento a todos los venezolanos que están en las calles de Cúcuta.  

Empieza a reactivarse comedor para migrantes en Cúcuta
La Casa de Paso Divina Providencia no abrirá sus puertas al público, por los momentos. @MILAGROS PALOMARES

Por su parte, el párroco José Elver Rojas, presidente de la Fundación Asilo Andresen, que ayuda a niños y niñas en estado de vulnerabilidad, informó que su organización reparte diariamente 300 desayunos a pequeños venezolanos que se encuentran a la intemperie con sus padres en cambuches, a un costado del puente Simón Bolívar.

El sacerdote Rojas relató la dramática situación que se está viviendo en esta zona, debido a la aglomeración de los migrantes por el lento retorno hacia su país. En el terreno hay cambuches apenas levantados con bolsas plásticas, no hay agua potable y las familias no tienen dónde sentarse ni dónde lavarse las manos. 

“¿Qué es más peligroso, que ellos cocinen en el suelo o que nosotros les preparemos los alimentos con las medidas de bioseguridad y se los llevemos?”, se pregunta el religioso con tono de indignación al ver la indiferencia, según dice, de organizaciones nacionales, internacionales e incluso del sector oficial. 

“Las autoridades imponen todas las medidas de bioseguridad cuando nosotros vamos a donar una arepa con queso, pero cuando los migrantes están preparando comida en el suelo y comiendo tierra, ahí no dicen nada”, reclama el sacerdote. 

“A pesar de la difícil situación económica que se vive hoy en día, también en nuestra Diócesis, no dejaremos de seguir ejerciendo la caridad con nuestros hermanos migrantes, porque la caridad de Cristo nos urge”, acotó monseñor Víctor Ochoa.

Por: Milagros Palomares @milapalomares