Colombia es el primer país receptor de migrantes venezolanos en el mundo. Con 1,7 millones de migrantes, de los cuales el 60% se encuentra en condición irregular, se ha mantenido en el debate público la relación que existe entre esta migración masiva y los índices de criminalidad en el país.
En un diálogo con Jero?nimo Castillo, director del A?rea de Seguridad y Poli?tica Criminal de la FIP, Daniel Meji?a, exsecretario de Seguridad de Bogota?; Janiel Melamed, director del Observatorio de Seguridad de Barranquilla; y Felipe Mun?oz, asesor presidencial para la crisis migratoria, se analizó si realmente existe una relación entre estos factores.
Según cifras entregadas por Muñoz, en el 2019 el 5.96% de capturados en colombia, fueron venezolanos. A pesar de esto, según análisis de la FIP realizados en 2018-2019, no se encuentra una relación significativa entre la migración y la criminalidad.
En el diálogo, Castillo afirmó que si bien esta relación no está justificada, lo que sí parece permanecer es la percepción de criminalidad en las diferentes ciudades:
«Está claro que los migrantes venezolanos si son objeto particular de un interés del sistema penal, particularmente de la policía, y eso es lo que permite el incremento progresivo de los niveles de las capturas, que a su vez se ve acompañado de un discurso que se da en los medios de comunicación donde afirmaban que los venezolanos eran los que se veían relacionados en diferentes delitos »
explicó Castillo
Una de las principales conclusiones es que los venezolanos llegan a un país con ciertas dinámicas de orden criminal previamente establecidos, por lo que como entran a los mercados legales, también pueden entrar a los ilegales. Si bien no es una justificación, invita a repensar a nivel territorial el manejo de los diferentes perfiles migratorios en contextos específicos.
“Por ejemplo Bogotá contaba con una política migratoria orientada a la inclusión social, mientras que cúcuta tenía una posición de carácter policial y de ‘persecución’ a los migrantes, esto debido al impacto urbano de la migración de cada ciudad” explican. “El manejo del fenómeno debe ser bajo las condiciones particulares de cada región, dependiendo de su relación con la migración; la política de seguridad ciudadana y migratoria debe estar orientada a solucionar los problemas y no a estigmatizar” agregaron.
Otro de los temas que se trataron en el debate, fue el rol de los medios de comunicación en la percepción de la relación migrantes-criminalidad. Explicaron que “los medios de comunicación terminan replicando un discurso oficial en contra de la migración y de la falsa relación migración-criminalidad”. Por lo que hacen una invitación a no replicar discursos excluyentes contra la población venezolana.
Bajo esta perspectiva, la invitación es a diseñar una política de seguridad ciudadana que evite la xenofobia “La política de seguridad ciudadana y migratoria debe estar orientada a solucionar los problemas y no estigmatizar. Algunas ciudades como Bogotá ya la han hecho”. Enfocada en los contextos y dinámicas regionales específicas, impulsando nuevos análisis que permitan un panorama más amplio del tema.
Por: Proyecto Migración Venezuela @MigraVenezuela
