Antes de salir de la Casa Blanca, Donald Trump suspendió la deportación de venezolanos (Deferred Enforced Departure) por 18 meses mediante una acción ejecutiva. Esta, aplica para quienes ya se encuentran en el territorio estadounidense y les otorga un permiso para trabajar. Ahora bien, con la llegada del recién instituido presidente Joe Biden, hay algunas inquietudes sobre las decisiones que tomará frente al Gobierno de Venezuela y sus consecuencias para la población venezolana que no se encuentra en Estados Unidos.
Más allá de esto, ¿qué consecuencias podrían tener los cambios en la política migratoria estadounidense para Colombia y la migración proveniente de Venezuela? Si bien el tema aún no ha sido abordado por la administración entrante, podría especular sobre las repercusiones que tendrá. Es posible que la población venezolana vea en los Estados Unidos un destino con mayores oportunidades de aprobarse cualquier tipo de estatus migratorio especial para esta.
Hasta ahora, la migración venezolana hacia los Estados Unidos ha sido la de sectores de la población más pudientes. Sin embargo, hay algunos venezolanos con menos recursos que han decidido emprender la ruta hacia el Norte y caminar hacia el Darién, en la frontera con Panamá y de ahí seguir la ruta hacia los Estados Unidos, en búsqueda de un mejor futuro.
Precisamente, la semana pasada veíamos durante la visita del Director de Migración Colombia a los municipios de la frontera con Panamá -muchas veces olvidada- fotos del paso fronterizo, que continúa cerrado. A pesar de esto, muchos migrantes siguen intentando cruzar esta frontera, algunas veces sin éxito en su búsqueda del sueño americano. La presencia institucional en la zona es débil, con lo cual las bandas criminales sacan provecho del tráfico de migrantes.
Las personas que toman esta ruta se enfrentan a riesgos de todo tipo. El principal: la muerte. La travesía a pie de más de una semana por la espesa selva del Darién para llegar a Puerto Obaldía en Panamá o la embarcación en vehículos ilegales manejados por los traficantes, algunas veces, terminan en tragedia. A la fecha, el número de personas fallecidas y desaparecidas en este tránsito es desconocido a pesar de algunas estimaciones y de algunos casos mediatizados como el naufragio a principios de año de una embarcación que transportaba 28 migrantes. En Acandí entierran a los migrantes la mayoría de veces con un número, sin nacionalidad, sin nombre, N.N.s.
La tragedia de la crisis humanitaria venezolana no está solo en la frontera con Venezuela, también en la frontera con Panamá, donde confluyen miles de migrantes de otros continentes, además de haitianos y cubanos. El Gobierno colombiano debe poner también la lupa allí para mitigar los riesgos a los que se enfrentan estas personas y brindarles protección. Además, debe estar atento a las decisiones que tome el entrante Gobierno de los Estados Unidos, pues se podría generar una crisis humanitaria mayor en esta frontera.
*Stephanie López Villamil es investigadora y consultora en Migraciones Internacionales. Doctora en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia.
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Por: Stephanie López Villamil @stephlomig