Jesús Capote es un venezolano que se convirtió en el entrenador oficial de la Federación Colombia de Surf. Entrenó a Freddy Marimón, el campeón mundial de surf adaptado, y trajo la primera medalla de oro internacional de surf al país.
Separadas por cerca de 1.315 kilómetros —a lo largo de la línea costera del mar Caribe— están dos ciudades reconocidas por sus grandes puertos y sus playas para surfear. Por un lado, La Guaira, en Venezuela; y por el otro, Cartagena, en Colombia. Dos ciudades separadas por un límite territorial, pero unidas por el agua clara del mar Caribe.
Esos 1.315 kilómetros fueron los que Jesús Capote tuvo que recorrer en el 2017 desde La Guaira hasta Cartagena, la Heroica, para posicionarse como el actual entrenador oficial de la Federación Colombiana de Surf, que para el año de su llegada apenas se estaba conformando.
Jesús nació en Caracas hace 39 años y desde que empezó a caminar sus pies se dedicaron a patear balones de fútbol hasta que uno de sus hermanos mayores le mostró la que sería su primer amor: la tabla de surf.
A los 12 años viajó junto a su familia a las playas de Puerto La Cruz, una ciudad en el estado de Anzoátegui. Su hermano mayor fue quien lo empujó a su primera ola y desde ese momento su vida ha transcurrido sobre el mar. “Desde ahí quedé enganchado con el surf, prácticamente dejé el fútbol a un lado para empezar a surfear”, cuenta Jesús, sentado en la sala de su apartamento disfrutando la brisa característica de Cartagena.
Sus padres se divorciaron algunos años después y corrió con la suerte —dice él — de que su padre se fuera a vivir a Anare, un pueblo costero del estado La Guaira de donde ya habían salido reconocidos surfistas que han representado a Venezuela a nivel internacional, como Rafael Pereira y Jesús Chacón. Pareciese que la vida le estaba mostrando que su camino al éxito no era precisamente caminando en el asfalto sino en el agua.
Las olas de las playas El Puntón y La Poza, en Anare, lo recibían cada fin de semana y temporada vacacional para que Jesús se montara encima de su tabla y las desafiara con su equilibrio. Esa fue su rutina hasta que se graduó en 1999 del Liceo Gustavo Herrera.
Él no tuvo el típico dilema de un joven recién graduado del colegio. Jesús lo tenía claro: dedicaría su vida al mar y a las olas. Desde 1998, aún sin graduarse del colegio, Jesús dio sus primeros saltos en las olas, pero esa vez para competir. Sin esperarlo, este caraqueño no resultó ser muy bueno para las competencias. “La verdad mi parte competitiva no fue muy buena porque no tenía conocimiento de cómo era el criterio ni de cómo evaluaban los jueces”, afirma Jesús, mientras sonríe.
Campeonato mundial de Bodyboard 2014.
Foto de: cortesía Jesús Capote.
Aun sin ser bueno competitivamente, su amor por el surf solo crecía y se había convertido en un estilo de vida. Seis años fueron los que Jesús le dedicó al free surfing, es decir, a practicar este deporte de manera libre, sin preocuparse por las técnicas o por las competencias.
El surf le ha dado amigos con los que comparte esta pasión. Y fueron ellos, precisamente, quienes le ayudaron a ver que su éxito no necesariamente tenía que estar sobre la tabla, sino como entrenador de este deporte o incluso como juez. Así lo hizo en el 2006, cuando su vida cambió como si una ola la hubiera revolcado. Empezó a educarse y aprendió todas las técnicas y criterios de juzgamiento con los que se evalúa a los grandes competidores.
Duró más de cinco años siendo juez en campeonatos internacionales, como los Juegos Panamericanos, los Juegos Bolivarianos, el Circuito Latinoamericano de Surf y algunos eventos de la Asociación Internacional de Surfing. Incluso llegó a ser el jefe de jueces dentro de las competencias que se celebraban en Venezuela.
Sin embargo, su trayectoria no paró ahí. Su vida se enfrentó a otra gran ola: la de ser entrenador. En el 2012, el presidente de la Federación Venezolana de Surf, Antonio Sotillo, le propuso que asistiera al entrenador de la selección nacional para el Campeonato del Mundo Junior, que se realizaría en Panamá.
Haber sido juez le dio a Capote un plus como entrenador, pues sabía exactamente lo que evaluarían los jueces y así podía entrenar con mayor acierto a su selección. Tras su experiencia como asistente, la Federación Venezolana lo contrató oficialmente y empezó a hacer parte del equipo de entrenadores de todas las categorías.
“Yo siempre tuve esa vena de entrenador. Mis amigos me preguntaban por las técnicas y yo les ayudaba sin tener conocimiento de que algún día esta sería mi profesión”,asegura.
Tras cuatro años siendo el asistente del entrenador de la Selección de Venezuela de Surf tomó la dirección técnica y fue quien se encargó de escoger a los atletas que iban a representar a Venezuela en las competencias internacionales. De allí salieron buenos resultados. “Fueron los años gloriosos del surfing en Venezuela”, dice Jesús.
Recuerda con mucho entusiasmo y orgullo su última participación con la Federación Venezolana en los Juegos Suramericanos de Playa en Iquique, Chile en 2016, en donde logró obtener tres medallas de oro y ganar la categoría olímpica con el surfista venezolano Derek Gomes, quien actualmente representa un orgullo para su patria.
Campeonatos internacionales en los que participó la Federación Colombiana de Surf.
Por sus buenos resultados con la selección venezolana, a principios del 2017 Andrés Porras, actual presidente de la Federación Colombiana de Surf, convocó a Capote para que hiciera parte del cuerpo técnico de la liga de Bolívar. Para ese momento la de Federación aún no estaba conformada.
Los Juegos Deportivos Nacionales en Colombia estaban por celebrarse en 2019 y sería la primera vez en la que el surf y la selección de Bolívar entrarían a participar en un evento competitivo en Colombia. Es así como este venezolano llegó a Cartagena, sede principal de la Selección. “Yo pensé que me iba por seis meses a ver cómo se daban las cosas y ya tengo más de cuatro años aquí en Colombia”, cuenta Jesús con orgullo.
La oportunidad en Colombia coincidió con las ganas de emigrar de Jesús por la crisis que vive su país. “Desde el 2014 la situación en Venezuela ya estaba difícil y yo ya estaba con miras de migrar a otro país. Tuve bastante suerte de que me llegara esta oferta de trabajo y no tener que emigrar como muchos otros venezolanos que son profesionales y les tocó guerrearla a otro precio”, cuenta Jesús, afligido por la situación que viven su país y sus hermanos venezolanos.
Jesús llegó a vivir a Cartagena para entrenar a la liga de surf del departamento de Bolívar. Pasó de estudiar las olas de La Guaira a estudiar las olas de Playa las Velas con dos objetivos principales: el primero, llevar a la liga de Bolívar a competir en los Juegos Deportivos Nacionales y en el campeonato de la Asociación Internacional de Surf; y el segundo, entrenar a Freddy Marimón, un reconocido joven surfista que ha desafiado las más altas olas aún sin tener piernas ni su brazo izquierdo.
“Al principio, cuando llegué a Colombia fue muy fuerte. Dejar mi casa, mi familia, mi perro, mis comodidades, que con tanto esfuerzo obtuve, y empezar de cero. Con una propuesta de trabajo, pero a fin de cuentas empezar de cero”. Lo dejó todo en Venezuela para entregarlo todo en Colombia.
Su primer objetivo resultaba retador pero no tanto como el segundo. Jesús no tenía conocimientos acerca del Parasurf —modalidad para los atletas con alguna condición de discapacidad—. Esta era la categoría en la que debía entrenar a Freddy Marimón, quien entonces era apenas un niño de 12 años y que hoy ya se ha convertido en el campeón mundial de surf adaptado.
Capote tuvo que empezar a estudiar los criterios de evaluación que enmarcan la categoría del Parasurf y además tuvo que volver a las olas. Debía entrenar dentro del agua para poder escoger las olas que Freddy surfearía y empujarlo hacia ellas.
Juegos Suramericanos de Playa de 2019 con Freddy Marimón.
Cortesía Jesús Capote
Fue más de un año de entrenamiento, en el que Freddy y Jesús se convirtieron en uno solo. Se estaban preparando para su participación en el Campeonato Mundial de Surf adaptado en 2018. Después de mucho esfuerzo llegó la recompensa, Freddy logró el primer lugar en las playas de La Jolla, California, en donde se llevó a cabo el campeonato. Con mucho orgullo, Freddy y Jesús le estaban entregando el primer reconocimiento mundial de surf a Colombia.
Pero esa no fue la única vez. Con Freddy siguió dándole medallas y triunfos a la Federación Colombiana de Surf, pues se convirtió en bicampeón en el US Open de Surf Adaptado y se coronó en el campeonato Suramericano de surf en 2019. Y después vendrían los triunfos con otros deportistas: en los Juegos Panamericanos de Lima el equipo de Jesús obtuvo dos medallas de oro. “Se estaban dando buenos resultados en Colombia con el surf, una federación nueva pero sólida, que venía dando excelentes resultados”, asegura Jesús.
Aunque su vida en Colombia ha estado llena de satisfacciones, no olvida la situación por la que pasa su país: “Me duele saber que nos vemos obligados a salir de Venezuela y ser recibidos en otros países. Es bien triste porque nosotros les abrimos las puertas a todos los migrantes y nunca pusimos restricciones como nos las están poniendo ahora a nosotros”, lamenta.
No pierde la esperanza de que Venezuela vuelva a ser el mismo país en el que se crió. Mientras tanto, anhela seguir dandole a su segundo hogar más triunfos de la mano de la Federación Colombiana de Surf. “Siento los logros de Colombia como míos. La alegría que yo le pueda dar al país por mi trabajo también es un logro mío porque es un resultado de mi trabajo con un atleta”, afirma Jesús con su sonrisa caribeña.
Ahora, sueña con llevar al equipo colombiano a los Juegos Olímpicos. Aunque este año quedaron descalificados para ir a los Juegos de Tokio, dice con claridad que se entrenarán fuerte para poder ir a los próximos. “Quisiera que el final del proceso con estos atletas fuera una clasificatoria a los Juegos Olímpicos, me gustaría que fuera con Colombia. Sigo siendo venezolano pero con gran parte de mi corazón colombiano”.
Colombia lo recibió con los brazos abiertos, le ha dado estabilidad, un hogar y hasta le presentó al amor. Laura, una cartagenera que al igual que Colombia también le robó el corazón. “Gracias a Colombia por abrirnos las puertas a los venezolanos que estamos fuera de nuestro país y que seguimos echándole pichón y dejando a Venezuela en alto”, dice con algo de nostalgia.
Prácticas libres de Jesús Capote en el parque Tayrona.
Por: Indira Córdoba @indira_cordobaa