Los Centros Intégrate se unen al compromiso de promover oportunidades de integración para los jóvenes migrantes, retornados y de toda Colombia.
Por Romina Palma Especial para Migravenezuela – Proyecto Integra de USAID
María Elena Mendoza es una joven de 21 años dedicada a formar artísticamente a niños, niñas y adolescente en Barranquilla. Esta joven amante de la música africana ha acumulado a su corta edad las bondades de dos culturas: la colombiana y la venezolana, transformando todos los retos, con resiliencia, en arte.
Su nombre artístico es ‘Melody’ y lleva el amor por la danza en su corazón. “La danza me escogió a mí. Cuando me bautizaron en Venezuela, muy pequeña, mi madrina entregó unas figuras de bailarinas como recordatorio a los invitados, diciéndoles, además, que yo sería bailarina”, cuenta.
De sonrisa amplia y dulce, ojos almendrados y la piel pintada por el sol, esta joven, que nació en Cartagena, se fue de Colombia a Venezuela, con sus padres, Elvia y Reinaldo, cuando apenas tenía un año.
“Mi papá encontró empleo como jefe de cocina en un restaurante llamado “El Pacífico”, en Caracas. Gracias a ese empleo tuvimos nuestra casa propia en Venezuela. Allí vivíamos toda la familia, junto a mi hermana Deivis y mis tres hermanos, Carlos, Ibraim, e Iván; mi mamá se dedicaba a la costura”, relata.
Melody recuerda con alegría las navidades en familia en aquella casa de Venezuela, aquellas reuniones el Día de la Madre y el Día del Padre cuando decoraban una mesa larga para compartir con sus tíos, tías, primos y padrinos que también habían emigrado de Cartagena a Venezuela.
“Mi lugar favorito era el Parque del Este, en Caracas, allí había un zoológico y un barco inmenso en madera que representaba la llegada de Cristóbal Colón a América… Pero había una tarima con una concha acústica donde hacían presentaciones de baile, esperaba con emoción que mis padres me llevaran a ese parque los fines de semana. También me encantaba cuando íbamos en familia a La Guaira, en la región costera”, dice. Como buenos hijos del Caribe, esta familia visitaba frecuentemente el mar, una zona que está a escasos 30 minutos de la capital venezolana.
El retorno de una familia
Cuando María Elena cumplió 13 años, sus padres deciden retornar a Colombia: “Me sentí triste cuando mi mamá y mi papá toman la decisión de venirse a Colombia. Venezuela fue muy importante para mí y siempre seguirá siendo lo mejor”. Su padre se empleó como chef en el Club Naval de Cartagena, mientras su mamá ahora prepara el mejor Pabellón Criollo de la costa colombiana (plato típico de Venezuela),
María Elena comparte cómo el proceso de adaptación, como colombianos retornados, tuvo retos para ella y toda su familia: “lo más duro fue dejar nuestra casa propia y ahora vivir arrendados, hacer nuevas amistades, adaptarnos a un nuevo barrio, a un nuevo colegio y comenzar de cero”.
Proteger e impulsar los sueños de la juventud
Esta joven, con mucha determinación, decidió radicarse en Barranquilla luego de graduarse de bachiller en Cartagena. “Lo que más quería era salir adelante y continuar con la danza. Llegué a Barranquilla con mi maleta llena de ilusiones”, asegura.
‘Melody’ inició un tercer proceso de integración en su nueva ciudad, Barranquilla, dictando clases de refuerzo a niños y niñas, muy pronto conectó con una organización juvenil “5ta con 5ta Crew”, a través de UNICEF Colombia. Luego, el Programa Pa’Lante la llevó al a conocer el Centro Intégrate de Barranquilla.
En paralelo, ‘Melody’, reforzó sus conocimientos de danza en la Escuela Distrital de Arte (EDA) y empezó una carrera técnica laboral en Ejecución de Danza. Con mucha persistencia, a sus 19 años, también comenzó a dictar clases de ballet contemporáneo y urbano; a través del proyecto “Baila la Gente”, liderado por la gobernación del Atlántico, dictando clases a 80 niños, niñas y adolescentes dos días por semana mientras que, en el Centro Intégrate de Barranquilla, ofrece clases a los niños y niñas de la Loma Roja.
“Para mí el Centro Intégrate es un Centro de oportunidades y de ayuda; representa cultura y arte para nosotros los jóvenes, un lugar donde podemos bailar, aprender”, dice. El sueño de Melody es ser una artista ejemplar para todos los niños y niñas y, a través de su trabajo artístico, comprarle una nueva casa a su madre, esta vez en Colombia.“Sigan sus sueños y confíen en su talento y capacidad de lograr grandes cosas”, comenta en medio de su relato.
Centro Intégrate para los jóvenes
Para el coordinador del Centro Intégrate de Barranquilla Pablo Zuluaga, esta joven es un ejemplo por seguir para los jóvenes que llegan al Centro. “Los jóvenes representan alegría y motivación para seguir trabajando, ellos son esperanza para el Centro Intégrate, su integración da sentido a todo nuestro esfuerzo diario por ofrecer una ruta segura de integración a la población migrante, retornada y comunidades de acogida para una sociedad cohesionada”, dice y concluye señalando que, “todas y todos los jóvenes son un liderazgo de gran valor para el Centro, desde aquí continuaremos apoyándolos en sus sueños, facilitándoles herramientas que los empodere con oportunidades como agentes de cambio”.